Pero. ¿qué es la crisis venezolana?
Emir Sader
Sabemos muy bien lo que es la crisis argentina: una pesadísima resaca después de la farra especulativa propuesta por el FMI, adoptada por el gobierno de Menem y continuada por los gobiernos de De la Rúa y Duhalde.
Sabemos lo que es la crisis colombiana: un estado de guerra entre el gobierno-FF.AA.-Washington-paramilitares contra movimientos guerrilleros.
Pero ¿qué es la crisis venezolana? Un presidente elegido y reelegido con apoyo popular en un país cuya economía tiene los medios para defenderse de la recesión internacional debido al petróleo de que dispone, se ve bloqueado en su capacidad de gobernar por un movimiento opositor que detenta gran parte de los capitales privados, entre ellos el monopolio de los medios de comunicación. El caso venezolano es uno de los ejemplos más claros del conflicto -o incluso de la contradicción- entre capitalismo y democracia.
Por medios considerados democráticos como elecciones y plebiscitos, Hugo Chávez fue elegido y vuelto a elegir para que transformara pacíficamente las estructuras institucionales del Estado venezolano, con amplio apoyo popular.
¿Qué es lo que hace que se genere la actual crisis de ingobernabilidad del país? La crisis venezolana es el resultado de una diferencia estructural en el capitalismo que impide que la democracia pueda instalarse efectivamente: una mayoría aplastante de la población puede decidir libremente a través del voto una determinada dirección para su país, como la "revolución bolivariana" de Hugo Chávez, por ejemplo. Sin embargo, los medios de producir y formar opinión pública están en manos de capitales privados, una minoría ínfima de la población. Con la significativa diferencia de que en las manos de esa minoría ínfima se encuentra la capacidad para incentivar o sabotear la producción, de aumentar las inversiones o hacerlas huir del país.
Lo mismo acontece con lo que convencionalmente llamamos "capital simbólico" dentro del cual el poder de información cumple un papel estratégico. La información se ha tornado en un medio fundamental para formar conciencia, para formar opinión pública y el caso venezolano es un ejemplo extremo de lo que acontece prácticamente en todos los países del continente, en que ella se encuentra exclusivamente en manos de grupos capitalistas privados que se valen de un precepto básico del capitalismo: el respeto a la propiedad privada de los medios de producción.
Los intereses de la mayoría de la población chocan con los intereses de los dueños del capital y éstos pasan a tener un poder de coacción y de imponer crisis de gobernabilidad, como en el caso de Venezuela. El gobierno dispone de medios restringidos de difusión los que aún así siempre aparecen como "estatales" y no provenientes de la "sociedad civil", categoría utilizada abiertamente por la derecha con fines golpistas.
El tema central en la construcción de democracias políticas, económicas, sociales y culturales en América Latina, se plantea igualmente en Brasil para el caso que Lula gane las elecciones del próximo mes. Podría llegar a obtener la mayoría del voto popular para su programa que pretende combatir la hegemonía del capital especulativo, romper con la política del FMI e imponer la centralidad de las metas sociales en su gobierno y, sin embargo, podría chocar con la propiedad privada de los grandes capitales nacionales e internacionales que coloquen en interdicción al nuevo gobierno para que no realice la voluntad popular mayoritaria.
El choque entre democracia y capitalismo plantea grandes problemas y opciones a Brasil que debe leer en profundidad las experiencias de Venezuela y Argentina en sus crisis, pero también en sus aspectos coyunturales, para comprender cómo las elecciones pueden no resolver los problemas del poder, pero que ciertamente dan la posibilidad de plantearlos