Ecuador: Lucio Gutiérrez gana la presidencia
Sally Burch ALAI-AMLATINA
Con un margen de 8,7 por ciento de los votos válidos (54,35 contra 45,65, según los resultados oficiales preliminares), Lucio Gutiérrez fue electo presidente del Ecuador, el día de ayer, 24 de noviembre. El candidato ganador, quien asumirá la presidencia el próximo 15 de enero, reafirmó que su gobierno se formará sobre la base de la alianza que postuló su campaña, compuesta por el partido que fundó hace dos años, Sociedad Patriótica 21 de Enero (SP21) y el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik - Nuevo País (MUPP-NP).
El candidato rival, el empresario guayaquileño Álvaro Noboa del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN), heredero del imperio bananero Noboa y considerado el hombre más rico del país, perdió por segunda vez consecutiva como finalista en la segunda vuelta (en 1998 fue el contendor de Jamil Mahuad), no obstante una campaña populista, con gran derroche de gastos de su propio bolsillo, en la cual trató de explotar la rivalidad regional entre Costa y Sierra y de descalificar a su contendiente por el apoyo que recibió de un partido considerado radical.
El llamado al voto nulo de algunos sectores políticos, como también de un sector de intelectuales que se reivindican progresistas, al cual hicieron eco ciertos editorialistas, no tuvo mayor respuesta: el voto nulo no llegó al 11% del total emitido.
Para el movimiento indígena, que constituye el eje de Pachakutik, el resultado representa una gran realización a la vez que un reto importante. Formado en 1995, Pachakutik se ha ido afirmando en los últimos años en las administraciones locales a su cargo y con su presencia en el Congreso. Pero el resultado electoral actual no se puede entender sin la capacidad de convocatoria nacional que ha logrado la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), que con madurez ha sabido conjugar las acciones de rebelión y protesta con propuestas que van más allá de sus intereses sectoriales. Ahora el movimiento enfrenta el desafío de cómo traducir estas propuestas en programas y medidas, desde dentro del gobierno. Y no faltarán sectores de interés que traten de alejar al presidente de la base social que le llevó al poder.
Llamado a la convergencia Luego de conocer el resultado, el coronel (r) Gutiérrez lanzó un llamado a la conformación de una gran convergencia nacional y anticipó que otras fuerzas políticas, además que las de la alianza, podrían tener presencia en su gobierno.
Ratificó los cuatro ejes de su programa, que había dado a conocer en días anteriores, que son: el combate a la corrupción, a través de reformas; la reducción de la pobreza, con énfasis en la inversión en educación y salud y la creación de trabajo en los sectores no petroleros como el agropecuario, el turístico y la minería; el afianzamiento de la seguridad, en cinco áreas: seguridad social, ciudadana, jurídica, ambiental y alimentaria; y en el plano económico, el mejoramiento de la competitividad del país.
Para mejorar la competitividad, los cambios anunciados por Gutiérrez son, primero, mejorar los servicios, sobre todo el de energía eléctrica, invitando a los inversionistas nacionales o extranjeros para concesionar proyectos hidroeléctricos. Segundo, propone bajar las tazas de interés, mediante la rebaja de la inflación con austeridad fiscal y fomento a la producción; tercero, reducir algunos impuestos y cuarto, reducir los trámites burocráticos que desalientan la competitividad.
Para lograrlo, sin embargo, tendrá que negociar alianzas en el Congreso, donde SP21 y el Movimiento Pachakutik no tienen mayoría. Pues, si bien los partidos políticos tradicionales fueron los grandes perdedores desde la primera vuelta de las elecciones presidenciales, siguen predominando en el escenario parlamentario. El partido con mayor número de diputados es el social-cristiano (PSC), cuyo líder, el ex-presidente León Febres-Cordero, se perfila como próximo presidente del Congreso. Si bien el PSC no apoyó oficialmente ninguna de las candidaturas finalistas, extraoficialmente se considera que sus simpatías se inclinaban más por Álvaro Noboa que por Gutiérrez. Otros bloques importantes del Congreso son la Izquierda Democrática, que se abstuvo de apoyar cualquiera de los dos finalistas, y el Partido Roldosista (PRE) de Abdalá Bucarám, que apoyó a Gutiérrez en la segunda vuelta.
El tiempo no está del lado del nuevo gobierno, pues tres años de dolarización han significado la dilatación de la crisis económica, más no su resolución, y una nueva crisis como la de 1999 no está descartada. Es más, el resultado electoral significará expectativas de programas sociales, para los cuales Estado cuenta con escasos recursos.