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Latinoamérica

15 de noviembre del 2002

El ejército colombiano marca con tinta endeleble a cinco mil campesinos al puro estilo nazi

Juan Cendales
ANNCIK

Cerca de cinco mil personas fueron amontonadas en el Coliseo de la ciudad, reseñadas y marcadas con un sello de tinta indeleble por contingentes del Ejército y de Policía.
Los habitantes de Saravena, caluroso municipio del departamento de Arauca, ubicado dentro de una de las la llamadas zonas de control y rehabilitación, fueron objeto de una celada y un encerramiento propios de las razzias que los fascistas, en su calidad de tropas de ocupación efectuaron en muchos pueblos europeos cazando judíos y a integrantes de la resistencia.
El reciente fin de semana se realizaron en Saravena las tradicionales ferias y fiestas del pueblo. Previamente las Fuerzas Armadas, en su calidad de autoridad civil, política y militar, anunciaron que se levantaban todas las restricciones de movilización y reunión para garantizar el éxito de los festejos.
Pero en la madrugada del domingo 10 de noviembre, cuando la gente estaba en plena parranda, el pueblo fue sitiado por contingentes del Ejercito, la policía, el Das y la Sigin.
Los vecinos fueron sacados de las casas, discotecas, tabernas, tiendas, cantinas y casetas y concentrada en el Coliseo. Cerca de cinco mil personas fueron allí amontonadas, reseñadas y marcadas con un sello de tinta indeleble que aún muchos no han podido borrar de sus brazos. Cerca de un centenar fueron detenidas y judicializadas acusadas de ser integrantes de células urbanas de la guerrilla.
El pueblo de Saravena está aterrorizado. Reconoce que seguramente las autoridades tienen el derecho constitucional de arrestar y judicializar a los integrantes de los grupos insurgentes; a pesar de las razones económicas, políticas y sociales de su lucha. Pero no tienen ningún derecho de allanar a todo un pueblo. O de detenerlo y marcarlo como hacían los fascistas con sus prisioneros en los campos de concentración. O como se hace con el ganado.
El mundo debe conocer y rechazar las alambradas fascistas que se levantan en Colombia tras la llamada Seguridad Democrática de Uribe y los militares yanquis.