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Latinoamérica

7 de octubre del 2002

La prensa y la corrupción electoral en Brasil

Barbosa Filho
Revista Probidad
"De tanto ver triunfar as nulidades, de tanto ver prosperar a desonra, de tanto ver crescer a injustiça, de tanto ver agigantarem-se os poderes nas mãos dos maus, o homem chega a desanimar-se da virtude, a rir-se da honra, e a ter vergonha de ser honesto". Ruy Barbosa
Nosotros, los periodistas de Latinoamérica, parecemos estar condenados a pensar, escribir y hablar sobre la corrupción. Es un fenómeno que, si en todo el mundo ocurre, aquí nos afecta mucho más, ya sea por la impunidad de los culpables, ya sea por la tolerancia con que el enriquecimiento ilícito es aceptado socialmente, o ya sea porque los dineros robados hacen tanta falta a la propia vida de los niños, de los retirados, de los trabajadores.
Brasil no tendría la dramática situación social en que viven la mayoría de sus 170 millones de habitantes, si la corrupción de sus élites no fuera tan cruel desde hace siglos. Entre 1900 y 1980, por ejemplo, Brasil tuvo el segundo mayor crecimiento del Producto Interno Bruto per capita en el mundo, más abajo únicamente de Japón. Pero, en el mismo período, la distribución de las riquezas, del ingreso personal, se tornaron lo peor de toda la humanidad; no hay país dónde 10% de los ricos tengan en sus manos más del 50% de las rentas y más del 60% de las tierras cultivables.
El propio presidente Fernando Henrique Cardoso, sociólogo de formación, ha dicho que "Brasil no es un país pobre, sino un país injusto". Su antecesor en los sangrientos años 70, el general Emilio Garrastazú Médici, usó una frase semejante: "La economía camina bien, el pueblo es el que está mal".
Son casi obviedades en nuestro continente, y en Brasil ellas se tornan especiales por tener un territorio continental, una población de 170 millones de personas que vienen de todo el mundo sin discriminaciones y conflictos, una estructura industrial moderna, recursos naturales privilegiados, etc.
Trataremos aquí la corrupción electoral y política como uno de los principales factores del atraso de Brasil en su lentísima transición desde la dictadura cerrada en 1984, hacia la Democracia soñada por todos. Una democracia que no sea solamente de principios inscritos en las leyes, sino consubstanciada en los derechos inmediatos del hombre y de la mujer que aquí viven y trabajan. Brasil tiene hoy una democracia formal, que sirve muy bien al 20 ó 30% de la población que puede valerse de los mecanismos del derecho, que tiene actuación política o profesional, que escribe o tiene influencia en los medios de comunicación; esos no pueden quejarse de nada. Escribo sobre los otros, la amplia mayoría de brasileños que todavía sueñan con una patria justa y sobre el importante papel de complicidad que los medios de información cumplen en ese injusto escenario brasileño.
1. La corrupción como cultura: el "jeitinho" brasileño
Cuando algo es imposible, el brasileño sabe dar un "jeitinho", un pequeño arreglo. El policía detiene su coche en la estrada y ¿usted está errado? Dale una propina, eso es el "jeitinho".
Tenemos hoy en pleno funcionamiento algunos tipos de mafias de corrupción, todas obviamente conectadas a la política y al gobierno, pero no todas tan explícitas. Ellas son: 1 – los proveedores de órganos y empresas estatales; 2 - el crimen organizado (por ejemplo, los asaltantes de cargas, distribuidores de medicamentos, y farmacias receptadoras); 3 - falsificadores de combustibles; 4 - la industria de indemnizaciones en el Poder Judicial; 5 - el comercio de jugadores de fútbol para el exterior; 6 - conexión entre el crimen organizado y la policía, lo que permite la expansión del robo de coches y de los secuestros. Todo eso para no mencionar el narcotráfico, el tráfico de armas por las inmensas fronteras de Brasil, un país de 8,5 mil millones de kilómetros cuadrados, vulnerable por la cuesta tanto como por las florestas y ríos del oeste.
Desde la colonización portuguesa se estableció una mentalidad de utilización abierta del patrimonio público como cosa personal por los gobernantes. La historia narra que cuando el emperador D. Pedro I volvía a Portugal después de proclamar la independencia, recibió un petición de un ex ministro que decía no tener medios para mantenerse en Brasil y deseaba volver a la antigua corte. La respuesta del emperador, que sería D. Pedro IV en su país, habría sido: "¿Por qué no robaste como los demás?" La República, a partir de 1889, no cambió las cosas, al contrario. Con rigor, no se puede decir que Brasil jamás haya vivido una revolución que desalojase la élite económica ligada al aparato estatal, siempre próxima a los ocupantes eventuales de los palacios de gobierno. Como en otros países americanos, esos grupos siempre tendrían privilegios en las leyes, en los bancos estatales, en la distribución de tierras y siempre se mezclarán con la burocracia, para cuyos cuadros contribuyeran mayoritariamente.
Así es que para el juicio común, "hacer política", disputar elecciones, es lo mismo que buscar la riqueza por el camino más fácil. Eso se transformó en un axioma aceptado por todos, sin contestaciones a lo largo de los siglos, en todos los regímenes políticos. Y el "jeitinho" se integró a los costumbres de la mayoría del pueblo brasileño como una casi virtud, un sinónimo de inteligencia, astucia, vivacidad...
2. Un presidente corrupto, esperanza frustrada
A finales de 1992, el presidente Fernando Collor de Melo fue forzado a renunciar antes que una Comisión Parlamentaria de Inquisición pidiese al Judiciario su interpelación por aprovechamiento del cargo para enriquecerse a la par de un grupo de amigos íntimos.
Según las informaciones surgidas en el proceso de investigación, Collor fue transformado por los medios de comunicación, de ser casi un desconocido gobernador del pequeño y pobre Estado de Halagaos, en candidato presidencial y símbolo de la lucha anti-corrupción.
El libro "Noticias do Planalto - A Imprensa e Fernando Collor", del periodista Mario Sérgio Conti, afirma que "Collor saltó a la fama en la portada de la revista Veja que lo calificó como 'El Cazador de Marajás", a raiz de decisiones del aún gobernador para reducir el clientelismo durante su corto gobierno en Halagoas.(...) Los medios saludaron el programa económico de Collor, el cual inició el esquema de apertura económica que aún se mantiene, tras los gobiernos de Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso".
El profesor de periodismo de la Universidad Federal de Bahia, Emiliano José, hizo un profundo estudio sobre el itinerario seguido por los medios al respecto de Collor: el entusiasmo inicial (caso de Veja y de los periódicos O Globo y O Estado de S. Paulo, además de la Red Globo de TV, la más poderosa de Brasil); la creación del "mito Collor" antes de las elecciones que venció en contra del candidato operario Luis Inácio Lula da Silva; la convivencia inicial con los escándalos del gobierno y del tesorero de la campaña presidencial, Paulo César Farias ("PC Farias"); y la progresiva toma de posición a favor de la interpelación ante las investigaciones del Congreso y de los movimientos de masa en las calles. Los medios jamás combatieron las reformas neoliberales introducidas por Collor y, por ellas, fueran tolerantes hasta el límite con la corrupción del grupo llamado "la Republica de Alagoas", formado por los más íntimos amigos y los familiares del presidente "modernizador".
El importante periódico O Estado de S. Paulo, no contuvo su entusiasmo con el nuevo presidente que había derrotado la izquierda y empezaba las reformas neoliberales y las privatizaciones: llegó a defender la reelección de Collor en los primeros meses de mandato, lo que no era todavía permitido por la Constitución brasileña, posteriormente alterada por Fernando Henrique Cardoso en beneficio propio. Y el mismo la Folha de S. Paulo, que hiciera una cobertura más independiente de la campaña electoral, creó una editorial llamada "La Era Collor", para reportear las actitudes modernizantes del presidente.
Una de ellas, jamás mostrada por la prensa en cuanto Collor era presidente: cuatro empresas estatales, Usiminas, Celma, Cosinor y Álcalis tenían un patrimonio valorado en cinco billones de dólares americanos y fueron vendidas por 1,583 billones. Asimismo, con 99,95% de pagos con papeles de largo plazo del propio gobierno, las llamadas "monedas pobres"... La evidente corrupción en el proceso de privatización pasó en blanco a los ojos de la prensa, atenta solamente a las estrepulias de PC Farias, que practicaba la extorsión contra los empresarios que habían apoyado la campaña de Collor para impedir la temida victoria de la izquierda.
Otro importante libro investigativo sobre los hechos, "Morcegos Negros" (alusión al nombre de uno avión de PC Farias, 'murciélago negro'), del periodista Lucas Figueiredo, reveló un esquema descubierto por la Policía Federal brasileña, según la cual el grupo del presidente y de su amigo Paulo César Farias levantaron fondos de un mil millones de dólares americanos. La mayor parte de esa fortuna fue remesada en bancos de Ginebra, Roterdam, Zurich, Londres, Montevideo y Miami. Nada de eso fue recuperado y Fernando Collor pasó a vivir entre Miami y Alagoas, haciendo frecuentes viajes por los más sofisticados paraísos turísticos del mundo.
Después de ocho años de permanecer inelegible por decisión judicial, hoy es candidato a senador en su Estado, donde debe obtener fácil victoria, gracias a sus medios de comunicación, que incluyen la retransmisora de la Red Globo de TV, radios y periódicos.
3. La reelección comprada por Fernando Henrique
Electo para un mandato de cuatro años, en 1994, el presidente Fernando Henrique Cardoso inició desde los primeros meses de gobierno las maniobras para instituir en la Constitución de 1988 la posibilidad de reelección para sí mismo. Para tornar la iniciativa más aceptable por la opinión pública y los medios políticos, se incluyó en el proyecto la reelección de gobernadores de Estados y de prefectos.
La prensa fue movilizada para decir, en artículos y reportajes, que la reelección es algo perfectamente democrático - el ejemplo de Estados Unidos era frecuentemente mencionado.
Decían entonces que la política económica de estabilidad de la moneda (artificialmente mantenida con la cotización de un real por un dólar americano) y la baja inflación sólo podría mantenerse con la continuidad del grupo gobernante por otros cuatro años.
La Constitución fue cambiada, por la Cámara de Diputados. Cuando estaba por ser votada en el Senado de la República, en mayo de 1997, el diario Folha de S. Paulo divulgó la transcripción de una cinta grabada, en la cual los diputados Ronivon Santiago y Joao Maia confesaban haber recibido cada uno 200 mil reales para votar a favor de la enmienda constitucional. Ellos decían en la conversación grabada que el entonces presidente de la Cámara, Luis Eduardo Magalhães y el diputado Pauderley Avelino serían los intermediarios de la propuesta de dinero, la transacción había sido "oficializada" por el ministro de las Comunicaciones, Sérgio Motta, y el pago hecho por los gobernadores Amazonino Mendes (Estado do Amazonas) y Orleir Cameli (Acre). En la cinta, Ronivon dijo que otros tres diputados, Osmir Lima, Chicão Brígido y Zilá Bezerra también habían vendido sus votos.
El escándalo repercutió en toda la prensa, aunque todos los medios eximiesen al presidente de las transacciones corruptoras. Es necesario decir que Sérgio Motta no era simplemente un ministro de Fernando Henrique, sino uno de sus más íntimos amigos. Ambos habían comprado juntos, en 1989, una hacienda en la ciudad de Buritis (Estado de Minas Gerais), por unos dos mil dólares, lo que causó extrañeza a la revista IstoÉ (10.01.93) porque la misma propiedad había sido adquirida en 1981 por cerca de 140 mil dólares. Pero el esdrújulo negocio quedó olvidado; sirvió solamente para demostrar hasta qué punto los dos amigos participaban de negocios comunes.
Cuando asumió el cargo, en sucesión al presidente Itamar Franco (vicepresidente del renunciante Fernando Collor), Henrique Cardoso extinguió la Comisión Especial de Investigación, órgano de asesoría de la Presidencia de la República que había indicado que 40% de las inversiones estatales en Brasil estaban siendo desviadas por la corrupción. . .
Una Comisión Especial de Investigación sobre la compra de votos por la reelección, pedida por la oposición e instituciones civiles como la Orden de los Abogados, la Asociación Brasileña de Prensa y la Confederación de los Obispos de Brasil, fue combatida radicalmente por el gobierno. El presidente Fernando Henrique llamó a todos los ministros a una reunión en la cual determinó empeño en agradar a los parlamentarios que firmaban el pedido de Comisión de Investigación en la Cámara. Muchas cantidades de dinero pedidas por diputados fueron liberadas para sus regiones electorales, y al final, cerca de veinte de ellos retiraron sus subscripciones del requerimiento.
Los diputados Ronivon y João Maia renunciaron a sus mandatos y el asunto empezó a figurar en los titulares de la prensa. Fernando Henrique ganó el segundo mandato de cuatro años, tal como sus colegas Alberto Fujimori, en Perú, y Carlos Menen, en Argentina. Los dos últimos terminaron sus segundos períodos presidenciales en medio de graves crisis políticas. Fernando Henrique, a seis meses de concluir los ocho años de gobierno, tiene baja popularidad, pero es considerado honesto por la opinión pública. Eso se debe a la permanente prohibición de cualquier investigación parlamentaria sobre los varios escándalos de corrupción, rápidamente olvidados por los medios de comunicación.
4. Por sospechas fracasa una candidatura conservadora
Desde el inicio de 2.002, las encuestas electorales sobre las elecciones del 6 de octubre próximo, indican una preferencia general por el candidato de izquierda del Partido de los Trabajadores, el exmetalúrgico Luis Inácio Lula da Silva, en su cuarta tentativa de llegar al poder.
Lula fue derrotado en segundo turno por Fernando Collor de Mello, después de una serie de manipulaciones de la prensa, especialmente de la Red Globo de Televisión, como se demostró más tarde. Hasta un debate entre los dos candidatos fue editado para favorecer a Collor y mostrar un Lula en sus peores momentos. En la víspera del debate final, cuando no había más posibilidad de respuesta y el horario gratuito de TV estaba cerrado, Collor mostró en su programa una ex compañera de Lula con quien él había tenido una hija años antes.
Se explotó el moralismo de los más pobres, de los católicos (mayoría absoluta de la población), con la complicidad de la prensa. Pero lo preponderante fue la televisión, que tiene un alcance muchas veces mayor que todos los periódicos y revistas juntos.
En 1994, Lula pierde nuevamente, en el rastro del Plan Real, el lanzamiento de la nueva moneda que mantuvo la inflación bajo control y resultó en un engaño inicial en los ingresos de los más pobres y de las clases medias. La moneda fue artificialmente valorada (un real llegó a valer más que un dólar, durante meses, una ficción para el consumo interno) hasta las elecciones de octubre de 1998. Enseguida, el real fue devaluado, y los resultados anteriores del Plan Real empezaron a mostrar sus aspectos negativos: la deuda interna creció de 67 mil millones de reales para 670 mil millones, en los siete primeros años de gobierno de Fernando Henrique.
Para renegociar los títulos, Brasil llegó a pagar los terceros más altos de todo el mundo, atrás solamente de Rusia y Turquía. La deuda externa también aumentó enormemente, pero esta no tiene plazos cortos de pago.
Para las alecciones de 2.002, el partido de Fernando Henrique, PSDB -Partido de la Social Democracia Brasileña-, presentó como candidato a la presidencia al economista José Serra, entonces ministro de la Salud. Serra fue ministro de Planeamiento, y en Salud conquistó algunos éxitos, como la reducción de la mortalidad infantil, la distribución gratuita de medicamentos contra el SIDA, y la ampliación de los programas de médicos de familia, con atención domiciliar.
Pero en las encuestas el nombre de Serra aparecía mediocremente. La derecha buscó a una candidata, la gobernadora Roseana Sarney, del Estado de Maranhão, uno de los más pobres del país. Ella es hija del expresidente de la República José Sarney, uno de los más tradicionales "coroneles" de la política brasileña. Apoyada por el PFL - Partido de la Frente Liberal, y basada en una amplia campaña de TV y en encuestas hechas con mucho oportunismo, Roseana luego superó José Serra. Optimista, su partido, que apoya todos los gobiernos desde su creación, así como sus miembros apoyaran la dictadura militar (1964-1984) cuando había un bipartidismo, rompió con Fernando Henrique, seguro de la victoria de su gobernadora.
Pero la Policía Federal investigaba escándalos en la Superintendencia del Desarrollo de la Amazonia - SUDAM - en los cuales estaba involucrado el esposo de Roseana. En una búsqueda en una de sus oficinas, con la presencia de la prensa (especialmente invitada...) la Policía encontró 1,3 millones de reales en paquetes de cédulas de 50 reales. Con amplia cobertura de la TV y de una revista semanal, el hecho acabó con la candidatura del PFL, cuya candidata presentó ocho explicaciones sucesivas para exponer el origen del dinero (cerca de 800 mil dólares). Ella fue forzada a renunciar a los sueños presidenciales y se volvió candidata a senadora, con amplia preferencia en su Estado, donde la familia Sarney tiene la principal emisora de TV (retransmisora de la Red Globo), de varias radios y del principal periódico.
En todos estos hechos recientes, la prensa tuvo un papel fundamental, siempre apoyando los grupos en el poder, las oligarquías de los Estados, los presidentes involucrados en corrupción.
Contradictoriamente, siempre partirán de la prensa las denuncias más graves que llevarán a renuncias y algunas pocas puniciones, sino judiciales, por lo menos políticas, por la revuelta de los electores con los hechos. Un detalle importante es que la prensa casi siempre (para no decir en todos los casos) partió no de investigaciones propias, de reportajes valientes e independientes, sino de "dossiers" que llegan a la prensa por adversarios de los acusados. Como tales informaciones casi siempre son verdaderas, la prensa las asume como resultados de su trabajo de fiscalización y de periodismo investigativo. La prensa sirve, al principio, como instrumento de las intrigas políticas; después profundiza un poco en los hechos, para luego olvidar el caso, dejándolo en las manos de un sistema judicial lentísimo y burocrático.
5. Reacción popular hace avanzar a la prensa
En los últimos años, la prensa ha sufrido una mayor presión por parte del público. Todavía son pocos los instrumentos de presión popular por una prensa más independiente, pero hay avances que merecen ser registrados.
En 1999, fue aprobada la primera Ley de Iniciativa Popular, basada en la Constitución del 88, que permite a una petición firmada por 1 millón de electores tornarse un Proyecto de Ley con prioridad de votación por las dos casas del Congreso Nacional. La ley que tomó el número 9840 pone como crimen (y no solamente como infracción electoral, como antes) la oferta de cualquier bien material, dinero, o chantaje, a cambio de votos.
La ley también permite una sanción más rápida y radical, con la posibilidad de que, comprobada la culpabilidad, el candidato pierda los derechos políticos antes de la elección o, en caso de ser electo, antes de tomar posesión.
Hasta la ley 9840, los criminales electorales eran penalizados solamente con multas, en un plazo tan largo que el infractor normalmente concluía su mandato antes de ser juzgado. Las multas eran, antes de cada elección, amnistiadas y los sancionados en el pasado podían siempre disputar nuevos cargos.
Asimismo, la Justicia Electoral continúa pudiendo intervenir por una denuncia formal de uno o más elector, partido político o entidad social.
La prensa no tiene trabajando a sus mejores periodistas investigativos en los múltiples casos de corrupción. Tal vez, la censura y los abusos de la dictadura militar hayan dejado marcas todavía muy vivas. En plena democracia, el gobierno mantiene por lo menos cinco maneras de control sobre los medios de comunicación: 1) el sistema de concesiones de emisoras de radio y TV; 2) el control oficial de las cuotas de papel y otros insumos básicos a la comunicación; 3) financiamentos, excenciones fiscales y subsidios; 4) la fiscalización gubernamental de las actividades de comunicación; y 5) la publicidad del gobierno.
Los más grandes medios de comunicación en un momento u otro fueron y son ayudados por los gobiernos federal o estatal. Durante la dictadura, el periódico O Estado de S. Paulo fue avisado previamente de una desvalorización de la moneda brasileña en relación al dólar, de 37%. Como tenía una deuda grande contraída junto a los bancos en dólares para construir una moderna sede en São Paulo, el periódico pudo convertir los contratos para la moneda nacional y anticipar los pagos. Su deuda se redujo en un 37% en pocos días, gracias a la información privilegiada que, según testimonios, partió del entonces poderoso ministro de Finanzas, Delfim Netto. El periódico, de gran influencia sobre el empresariado paulista y brasileño, hace un combate duro contra cualquier movimiento de izquierda, y no ha cambiado su línea gubernamental hasta hoy, en plena democracia.
La Red Globo de TV, considerada la cuarta del mundo, y con un sinnúmero de otras empresas en varios sectores (grabadora, confecciones de ropas, de juguetes, hipermercados, constructoras, para allá de docenas de emisoras de radio y del importante diario O Globo, de Río de Janeiro) acaba de recibir un préstamo de 280 millones de dólares del Banco Nacional del Desarrollo Económico y Social, federal, con tasas de interés menores que las del mercado.
Por ese caso, las otras grandes redes de TV exigirán igual tratamiento por el gobierno, y romperán la ABERT - Asociación de Emisoras de Radio y Televisión, creando una segunda entidad para defender sus demandas y dejando la Red Globo sola en el control de la vaciada ABERT.
7. Conclusiones
Brasil está ubicado por Transparencia Internacional en la posición 45 [año 2001] entre los países menos corruptos del mundo, al lado de Malawi, Zimbabwe y Marruecos. La misma organización hizo una encuesta popular en marzo de 2001, por la cual sabemos que en las elecciones municipales del 2000, el 6% de los electores recibieron propuestas de vender su voto; el 31% entre esos, declaró haber aceptado la oferta. En las regiones Norte y Centro- Oeste del país, hasta 12% de los electores admitieron haber recibido propuestas de ese tipo.
La misma encuesta reveló que el 9% de los electores que buscaron solucionar algún problema junto a las prefecturas (administraciones municipales) fueran forzados a votar por determinado candidato. El 51% de todos los electores encuestados dijeron que la corrupción federal aumentó en los últimos dos años (anteriores a 2001).
La Cámara Brasileña de Comercio dice que la corrupción es el tercer motivo que desestimula las inversiones privadas en Brasil, después de los altos tributos y del "costo Brasil" (que incluye los encargos sociales, el transporte, las tarifas de energía, de comunicaciones, etc).
El estudioso Mauri Heerdt, dice que "Generalmente, el corrupto es una persona socialmente querida, alguien que aparece con soltura en los ambientes sociales, políticos y empresariales.
Alguien que promueve fiestas de beneficencia y campañas políticas, que recibe títulos honoríficos por las cámaras municipales. En resumen, es alguien que antes que cualquier sospecha, porque no deja rastros. El sospechoso de corrupción es siempre íntimo del poder, a veces hasta lo integra". Hay, por lo tanto, un cuidado especial de los periodistas, especialmente los más jóvenes, en investigar personas tan importantes en las comunidades.
Si la corrupción en Brasil fuera reducida a la mitad, la mortalidad infantil sería reducida en un 51%; las personas más pobres, que viven con hasta 2 dólares por día, serían reducidas en 45% (o sea, 32 millones de personas). Estos datos son del Banco Mundial.
En 2001, el presidente Fernando Henrique Cardoso consiguió impedir otra Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI), sobre la corrupción en general en su gobierno (eran 16 asuntos los que serían analizados). Para hacerlo, liberó cantidades de dinero pedidas por diputados de varias regiones. Cuanto más se aproximaba la votación de la CPI, mayores fueron los valores de cantidades de dinero liberados: en febrero, 1,3 millones de reales; en marzo, 1,9 millones; en abril, 13,3; en diez días de mayo, 37 millones. La votación fue favorable al gobierno, y cerrada la posibilidad de creación de la CPI. El gobierno decía que la investigación tenía objetivos electorales - pero las elecciones ocurrirán hasta el próximo 6 de octubre...
Estos son algunos hechos que demuestran que la corrupción necesita ser tratada con mucho mayor interés por la prensa brasileña. Pero la concentración de los medios en pocas manos, generalmente familias de gran influencia económica y política regional o estatal, hace que los intereses sean comunes, entre los políticos y los propietarios de los medios. La corrupción, en la prensa, es casi siempre mostrada como un fenómeno aislado, una deformación del sistema económico-político, cuando en verdad es la regla del juego. Los que no se agregan al sistema son castigados con las denuncias, los dossier, como en una guerra de bandos, en la cual la prensa es una arma instrumentalizada por una o otra parte.
La posibilidad de victoria de un presidente de izquierda, como Lula, aunque aliado a fuerzas de centro, podrá romper el actual esquema de corrupción, que naturalmente tenderá a recomponerse más o menos rápidamente. La política está intrínsecamente ligada a la banca, a las grandes constructoras de obras públicas, a las transportadoras, etc. Son esos grupos que financian la actividad política, como también la actividad de los grandes medios de comunicación. En Brasil, serán necesarios todavía muchos años de práctica democrática y mucho mayor participación popular para que la corrupción se reduzca, por lo menos, a los niveles de los países civilizados. Ya que ella jamás será eliminada de todo, por más que nosotros, periodistas utópicos, lo deseemos y luchemos para eso.



Barbosa Filho, 47, es periodista brasileño radicado en Taubaté, São Paulo. Actúa en el semanario Matéria-Prima, y como corresponsal free-lance de la Rádio Jovem Pan, una de las principales redes brasileñas. Fue cinegrafista de la Red Globo de Televisión. Actuó en jornales, revistas y emisoras de radio de la región entre Rio de Janeiro y São Paulo, en la "Tribuna da Bahia", de Salvador y fue columnista de jornales de Portugal. Fue secretario de Gabinete Parlamentar en la Cámara de los Diputados, en Brasília.