Lucio Gutiérrez ante grandes desafíos para dirigir a Ecuador
JULIO FUMERO, QUITO, PRENSA LATINA
Ecuador entra en una nueva era, la de un presidente que quiere gobernar a favor
de todo el país, pero principalmente los desposeídos, con retos
nada fáciles por el lastre de tantos años. Lucio Gutiérrez
fue electo, en un camino lleno de esfuerzos como él mismo dijera y agregara
que ahora viene lo más difícil.
Cuando el 15 de enero de 2003 se posesione del Palacio de Carondelet iniciará
su gestión por materializar los cuatro puntos básicos planteados
en su plan de campaña, del cual pone siempre el mayor énfasis
en el combate a la corrupción.
Para ello propone "la despolitización y fortalecimiento de las instituciones
democráticas ecuatorianas con el fin de lograr una verdadera institucionalización,
una democracia auténtica".
Reducir la pobreza es otra de sus metas, y en ello priorizará las inversiones
en salud y educación, así como en crear fuentes de trabajo en
sectores como lo agropecuario, turístico y minero.
También plantea el tema de la seguridad, en sus aspectos jurídico,
ciudadano, ambiental y alimentario.
Por último menciona el mejoramiento de la competitividad de la nación
y poder bajar el índice de costo país.
En este acápite el plan incluye reducir las tasas de interés,
importar tecnologías, bajar algunos impuestos, mejorar los servicios
y hacer decrecer el tiempo de duración de los trámites burocráticos,
administrativos y judiciales.
Tras la victoria de Gutiérrez este 24 de noviembre en las urnas, surgen
muchas interrogantes, varias de ellas relacionadas con la actitud futura de
los partidos tradicionales y otras fuerzas.
El presidente electo hizo un vehemente llamado a una concertación nacional,
que ecuatorianos de todas las tendencias se unan al mismo carro para trabajar
por el bien del país, y aseguró que no necesita alabanzas sobre
el nuevo estilo de gobernar que quiere implantar, sino crítica constructiva
para ser mejor.
No obstante, los analistas le auguran una ardua tarea enfrentado a un nuevo
Congreso dominado por los partidos que resultaron los grandes perdedores en
la primera vuelta electoral, el 20 de octubre, los que siempre se repartían
el poder.
Se espera una férrea oposición de los social cristianos, primera
fuerza en el Legislativo, según los resultados de los comicios, y entre
quienes será nombrado el titular de ese poder.
Pero Gutiérrez, quien mostró un gran aplomo al recibir su victoria
y contestó sin titubeos a cuanta pregunta le hicieran sobre el futuro,
tampoco se amilanó ante la perspectiva de encontrarse con un muro de
contención en el Parlamento a la hora de dictar medidas.
El ex coronel prefiere no mencionar la palabra pacto para referirse a las conversaciones
que dice llevará a cabo con los partidos representados en el Congreso,
sino que habla de compromisos en pro de una nación más digna.
En el orden económico tendrá que pasar rápidamente a la
acción cuando haya asumido el poder y los retos se plantean en varios
frentes, sobre los cuales los expertos ya comienzan a exponer sus consideraciones.
Mencionan que la imperiosa necesidad de recursos financieros "pasa por un acuerdo
con el Fondo Monetario Internacional (FM", que permita pagar el servicio de
la deuda externa en el primer trimestre de 2003, y ello requiere de reformas
mantenidas en espera hasta ahora.
Durante este año, y después de seis meses de negociaciones, quedó
estancado un segundo acuerdo "stand by" con el FMI y al nuevo mandatario le
toca retomar los diálogos.
Pero tanto Gutiérrez como sus principales asesores en esta esfera han
advertido que no habrá ajustes ni reformas, sino que a las conversaciones
llevarán propuestas que no impacten negativamente en la población.
En cuanto a la dolarización, esquema monetario inflexible, el presidente
electo mencionó que es una "herencia dolorosa", pero afirma que se mantendrá
y fortalecerá.
Para seguir adelante con ella se necesitan dólares, que únicamente
entran al país mediante exportaciones, inversiones o por deudas, dicen
los especialistas.
Y añaden que ello implica una política de apertura, de modernizar
el aparato público y emprender reformas estructurales.
El mejoramiento de la competitividad planteado como objetivo básico en
el plan de gobierno requerirá de un gran esfuerzo, dado que la posición
del país no es la mejor.
Análisis sobre este tema recuerdan que el último informe del Foro
Económico Mundial, de septiembre pasado, ubica a Ecuador en el lugar
73 entre 80 naciones en cuanto a competitividad macroeconómica, así
como en el lugar 77 en el índice de productividad.
En referencia al presupuesto con el que contará el próximo gobierno,
los expertos dicen que tiene poco margen de maniobra, pues existen gastos fijos
por cuatro mil millones de dólares que absorben todos los ingresos del
Estado.
La masa salarial de la burocracia -continúan- bordea los dos mil millones
de dólares y para pagarla se deben utilizar los ingresos por impuesto
al valor agregado y el 60 por ciento del de la renta.
Sumando toda una serie de erogaciones pendientes hasta el último día
de este año, calculan la necesidad imperativa de efectivo en cinco mil
800 millones de dólares.
Otro de los análisis es el referido a la desocupación, cuya evolución
aseguran que es incomprensible si no se relaciona con la migración de
ecuatorianos.
Como la salida de mano de obra calificada en grandes cantidades redujo la productividad
del trabajo en algunos sectores, la nueva administración tiene pendiente
no sólo la creación de condiciones para aumentar el empleo, sino
también fomentar la capacitación para elevar aquel índice.
Igualmente los especialistas recuerdan que las exportaciones son uno de los
puntales para mantener una economía local estable, pero la inexistente
política de crédito productivo y de incentivos para exportar generó
un estancamiento y reducción de las ventas no petroleras.
Así, en resumen, se presenta el panorama para el arranque del gobierno
encabezado por Lucio Gutiérrez.
Sin embargo, el ex coronel llega a esta etapa de su vida convencido de poder
hacer más en retribución a esa gran masa de indígenas,
campesinos y trabajadores que le dieron su apoyo para llegar al poder.
El autor es Corresponsal de Prensa Latina en Ecuador.