Las tres batallas de Lula
(*Modesto Emilio Guerrero)
Este primero de noviembre comenzó un capítulo clave en las relaciones
comerciales y políticas del Mercosur. En Quito, capital de Ecuador, Los
ministros, comisiones y representantes sectoriales del Acuerdo de Libre Comercio
de las Américas, ALCA, abrirán una nueva etapa en las negociaciones
que comenzaron en diciembre de 1995 y se pretende que culminen en el año
2005, con un hemisferio rediseñado de punta a punta.
Lo que no se esperaban los gestores y lobbystas del ALCA es que en el camino
de la acelerada negociación se cruzara el imponderable Brasil con un
partido como el que llevó a Lula a la jefatura de Estado.
Hace apenas 4 meses, en el Miami Herald, Robert Zoellick, Representante Comercial
de EE.UU. para América latina, declaraba: 'No veo peligro para las negociaciones
del ALCA. El proceso avanza con más dinamismo. Brasil no será
un obstáculo porque no está previsto un triunfo electoral del
sector anti ALCA, pero además, ese país tiene una política
exterior más estable, previsible' (25/7/02).
Además del error de cálculo en lo electoral, de este funcionario
norteamericano, es probable que también se equivoque en lo diplomático.
La previsibilidad brasileña en política externa no da garantía
absoluta para que Brasil sea una pieza favorable al ALCA. Desde el punto de
vista de la política interna, no está garantizado porque eso dependerá
de que la nueva base social del gobierno acepte. Esa será la primera
batalla.
Pero tampoco será fácil desde el punto de vista económico,
empresarial. Los más de 500 empresarios liderados por el industrial textil,
Alencar, ahora Vice de país, no son la sombra de viejos grupos capitalistas
vencidos por la globalización, ni un agrupamiento de desvencijados PyMes.
Alencar es el capitalista más fuerte en su ramo, detenta uno de los más
grandes capitales individuales del país y se sostiene en una estructura
muy amplia de empresarios que viven de dos mercados vitales: el interno y el
del Mercosur. Sobre ambos sostienen la cuadruplicación de la facturación
comercial que vivieron entre 2001 y 2002, según el Informe del mes de
agosto, emitido por la FIESP (Federación de Industrias y Empresas de
San Pablo).
Esta nueva realidad económica y política en Brasil, es lo que
explica la frase de un miembro de la representación de Venezuela a la
Reunión del ALCA en Quito: 'Brasil es como el cuco del ALCA, no sólo
a la gente no le gusta, es que tampoco a muchos empresarios'. Esa es la segunda
batalla. Esto no estaba previsto. Sus efectos sobre el continente serán
profundos e inevitables, aunque no los veamos de inmediato.
Entre las ilusiones y la realidad
Esta nueva etapa estará signada, quiérase o no, porque Brasil
tendrá un régimen cuyo soporte será un enorme partido de
base sindical y de clase media pobre como el PT (Partido dos Trabalhadores).
Su gobierno, presidido por Lula, simboliza para 70 millones de brasileños,
una ilusión de cambios profundos en lo social y económico. Una
de las ilusiones más inducidas por los discursos del emblemático
nuevo presidente de Brasil, es que el ALCA haría daño a la economía
nacional, al empleo, los precios internos y la soberanía nacional.
Correspondiente con eso, Lula se encargó de instalar en la conciencia
de millones que el Mercosur es el espacio natural y más conveniente para
su país y sus vecinos
territoriales. Esto, diseminado en centenas de discursos antes y durante la
campaña, dentro y fuera de Brasil, fue multiplicado masivamente por los
miles de propagandistas del PT y la CUT (Central Única dos Trabalhadores).
Sus más importantes sindicatos, gremios profesionales y estudiantiles,
además de diputados, dirigentes sociales e intelectuales de renombre,
sedimentaron una idea en Brasil: O ALCA é mau. Ese eco se difundió
tan masivamente y con tanta convicción, que provocó en 7 ciudades
las únicas movilizaciones que se conocen en Latinoamérica con
cientos de miles de participantes, contra el mentado proyecto hemisférico.
La de Río Grande do Sul, en agosto, reunió a más de 300
mil personas. El único país donde ocurre algo parecido en el continente,
aunque con menor cantidad de gente movilizada, es en la Venezuela chavista.
Allí está facilitado porque desde 1999, es política de
Estado la crítica al nuevo mercado que impulsa Norteamérica.
La tercera batalla
Aunque no está confirmado, se sabe que algunos representantes del lulismo
acompañarán a la Comisión de Brasil a la Reunión
de Quito. Es parte de las gestiones que lleva a cabo la Comisión de Transmisión
de Mando compuesta por 100 funcionarios.
Pero además, esa participación no oficial en la Reunión
de Quito, tiene un objetivo no declarado: gestionar la integración de
Brasil a la nueva Secretaría Ejecutiva del ALCA. Según el cronograma
original le corresponde asumirla a Argentina, pero ha trascendido que podría
ser compartida con su socio mayor en el Mercosur. Fuentes del lulismo sostienen
que 'es mejor darle la batalla desde adentro'.