1 de diciembre del 2002
Chile: Las dos respuestas que EE.UU entregó en el caso Horman
Mercedes Castro
PrimeraLínea
El Departamento de Estado norteamericano envió dos comunicaciones
formales al ministro Juan Guzmán con detalles de los interrogatorios
a que fue sometido Henry Kissinger. Los documentos conforman una suerte de declaración
prejudicial en la que el ex hombre fuerte del gobierno de EE.UU asegura tener
antecedentes posteriores de la muerte de Charles Horman y se encierra en el
olvido cuando las preguntas comprometen el rol de su gobierno en el asesinato
del periodista.
El extenso exhorto que despachó el ministro de fuero Juan
Guzmán al ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger ha surtido
frutos parciales con el arribo de dos respuestas que se asemejan a declaraciones
prejudiciales. En ellas, el Departamento de Estado entrega señales sobre
la muerte del periodista Charles Horman e incluye contestaciones del propio
Kissinger en las que asegura conocer antecedentes sobre el deceso del profesional
extranjero y olvidar otros aspectos.
La respuesta llegó a manos de Guzmán en momentos que la Corte
Suprema ordenó la reorganización de las causas, traspasando el
caso Horman al ministro Jorge Zepeda. Apenas recibió los expedientes,
el juez ordenó la traducción de la primera comunicación
y a los pocos días recibió una segunda que también fue
verificada por peritos.
De este modo se ha demorado la entrega de antecedentes al punto que se estima
que podría recibirse un nuevo documento. Fuentes vinculadas al proceso
detallaron a Primera Línea los datos principales que recogen estos escritos.
En primer lugar, el Departamento de Estado precisa que existe "información
fundamental e importante" que conocía el organismo sobre la muerte de
Charles Horman, la que se obtuvo por medio de los archivos desclasificados.
Se aclara que existen cerca de doce mil documentos que versan sobre el caso,
todos los cuales se encuentran en Chile. Sin embargo, la respuesta no es clara
a la hora de señalar si existen otros documentos que aborden el asesinato
del periodista y que aún no hayan sido desclasificados.
También el organismo estadounidense cita a declarar a diferentes personeros
del gobierno norteamericano que son requeridos por el exhorto. La carta rogatoria
de Guzmán no sólo se refiere a Kissinger, sino que incluye una
serie de diligencias, entre ellas interrogatorios a otros funcionarios del gobierno
de la época.
Estos últimos afirman que tuvieron antecedentes del caso sólo
por medio de información residual que manejaron a través de la
Embajada de Estados Unidos con sede en Santiago, y sobre este punto existe un
antecedente, pues el propio Kissinger -interrogado por el Departamento de Estado-
confirma su conocimiento del caso.
Precisa que tuvo información "inmediata" de lo acaecido por Horman y
que estos antecedentes los obtuvo por medio de la sede diplomática. Al
momento de ser consultado por detalles del caso, de la muerte de Horman y las
personas que pudieron tener antecedentes previos a los hechos del Estadio Nacional
-lugar donde fue visto por última vez- el ex personero de gobierno recurre
al olvido. Así, Kissinger nada aclara sobre las investigaciones que realizaba
Horman en los días previos al Golpe de Estado, su detención en
el estadio, las agresiones que sufrió por parte de efectivos del Ejército
vinculados al Servicio de Inteligencia Militar y el trabajo de la comunidad
de inteligencia.
En estos puntos medulares, el ex secretario de Estado recurre a la fórmula
del olvido y el desconocimiento, comprometiéndose sólo en los
antecedentes muy posteriores a la muerte del periodista, cuando ya el caso era
un secreto a voces y se comentaba en la trastienda cómo había
intervenido el gobierno extranjero en la muerte del profesional.
Tampoco arroja luces sobre los requerimientos que hizo Horman ante la embajada
de su país por los contactos entre Chile y Estados Unidos que propiciaron
el golpe del 11 de septiembre de 1973.
Al mismo tiempo, en la respuesta del Departamento de Estado quedan pendientes
diligencias vitales para el proceso, como la toma de declaración de dos
periodistas estadounidenses y un abogado de esa misma nacionalidad que conocieron
la suerte de Horman. Al respecto, el escrito simplemente señala que no
fueron habidas estas personas, pero no entrega detalles que prueben si realmente
se realizaron los peritajes para encontrarlos.
Las autoridades que respondieron la carta rogatoria concluyen señalando
que estas dos respuestas, por lo extenso de las mismas, son suficientes y no
es necesario esperar nuevos antecedentes de parte de la Corte Suprema de EEUU,
que es en definitiva quien debe revisar y realizar las diligencias requeridas
en el exhorto. El Departamento de Estado también señala que las
investigaciones deben avanzar en Chile, dejando ver la intención de olvidar
o excluir la participación de norteamericanos en estos ilícitos
de la dictadura.
Aunque la contestación no deja en absoluto conforme a los abogados querellantes
en la causa, Fabiola Letelier y Sergio Corvalán, constituye una primera
señal poderosa, una suerte de declaración prejudicial que estimula
a los juristas y al magistrado instructor del proceso para seguir adelante.
Hasta el momento, Henry Kissinger jamás ha comparecido ante los tribunales,
de ahí que se aguarde que el exhorto arribe definitivamente a la Corte
Suprema de Estados Unidos, que sea acogido y se designe un ministro para que
realice los peritajes solicitados e interrogue definitivamente al ex hombre
fuerte del gobierno estadounidense.
En tanto, se aguardan las primeras diligencias del juez Zepeda que se centrarán,
a diferencia de su antecesor Guzmán, en la muerte de Horman y no tanto
en las víctimas del Estadio Nacional.
Además, falta por transcribir una serie de videos que recogen pesquisas
del ministro Guzmán, antecedentes que podrían ayudar a la investigación
que ahora sustancia Zepeda, magistrado que es reconocido en los tribunales por
su agilidad para conocer causas, dictando rápidamente autos de procesamiento.
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