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Latinoamérica

La crisis en Venezuela:

Un laboratorio de la lucha por el poder

Julio Fermín ALAI-AMLATINA

La crisis política en Venezuela llegó a su quinto día consecutivo con un desenlace parcial y trágico de por lo menos tres muertos y casi 20 heridos en la Plaza Altamira de Caracas, en sucesos confusos, cuyos autores han sido detenidos por la policía municipal. Este hecho es la culminación de una espiral de violencia iniciada desde el año pasado, al mismo tiempo que la Mesa de Negociación y Acuerdos, facilitada por el secretario general de la OEA, César Gaviria, tiene una semana de paralización debido al desarrollo de un paro parcial de las principales actividades del país.
Se repite el guión de abril Transcurridos casi 8 meses del golpe de estado de abril, una cadena repetitivos van develando un plan para crear el caos, promover la renuncia del presidente de la república, Hugo Chávez Frías, la convocatoria a elecciones inmediatas o la intervención de Venezuela por un país extranjero (un ex dirigente sindical se permitió convocar a los cascos azules a que intervinieran el país).
Esta vez, la estrategia de los opositores incluyó un paro cívico que se inició el lunes 2 de diciembre, convocado sin duración estimada y un soporte mediático impresionante con las emisoras de televisión privadas, transmitiendo más de 18 horas al día, exclusivamente, todas las acciones opositoras a nivel nacional.
Mientras tanto, en vista de las pocas posibilidades de paralizar el comercio y las industrias básicas, el foco de los opositores ha sido la planificada paralización de la neurálgica industria petrolera, especialmente el suministro de gasolina y las exportaciones petroleras mediante el fondeo de buques tanqueros en las aguas del Lago de Maracaibo y los principales puertos del país. Simultáneamente, la crisis ha transitado sin que las gestiones del secretario general de la OEA, César Gaviria, puedan lograr alguna negociación y acuerdos debido a la excesiva polarización de los sectores más radicales de ambas partes. La participación del sector militar, previamente calculada en abril, no tuvo la misma beligerancia en esta ocasión.
El "paro" Cívico Se trata de la cuarta iniciativa de paralización en lo que va de año, y los medios señalan que este paro es el más largo de la historia de Venezuela. Sin embargo, la paralización ha sido parcialmente exitosa Cabe recordar que más del 50% de la población trabajadora lo hace en la economía informal, un 15% son empleados públicos y otro número importante labora en otras empresas públicas.
Durante todo el año, estos intentos de paralizar el país paros han sido posibles sólo gracias a una inusitada alianza de las cúpulas empresariales y sindicales. En el caso de la primera, el líder de la patronal fue uno de los firmantes del acta que consolidó el golpe de estado de abril. En el segundo caso, el líder laboral no ha sido reconocido por el gobierno debido al inmenso fraude cometido en las elecciones sindicales.
Del mismo modo, el tercer factor de los opositores conformado por los partidos políticos y un grupo de organizaciones no gubernamentales reunidos en la "Coordinadora Democrática" han contribuido a conformar una especie de "matriz ideológica" que proyecta hacia las masas y la opinión pública nacional e internacional que se está luchando contra un gobierno dictatorial, cuestionando una institucionalidad que ayudaron a construir con la aprobación por referéndum popular en 1999 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Durante los últimos meses los canales de TV proyectan videos y películas que hacen referencia a los sucesos en Polonia, Yugoslavia, Chile y Cuba, buscando paralelismo con las luchas sociales para derrocar a dictadores. Al mismo tiempo, es repetitivo el argumento de los opositores acusando al gobierno de implantar un "castro-comunismo" en Venezuela.
Sin embargo, estos factores al igual que las organizaciones cercanas al gobierno, padecen de un mismo mal: la debilidad del tejido social y organizativo, así como el fenómeno de no poder controlar masas o grupos radicales que en varias ocasiones se desbordan y no necesariamente responden a los liderazgos existentes. Ambos factores se han simplificado en bandos: oficialismo y oposición, mermando su racionalidad para asumir un problema clave: enfrentar la exclusión social que caracterizó las últimas décadas y que mantiene en niveles de pobreza a más de dos tercios de la población, mediante el desarrollo de una democracia participativa.
El Petróleo arma estratégica Como en abril, la industria petrolera ha sido considerada el foco importante para poder precipitar una crisis que también implique a la comunidad internacional. Esta empresa que es una de las mayores del mundo tiene 45.000 empleados y exporta unos 2.300.000 barriles diarios de crudo, exportando cerca de una sexta parte del crudo que importa EEUU. De ahí que la variable internacional está presente junto a personajes de la vieja política tales como el ex presidente Carlos Andrés Pérez y el expresidente de la petrolera Luis Guisti (dueño de algunos buques en paro), quienes han sido sorprendidos girando instrucciones o haciendo recomendaciones a líderes opositores locales.
La estrategia ha progresado lentamente, desde finales del año pasado, mediante la alianza de los opositores con la alta gerencia quienes han simpatizado con procesos de privatización de la industria y se han rebelado contra la junta directiva de PDVSA, al mismo tiempo que desarrollan una militancia gremial y política. En esta oportunidad, se comenzó por el personal de la Marina de la petrolera, luego los centros de abastecimiento y distribución de gasolina, y finalmente se ha llegado a la paralización parcial de las refinerías que han restringido las exportaciones en aproximadamente un millón de barriles.
La dimensión mediática de la crisis Los venezolanos, afectos masivamente al medio televisivo, viven desde hace más de un año, en condiciones de extrema tensión debido a la permanente confrontación que reflejan los medios de información. Hasta tal punto que especialistas han denunciado la amenaza seria en la normalidad de las vidas, trabajos y salud mental de la población. Los medios se hacen parte de la confrontación, incluyendo a la TV oficial que debe luchar contra 5 televisoras privadas, amplificando la intensidad de comportamientos agresivos, su extensión a amplias capas de la población. Los propios periodistas asumen posiciones de intolerancia fuera de todo control.
Sin embargo, este derecho a la información y el deber de informar son manipulados descaradamente en momentos críticos.
Ocurrió en abril cuando el silencio informativo predominó en los días de la recuperación del poder por parte de Hugo Chávez. Y volvió de nuevo a hacerse presente los dos primeros días del "paro" cívico. Ahora más que nunca los medios, más allá de informar, se han convertido en los auténticos sujetos políticos que han sustituido a los partidos políticos. Basta observar la forma en que promueven reiteradamente los llamados a las manifestaciones opositoras y se convierten e jueces de los acontecimientos. Tal como lo señala el Capítulo venezolano del Observatorio Global de Medios "...la manipulación de los medios ha llevado a grandes grupos de ciudadanos a perder la capacidad de percibir en su justa medida los acontecimientos nacionales y los está impulsando a asumir comportamientos que atentan tanto contra su propio equilibrio psicológico como contra la seguridad de otros ciudadanos...".
En sus mediciones y análisis señalan "la tergiversación de los hechos, ocultamiento de datos y referencias, manipulación de las declaraciones, desbalance en la escogencia de las fuentes y una permanente tendencia a presentar el desarrollo de los acontecimientos desde una perspectiva tendenciosamente apocalíptica... este comportamiento de los medios masivos implica que se está buscando generar una matriz de opinión y de comportamientos proclives a aceptar como válidas las más peligrosas decisiones políticas cuyas consecuencias, para la preservación de la paz social y la convivencia ciudadana, son impredecibles...
Acción local y proceso global La situación venezolana actual no es un problema exclusivo de nuestro país, ya que afecta y es también determinada por fuerzas e intereses internacionales. De hecho hasta ahora la crisis no ha podido ser abordada utilizando referentes anteriores. A pesar de los continuos llamados a activar la Carta Democrática, no se trata de la misma situación de Perú, debido a la plena legalidad y legitimidad del gobierno. Al mismo tiempo, debido al equilibrio de fuerzas entre las partes no resulta sencillo conducirse hacia un cambio radical.
La plataforma denominada "Diálogo por la Inclusión Social" señala que "La forma en que sea superada la actual crisis en Venezuela tendrá sin duda hondas repercusiones en la región y es por ello que hacemos un llamado a los distintos gobiernos, organizaciones sociales y organismos internacionales de vocación democrática para que apoyen abiertamente el esfuerzo que se realiza en la Mesa de Diálogo, Negociación y Acuerdos".
A estas alturas, la salida de un acuerdo político, aunque luce improbable, es quizá la salida más inteligente para no mover el país hacia un nuevo ciclo autoritario como el de mediados del siglo pasado.