11 de diciembre del 2002
Chile: Redada político-judicial contra la Coordinadora Arauco-Malleco
El objetivo final somos todos...
Pedro Cayuqueo
Kolectivo Mapuche Lientur
El Ministerio del Interior, a través del subsecretario de la cartera
Jorge Correa Sutil, ha solicitado a los tribunales de justicia de la Novena
Región procesar a los miembros de la Coordinadora Arauco-Malleco detenidos
en Temuko en virtud de aquel engendro de la seguridad nacional pinochetista
denominado como Ley Antiterrorista. Se trata, por cierto, de la crónica
de una persecución política anunciada, ante la cual todas aquellas
discusiones de carácter jurídico y legal respecto de la pertinencia
o no del uso de determinado cuerpo jurídico o de las características
de los delitos cometidos por los hermanos detenidos carecen ya de total importancia.
Asistimos, por el contrario, a una decisión de seguridad nacional de
profundas connotaciones políticas, como lo fue, por ejemplo, cuando el
año 1990 se oficializó la creación de la Oficina de Seguridad
Pública, con el objetivo inalterable de combatir a quienes el Estado
consideraba por aquellos años como sus mayores enemigos políticos,
aquellas agrupaciones armadas de ultra izquierda a quienes calificaba de la
peor forma posible ante los medios de comunicación («terroristas», «violentos»,
«extremistas»...) y quienes, sin embargo, insistían en reclamarle en
su cara una transformación radical del sistema democrático chileno
en beneficio de la mayoría de los sectores populares excluidos del famoso
pacto de la transición.
Nuevamente hoy, a doce años de retornada la democracia a país,
las autoridades de gobierno deciden embestir políticamente a través
de los tribunales de justicia y todo su aparataje represivo en contra de un
sector político -en este caso mapuche- que cuestiona tanto su institucionalidad
opresora como aquellos intereses de todo orden que se han ido consolidando con
la venia gubernamental al interior del maltratado territorio histórico
de nuestro pueblo.
La respuesta a la pregunta de si el Estado chileno persigue a un determinado
sector del movimiento mapuche por su pretendido carácter violento o porque,
en realidad, defiende derechos que le han sido negados históricamente,
ofrece muchas pistas para conocer las verdaderas intenciones del ejecutivo chileno
en la persecución actual en contra de la Coordinadora. ¿Se trata de evitar
la violencia mapuche en la zona sur o de obstaculizar el trabajo político
a quien pretende superar el sacrosanto estado de dominación neocolonial
vigente y apostar por la reconstrucción de la utopía del país
mapuche?.
La respuesta resulta a todas luces evidente. Más aun si constatamos que
a la luz de los hechos investigados por los tribunales de justicia en los últimos
meses, la supuesta "violencia terrorista" de la Coordinadora no ha pasado de
ser una legítima reacción de las comunidades frente a las constantes
agresiones y atropellos de que han sido víctimas por parte de guardias
forestales, grupos paramilitares y la ya reconocida prepotencia de las fuerzas
policiales. Prepotencia que, digámoslo con todas sus letras, ha adquirido
ribetes de terrorismo de estado en las últimas semanas con el asesinato
hasta ahora impune del joven comunero de Ercilla, Edmundo Lemún.
En los hechos, la tan comentada escalada de violencia de la que se acusa a los
miembros de la Coordinadora no ha dejado de ser un legítimo ejercicio
de autodefensa, derecho humano fundamental tanto en este como en otros sistemas
jurídicos y que por lo demás se ha manifestado mayoritariamente
con métodos artesanales y no precisamente haciendo gala del profesionalismo
propio de los denominados grupos "terroristas" que tanto parecieran atemorizar
al gobierno, la clase política y los empresarios nacionales y extranjeros.
¿Qué es lo que se esconde entonces tras esta espectacular persecución
político-judicial?. Simplemente la necesidad del gobierno por desarticular
una organización mapuche que -más allá de sus particulares
métodos de lucha y estrategias de construcción político-social-
apuesta concretamente a la generación de un discurso y una práctica
mapuche de corte autonomista y revolucionaria. No son los únicos, claro
está, otras agrupaciones mapuches también levantan y construyen
desde sus propios espacios de acción discursos y prácticas que
tienen como norte la reconquista de derechos políticos y territoriales
por parte de nuestro pueblo, pero sin duda es en la Coordinadora donde aquella
lógica de reconstrucción nacional adquiere ribetes de "peligro
público" para las autoridades.
En cualquier caso, no cabe ni la menor duda de que cualquier formación
autonomista mapuche, llámese Coordinadora, Identidad Territorial o Frente
por la Liberación, será ilegal de ahora en adelante a los ojos
de la legislación y el ordenamiento jurídico chileno, lo que,
en primera instancia, retrata claramente el carácter neocolonialista
de dicha legislación y desmiente, por otro lado, aquello de que toda
aspiración política justa es defendible en el marco de la legalidad
y los estrechos márgenes del sacrosanto estado de derecho. Esto quedará
más que demostrado toda vez que aquellas organizaciones mapuche autonomistas
como el Consejo de Todas las Tierras, la Identidad Territorial Lafkenche o la
Identidad Territorial Nagche rompan de manera paulatina relaciones con el Estado
o, dejando sectarismos nefastos y afanes de protagonismo de lado, sean capaces
de confluir en un referente o movimiento político mayor con las mismas
características y con pretensiones de poder y no precisamente de administración.
Independientemente de lo digan o dejen de decir las instituciones del Estado
chileno, ¿es ante los ojos del movimiento mapuche en general el de la Coordinadora
un proyecto político ilegítimo?. Por supuesto que no. Tan solo
se trata de la primera organización mapuche de este nuevo siglo y con
reivindicaciones nacionalitarias que ha sido declarada ilegal y perseguida por
la maquinaria colonialista del Estado chileno. A comienzos de la década
de los noventa le correspondió el turno al Consejo de Todas las Tierras,
quizás la primera organización mapuche en plantear de manera pública
el derecho de los mapuche a su autodeterminación nacional. Mañana,
créanme que nos tocará el turno a cada uno de nosotros.
* El autor es dirigente universitario mapuche.
Sitio web: http://www.nodo50.org/kolectivolientur
Email: kolectivolientur@hotmail.com