En Ecuador, que la despide, quedó su última palabra:
HASTA SIEMPRE... SHIRLEY BUENO
ALTERCOM
. De los cuatro Suyos llegaron los caminantes para decir NO al ALCA. Desde los cuatro puntos cardinales se tejió la palabra de América para defender su soberanía. .
Quito se inundó de voces, de dialectos, de colores. Rostros parecidos y diferentes, vestidos, ponchos, sombreros, fajas, "blue jeans", toda la indumentaria de los pueblos de América se tomó el aire..
Y una voz, un rostro, un traje negro, una palabra de fuerza inquebrantable y amable se elevó y se quedó flotando. Sabias palabras, sencillas y profundas. Era una hermana boliviana que tenía la fuerza de la razón. El convencimiento de rescatar la dignidad, de luchar para conseguirla, de valorarnos desde lo que somos, era demasiado profundo para quedar desapercibido..
Y es que esa mujer no llegó a negociar el patrimonio boliviano a espaldas de su pueblo como lo hizo el ministro de su país cobijado en un hotel de 5 estrellas, no vino cargada de dinero robado para conocer discotecas y hacer compras en galerías, arribó recogiendo el polvo de los caminos antiguos, recorriendo los pueblos y riendo con la gente humilde, estuvo aquí por convencimiento y no por delegación para unir su fuerza y su voz a la del resto de ciudadanos del mundo que creen en la vida y la urgencia de dignificarla. .
Se comentó en corrillos. La prensa buscó entrevistarla. Ella se perdió entre la multitud que saltó a las calles entre la música y el coraje. Shirley Bueno, nos dijeron, se llamaba. La esperanza de volverla a ver se quedó junto a su nombre en la libreta de anotaciones y su imagen pasó a ser parte de los recuerdos de las multitudinarias jornadas. O al menos así pensábamos. .
Unos pocos días después las páginas de los periódicos nos contaban sobre su partida definitiva. La irresponsabilidad de un conductor y el mal estado del bus en el que viajaba junto a otros pobres, nos privó de su presencia a los luchadores por la dignidad de América, en una de las carreteras más peligrosas de este país de valles, quebradas, volcanes que erupcionan y nevados que nos regalan su belleza cada mañana..
Cuando la combativa y valiente abogada regresaba a su amada Bolivia, los caminos de Ecuador no quisieron dejarla partir. Volvía, junto a Jenny Santander y Alfredo Ayala, a reencontrarse con su pachamama, con su pueblo, con su gente, con su pachakuti, a seguir batallando la democracia en la maraña de las leyes en el congreso de su país. La urgencia del deber no le permitía quedarse unos días más..
Ecuador la llora. Los caminantes de los cuatro suyos regresaron a sus tierras tristes. Este día dejó definitivamente ésta, su otra patria, junto a sus hermanos de luchas y andanzas. Los churos, las lágrimas, el coraje y la memoria de su vida ejemplar se mezclaron en su despedida. .
En Ecuador le agradecemos porque nos dejó su palabra y su sabiduría, ella fue una luz y quedará siempre prendida en la dura batalla que tenemos los pueblos de América por defender la vida, la dignidad y la soberanía. .
Hasta la victoria siempre, querida hermana, camarada, panita, dulce guía y sembradora de la nueva América....
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