COLOMBIA RESUMEN
Farc emboscan policías cerca de Sincelejo
INSURGENCIA Y TURISMO
Colombia inicia programa de turismo en medio de la guerra 12 de Octubre, 2002 Los colombianos iniciaron este sábado, en medio de la guerra, un largo fin de semana festivo con un programa de turismo interno que incluye caravanas de viajeros escoltados por fuerzas de seguridad a través de las principales carreteras del país.
Gozando de hermosos paisajes y de económicas ofertas hoteleras, los residentes de las principales ciudades iniciaron a las 06:00 horas una jornada de viajes por carreteras atestadas de policías y soldados que protegerán durante tres días a los viajeros.
Las vías estarán protegidas por unos 15.000 agentes de la policía, y alrededor de 10.000 soldados en puestos de control, en helicópteros y guiando las caravanas de turistas.
Bogotá, la capital, quedó virtualmente desocupada.
Los viajeros participan en un programa presidencial llamado ``Viva Colombia, viaja por ella´´, que representó una oportunidad no desaprovechada por los residentes de esta ciudad, en su gran mayoría provenientes de otras regiones.
No falto, sin embargo, el susto para algunos de esos viajeros que celebran el Día de la Raza.
En la vía que conduce de Bucaramanga, capital departamental a 300 kilómetros al norte de Bogotá, al puerto turístico de Santa Marta en la costa norte, desconocidos trataron de secuestrar a cuatro personas, pero la rápida acción del ejército frustro el plagio, indicó el coronel Enrique Peralta, comándate del batallón José María Córdoba A media mañana surgió la versión de otros tres secuestros masivos, pero no fueron confirmados por ninguna autoridad.
``Se está sobrevolando la autopista entre Medellín y Bogotá, pero no se sabe nada aún´´, dijo a la AP una fuente militar que pidió el anonimato En lo que va de año han sido secuestradas unas 2.253 personas, según la organización no gubernamental País Libre.
El equipo de la AP destacado en Medellín, la segunda ciudad del país, aseguró que en esa zona fue muy reducido el grupo de veraneantes.
Antioquia es uno de los departamentos mas grandes del país y el más sufrido por la violencia de los grupos armados irregulares.
En la región de los Santanderes, al nordeste, no se realizaron caravanas turísticas debido a lo agreste del terreno.
El primer mandatario Alvaro Uribe, que presidió un consejo de seguridad en la localidad Sincelejo, a unos 535 kilómetros al noroeste de Bogotá, hizo un llamado a los colombianos para recuperar el ``derecho a gozar nuestros paisajes, de visitar familiares y amigos´´.
Colombia cuenta con unos 115.000 kilómetros de carreteras y gran variedad de niveles térmicos que van desde nieves perpetuas, hasta climas tropicales con seis diferentes temperaturas. En esos diferentes niveles, el país alberga el 10% de la flora y la fauna mundiales.
Hasta hace una década, los colombianos, que ahora viven recluidos en las ciudades, podían pasar un fin de semana acampando a la orilla de los ríos o viajar a diferentes sitios turísticos sin correr riesgos
Los costos de las fumigaciones aéreas sobre los cultivos ilícitos
Octubre 12 de 2002 EL TIEMPO
Según la Contraloría General de la República, erradicar una sola hectárea de hoja de coca vale en promedio 500 dólares. Así, las casi 60 mil hectáreas fumigadas este año en el Putumayo han costado 28 millones de dólares.
Cuando el helicóptero aterrizó en la base de Villa Garzón (Putumayo), el mayor Carlos Narváez, jefe del Área de Erradicación de la Policía Antinarcóticos, preguntó a los periodistas invitados, mirándolos con el orgullo de una misión limpiamente ejecutada: "¿Qué les pareció?".
Sobre la pista, con sus motores aún calientes, estaban las dos avionetas T 65 Turbo Trush que la hora anterior habían rociado su mezcla reforzada de Glifosato y Cosmoflux sobre los múltiples cultivos de coca que rodean este poblado del Medio Putumayo.
Doce comandos 'Jungla' de la Policía y veinte tripulantes de los cinco helicópteros (un Black Hawk, dos Bell 212 y dos Huey II), que habían acompañado la operación, estiraban las piernas.
Para el público, la palabra 'fumigación' se asocia con el debate ambiental y de salud pública que tiene apasionados partidarios y contradictores en Colombia y Estados Unidos y ha llevado a la Defensoría del Pueblo a pedir el cese de las aspersiones aéreas.
Argumentos sobre efectos en la salud humana, daños a cultivos lícitos y a proyectos de desarrollo alternativo se enfrentan a certificaciones de sanidad y hasta a afirmaciones de que tomarse un vaso de glifosato no hace daño.
Debate indispensable. Pero que ha obviado un punto clave: los millones que hacen falta para que una de esas pequeñas T 65 escupa su dosis de Glifosato sobre una hectárea de coca.
Villa Garzón tiene cuatro avionetas de fumigación, de las cuales es normal que haya una en tierra, por mantenimiento, así que vuelan dos o tres. Como la región es de fuerte influencia del frente 32 de las Farc, una escolta aérea es de rigor. Según la Policía, este año, en todo el país, las han impactado 196 veces.
Trabajan, pues, escoltadas por cinco helicópteros. La hora de vuelo de un Black Hawk vale 1.200 dólares; la de un 212 o un Huey, unos 800, y las de las T 65, 250 dólares. La hora que pasó en el aire la escuadrilla costó 5.300 dólares.
A los pilotos de las avionetas y a los pilotos, copilotos y artilleros de los helicópteros, hay que sumar los 12 comandos 'Jungla', entrenados en un costoso programa por el SAS, la fuerza elite británica, que cuidan de la seguridad cuando hay que bajar a tierra.
"En total son 34 o 35 hombres, a los que hay que pagar salario, alimentar y dar alojamiento", dicen en la base, añadiendo que, en tierra, otras 60 o 70 personas acompañan cada misión, entre 'mezcladores' que cargan 350 galones del químico en cada avioneta, mecánicos, tanqueadores, encargados de tarjetas de vuelo, jefes y otros. En total, cada hora de fumigación desde esta pequeña base involucra 100 hombres.
En un día promedio, desde Villa Garzón, se fumigan 600 hectáreas, con entre dos y cuatro misiones, dependiendo del tiempo. Hay otra base, en Larandia (Caquetá), más grande y con pilotos contratados por el Departamento de Estado norteamericano a través de la compañía Dyncorp, mucho mejor pagados que los de la Policía. Los planes son pasar a cuatro bases y doblar la capacidad de fumigación. Lo que duplicaría los costos.
Es evidente que con la satisfacción cotidiana del mayor Narváez, quien ha dirigido cientos de operaciones como la de Villa Garzón, llueven, literalmente, dólares desde los cielos.
Hectárea australiana Volar cuesta, pero acabar definitivamente una hectárea vale mucho más. La Contraloría General de la Nación calcula que fumigar una hectárea vale, en cifras redondas, unos 500 dólares (la Policía Antinarcóticos habla de 480).
Sólo las 57.889 hectáreas fumigadas en Putumayo entre el primero de enero y el dos de octubre, este año, habrían demandado, así, más de 28 millones de dólares.
En el 2001, a nivel nacional, se fumigaron 98.000. Todo un récord, en superficie y en metálico, pues significa que desde los cielos de Colombia llovieron 52,5 millones de dólares. Semejante esfuerzo arrojó la celebrada disminución de 18.482 hectáreas en la superficie total de coca cultivada. Es decir, se fumigaron casi 100.000 para obtener una reducción neta de casi 20.000, según las cuentas oficiales.
Una proporción de uno a cinco, sobre la cual debe calcularse la relación costo-beneficio, como diría un economista. A 480 dólares la hectárea, se invirtieron cerca de 47 millones de dólares para fumigar el total. Suma, en últimas, que costó la disminución de las 18.482 hectáreas. O sea, que acabar una hectárea de coca en Colombia, al ritmo de fumigación del 2001, valió 2.545 dólares.
Esa es la relación costo-beneficio de la aspersión aérea. Que no tiene en cuenta lo que valen los sistemas de medición satelital de la superficie cultivada (cada censo anual del sistema Simci cuesta en promedio un millón de dólares), los sobrevuelos y fotografías de monitoreo de la Policía, las labores de inteligencia, las operaciones de apoyo del ejército en tierra, la infraestructura administrativa y muchos otros rubros.
2.545 dólares. Con lo que cuesta acabar una hectárea de coca en Colombia, se puede ir y volver en avión a Australia y quizá sobre para unas noches de hotel