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Latinoamérica

Al enemigo no se lo corre de atrás

Carlos Revello / RODELU

¿Quién sigue los sucesos venezolanos a través de la prensa grande?
-Nadie, mucho menos después de los papelones que hicieron –del 11 al 13 de Abril- todos los grandes medios "serios", inclusive, la "imparcial", flemática y británica BBC.
Con la televisión la historia es diferente, está ahí, pero, en general, el público ha aprendido a desconfiar del mensaje que generalmente se lanza. La gente sabe que los medios privados falsifican la verdad y, cuando se trata de situaciones en los cuales el interés de "la libre empresa", o la "globalización" está en juego son abiertamente parciales. Múltiples son los testimonios que corroboran esta verdad.
Son, creemos, algunas puntualizaciones que conviene tener presentes.
Otro aspecto nada desdeñable en la cuestión, es preguntarse ¿dónde están las simpatías populares en el caso venezolano, tanto entre la inmensa mayoría de América Latina, como en Europa? (No mencionamos Asia, porque allí, obviamente, en vista del panorama de guerra generalizada, la atención está en los problemas del propio continente)
-La respuesta en este caso es sencilla: Están con el pueblo venezolano y su gobierno legal. Venezuela abrió, nuevamente, el camino en América Latina. Es un precursor, de los fenómenos politicos que contemplamos, tanto en Brasil, como en Ecuador y también –posiblemente- en Uruguay, proximamente.
Señalar estas cuestiones previas, abre paso a una tercera inmediatamente pertinente ¿sospecha o no la opinión pública mundial que detrás de la agitación de la oposición venezolana está el respaldo de los intereses del Departamento de Estado norteamericano?
- La respuesta es, obvia, a la luz de las manifestaciones que recorren el mundo occidental contra la guerra en Irak por el petróleo. No hay nadie que ignore que siendo Venezuela un productor importante del petróleo mundial y siendo el mercado norteamericano dependiente del petróleo venezolano, el actual curso político de la administración Bush y sus reaganistas "resucitados" está de todo corazón por las soluciones "a lo Reagan" en el caso Venezuela.
Planteada así la cuestión, hay un cuarto factor a agregar.
Desde el 11 de Abril, a mediados de octubre y a la "huelga" actual, el monopolio que tenía la "contra" venezolana ha sido jaqueado. Después del 11 de Abril se abrió curso a una voluntad periodística-testimonial del pueblo venezolano muy superior a lo que estábamos acostumbrados. Leíamos -después del 11- un artículo de Poleo (padre) sobre ciertos "calzoncillos" y nos quedábamos asombrados de que este pobre mozo fuera una "pluma" de la derecha venezolana. El triste mozo, éste, es un plumerillo de fonda. Pero la prosa que surgió durante y después, marcó el momento de una ruptura con el monopolio de la derecha venezolana. Todas las páginas web, (no podemos incluir las radios y la televisión alternativas) dieron muestra de que se alberga algo más que una simple voluntad de cambio. Cartas, artículos, testimonios, documentos fotográficos, le dieron la pauta al mundo de los tremendos talentos que existen al seno de la sociedad venezolana. Venezuela, periodísticamente hablando, no está aislada ante el mundo. Ni aislada, ni la visión de los sucesos venezolanos, monopolizada por las cadenas.
No puede decirse, tampoco, que no ha habido movilización popular. La ha habido y esa movilización popular al lado de una política del gobierno seria, tolerante, ha servido para neutralizar una franja importante de la oposición, ciertos sectores de sus clases medias.
Dentro, sin embargo, de esa situación hay un sector de la oposición que es irreductibe y facciosa.
Estamos en una situación, entonces, en la que hay que golpear. Se ha ganado todo lo que era posible ganar por el diálogo y la tolerancia, pero nos acercamos al límite en cual la tolerancia y los prejuicios democráticos (el enemigo no los tiene) pueden convertirse en una traba. Peor, aún, fortalecer sus intentos, ponerles viento en las alas.
Un petrolero trancado –como facón de hombre malo- se toma por asalto con tres helicópteros artillados y dos pelotones de los cuerpos especiales. Al capitán despues se le larga al pueblo liso y llano para que haga justicia perentoria.
¿Que espera la inmensa mayoría e inclusive la oposición? Espera que el Gobierno diga Basta!!!
Un gobierno es antes que nada una alternativa de conducción. Para los partidarios y para los opositores.
Y ahora es el gobierno el que debe decir una cuestión sencilla. Aquí se acabó "el jabón". Aquí, si tenemos que llegar a una crisis internacional –inclusive con los Estados Unidos- por defender Venezuela, su pueblo y los recursos naturles propios, estamos dispuestos.
Nadie va a poder negar que ha existido tolerancia y voluntad democrática. Nadie puede negar que en Venezuela se le ha dado ejemplo al mundo de paciencia y voluntad de diálogo. Pero llegó el momento de hacer hablar la firmeza. De que no se confunda nadie.
Ni los cuervos pedofílicos de la sotana, ni los generalitos gorditos, ni los burgueses venezolanos. Quieren garrote, y bien, "les vamos a dar más palos que besos les dió su madre".
Toda vacilación ahora, exaspera a nuestros partidarios, les hace perder confianza y envalentana a los facciosos. Y así no puede ser.
El Gobierno venezolano tiene un deber primero que es con su pueblo. Con la voluntad expresada en más de una elección y plesbicito.
El 11 se dejó pasar esa oportunidad. El 13 cuando el pueblo estaba en la calle y movilizado y habia prendido fuego Caracas, Chávez tomó el crucifijo y dijo muchas cosas que nos parecieron entonces una sarta de tonterías (con todo respeto por el compañero presidente). Quizás lo sorprendieron los extremos a los que puede llegar la bajeza y la traición, quizás –todo hace pensar que es un espíritu generoso- pretendió buscar los atajos necesarios. Muy bien, vaya y pase, no somos nosotros los que debemos dedicarnos a criticar a un presidente electo por la voluntad aplastante de todos los venezolanos. Pero nos sigue pareciendo que entonces, perdió la oportunidad de poner la casa en orden y fundamentalmente limpiar la administración, los ministerios, los servicios, las alcaldías y gobernaciones. A la contra, -toda la experiencia dolorosa, reciente y actual en América Latina lo muestra- no la conmueven las palabras y mucho menos los gestos. Siguieron conspirando, siguieron fugándose, siguieron llamando a la insurrección.
Lo sabe el mundo entero –no solamente la opinión pública venezolana.
Chávez es un militar, sabe perfectamente -mejor que otros- lo que es la violencia. La violencia desencadena en los hombres lo peor de los rasgos de la especie. Pero la violencia es también, un componente de la vida social. Chávez es, también, bolivariano. Sabe entonces bien que para todos los precursores hubo momentos en los que tuvieron que emplear la violencia. Al tema no fueron ajenos ni Bolívar en el norte de Latinoamérica, ni Artigas en el sur.
Si se quiere estar a la altura de los precursores entonces, hay que estar dispuestos a bajar la mano fuerte tajante, perentoria y... brevemente. Se golpea porque es necesario. Llegó en Venezuela el momento en que "hay que hacer tronar el escarmiento".

5 de diciembre de 2002
Carlos Revello
carlos.revello@chello.se