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Latinoamérica

17 de diciembre del 2002

Luchas sociales en Latinoamérica

Ramón Cánovas
Rebelión

De los procesos de transformación social actualmente abiertos, el de Brasil con el triunfo electoral del PT de la mano del ex-sindicalista Lula, es del que más se está escribiendo en los medios de comunicación privados. Las mayoritarias organizaciones sindicales obreras en España (CCOO-UGT) demasiado atareadas en sus problemas cotidianos, apenas prestan atención al resurgir popular en Latinoamérica de una cierta ideología igualitaria y demandante de justicia social. Mientras que en Europa seguimos tan embobalicaos como hace cantidad de tiempo.
Por las informaciones que nos están llegando y los artículos de opinión sobre Lula y el PT en Brasil, soy de los que ven con pesimismo, que este proceso sea favorable a los intereses de las clases bajas en general. El tufillo que sueltan las informaciones que nos están llegando, es que podemos estar ante un engaño mayúsculo como ocurrió con los 14 años de gobierno del PSOE en España (82-96). Pocas cosas han hecho tanto daño y han sido tan negativas para la izquierda social, como la constatación de la fuerte unión de los intereses de esta socialdemocracia con los del mundo conservador de la economía de mercado.
Me sonrío cuando en algunos artículos de opinión se dice, que el triunfo de Lula da paso a una nueva situación en la que la vigilancia y presión de las fuerzas populares que le han aupado, le van a obligar a ir por el camino correcto. Eso también pensábamos en España desde la izquierda del PSOE, que nuestras críticas constructivas y presión les impediría realizar políticas conservadoras, y en todo caso, las deficiencias socialdemócratas darían paso a un apoyo popular para la instalación de un gobierno de izquierdas. Pero desde el 82 al 96, había que restregarse los ojos para creer lo que estaba sucediendo. Lo hicieron tan mal para la izquierda social, que les lavaron la cara e hicieron buenos a los herederos del régimen totalitario franquista (AP-PP). Aquellos gobiernos pusieron las bases y estilos, de toda la porquería mediatica y política que hoy padecemos. Y la reacción de la población, fue decantarse por un gobierno aún más conservador que lo que éstos representaban. El pueblo identificó izquierda con PSOE y éste con su mala gestión, por lo que la alternativa a lo que había fueron los herederos del franquismo pasados por el filtro de la democracia formal. De esta experiencia, salió dañada toda la izquierda en su conjunto.
Estos "socialistas" españoles son los que están apoyando en Venezuela al golpista Carlos Andrés Pérez. Y leo en la prensa que Felipe González, aprovechando el viaje a Brasil, aconseja a Lula que ponga en práctica la teoría que él aplicó en España: "Hacer la tarta para repartirla después" (El País, 22-11-02). La variante publicitaria expuesta en Río, de la misma idea es: "Que la pasión por repartir debe ir unida con la pasión por generar riqueza". El caso es que en España, ni hizo la tarta ni la repartió. Porque sabe muy bien que en la economía de mercado, la tarta siempre está por cocer. Ya que el sistema siempre tiene retos y necesidades nuevas que atender (necesidad de aumentar ganancias, plusvalía y explotación). Pero muchos de sus colaboradores no siguieron el consejo de esperar a la tarta y se apresuraron a llenarse los bolsillos ilícitamente, por si a la hora del reparto de los bienes del "Reino de los Cielos" no les llegaba lo suficiente.
El discurso que Lula hace a los sindicalistas brasileños (El País, 28-11-02) mire usted por donde, se parece demasiado al que está haciendo Blair (El País, 26-11-02) otro socialdemócrata, a los huelguistas ingleses. Ya se sabe: menos cuentos de reivindicaciones y huelgas y más producir. Podemos estar de acuerdo cuando se diga a cambio de qué. En España, moderación salarial. A cambio ¿va a impulsar usted una reforma democrática de la administración pública? ¿Va a poner legalmente coto al despido libre? ¿Va a modernizar la inspección laboral en las empresas privadas? Lo que no se puede es dejarlo todo como está, empeorarlo un poco más (abaratando el despido libre) y encima, porque nos llamamos "socialistas" pedir moderación salarial. A otros con ese cuento. Y es que los discursos de las burguesías salvando las distancias y los ropajes, se parecen como gotas de agua. En la época de la tarta en España, en China, Den Sioux Ping, decía aquello del gato: "Blanco o negro que importa si caza ratones". Es el eterno discurso interclasista competitivo del mundo conservador: hay que competir, hay que cazar, hay que mejorar, hay que crear la tarta, el reparto vendrá en el indefinido Reino de los Cielos. Que curioso que llegado el momento de la verdad, tantos aparentemente diferentes, en realidad se parezcan tanto.
El tufillo que me da todo lo que está ocurriendo en torno a Lula, es que va a estar más cerca de Felipe González, Carlos Andrés y el actual PS chileno, que de Salvador Allende, o del proceso venezolano que encabeza Chávez. Me gustaría equivocarme, pero es un presentimiento nacido de la experiencia de lo que ocurre por comportamientos similares.
En Venezuela, es inadmisible la total impunidad con que las fuerzas golpistas están actuando. ¿Alguien se imagina en una plaza de Madrid a un grupo de militares instalados pidiendo un golpe de estado sin que se les arreste por incitación a la rebelión? Y es inadmisible el silencio que está habiendo en la izquierda social en todo el mundo. Está claro que el paquete de leyes que han dado paso a la confrontación actual, son antiglobalizadoras. Siendo esto así, ¿Qué hace el nuevo movimiento antiglobalizador al que tanto les gusta viajar, que no convocan en Caracas actos de apoyo a un proyecto que está solo y resistiendo a todas las argucias del poder mundial conservador? Podemos estar llenos de dudas respecto a Chávez, pero ¿Acaso no se les vio la cara de lo que representa la oposición en las pocas horas en las que triunfó el golpe?. Es cierto que hay mitos engañosos para la izquierda como Evita Perón, o como si ahora en España, la propaganda quisiera hacer de Ana Botella, esposa del actual presidente del gobierno español, a alguien preocupada por los sufrimientos de las clases bajas. Pero el caso que nos ocupa de Venezuela nada tiene que ver con la propaganda. Los proyectos de leyes que hay en juego, son un peligro para los intereses de las elites conservadoras; y ellos lo tienen claro. Para mí, actualmente en Venezuela, es el único lugar donde hay abierta una confrontación de intereses de clase y donde realmente se están poniendo en práctica medidas antiglobalizadoras. Por lo que no es de recibo, que la izquierda social en el mundo esté tan callada. Y también lo decía en un anterior artículo: Cuando ellos lo tienen tan claro, ¿porqué nosotros dudamos tanto?.
Otra buena noticia la hemos tenido en Ecuador, donde Lucio Gutiérrez apoyado por una coalición electoral izquierdista semejante a la de Venezuela, ha obtenido el triunfo, y esperemos, que pronto se demuestre que no defraudan las esperanzas de conseguir altas cuotas de justicia social. Además, el ejemplo de Venezuela y Ecuador junto con Cuba, puede animar a Lula a ir por el camino de las reivindicaciones populares. Parece que a los golpistas conservadores y socialdemócratas pro-norteamericanos se les va acumulando el trabajo en Latinoamérica.
Es una vergüenza nuestra incapacidad organizada de reacción en Argentina y nuestra parsimonia en España. Deberíamos de aprender algo abandonando pequeños intereses de grupusculos, construir un programa radical de mínimos democráticos, y tratar de sobrepasar al bipartidismo conservador (PP-PSOE) que se nos ha instalado.