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Latinoamérica

PT e Iglesia de la Liberación (Leonardo Boff*)

Leonardo Boff
Arquivo Adital

26.septiembre/2002 Cuatro fuerzas principales entraron en la construcción del PT, partido que se presenta como el portador de un nuevo sueño de que un otro Brasil es posible. La primera es representada por el nuevo sindicalismo brasileño, donde vienen Lula y sus compañeros. Ella dio al partido el sentido de clase, en oposición al sistema de capital, hoy globalizado, siempre en lucha con el trabajo. La segunda fuerza es constituida por la izquierda libertaria que estaba en los respectivos partidos, en las universidades o que retornaba del exilio. Ella dio al PT el sentido universalista, de una democracia a ser siempre construida.

La tercera fuerza es el movimiento social popular. Engloba centenas de organizaciones como el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST). Creció como fuerza social a partir de una nueva conciencia, de organización y de un proyecto de Brasil diferente. El MST ayudó a fundar al PT, como fuerza político-partidaria, para viabilizar una alternativa, capaz de ocupar el poder central. El partido es visto como un instrumento para realizarse un estado verdaderamente democrático, con políticas sociales justas, en el cual todos puedan caber, cosa que la política tradicional de las elites siempre tornó inviable. Esa fuerza transformó al PT popular y le confirió la característica de resistencia y de liberación.

La cuarta fuerza es la Iglesia de la Liberación. Por Iglesia de la Liberación se entiende aquella porción de las Iglesias (católica y otras Iglesias evangélicas) que comprendió la íntima asociación entre evangelio de justicia social y que, por eso, ha hecho una clara opción por los pobres, contra la pobreza y a favor de su liberación. Esa porción, significativa pero no mayoritaria, posibilitó a miles de comunidades eclesiales de base, centenas de miles de círculos bíblicos, centenas de centros de defensa de los derechos humanos y organizó la dicha pastoral social (pastoral de la tierra, de los indios, de los negros, de la salud etc).

Los integrantes de este nuevo modo-de-ser-Iglesia se entienden como parte del movimiento social con lo cual están siempre articulados. Por eso, asumieron el proyecto del movimiento social, evitando, de este modo, la pretensión de tener un proyecto propio. Lógicamente, el proyecto de la fe incluye más que un nuevo Brasil. Ello quiere una nueva humanidad y aún la resurrección de la carne, cosa que ninguna política puede dar. Pero la utopía de la fe muestra profunda co-naturalidad con el proyecto del movimiento social y con el proyecto del PT. En otras palabras, el evangelio no es sólo bueno para prometernos la vida eterna, sino también para ayudarnos a construir la vida terrena más justa y espiritual.

Esos cristianos nuevos no entraron en el PT. Ayudaron a fundarlo porque vieron en él un instrumento, sin embargo no único, de realizar el proyecto popular y de acercarse más al sueño cristiano. En razón de eso, se creó, en Río de Janeiro, en 1989, el Movimiento Fe y Política, con las firmas de políticos y cristianos como Benedita da Silva, Chico Alencar y otros.

Esos cristianos y políticos entienden la política como un instrumento para realizar los bienes del Reino que son la justicia, la fraternidad y la paz y vieron el Reino como horizonte utópico de la política, en la medida en que la política supone una utopía social. Esa fuerza dio al PT una mística de lucha y le transfirió el conjunto de generosidad, propia de los discípulos de Jesús. La fuerza del PT consiste en mantener organicidad con esas fuerzas generadoras en su origen. Ellas le dan singularidad y vitalidad, elevando la cultura política de Brasil. Ese partido merece llegar al poder y darle a éste un sentido verdaderamente social y libertario.

* Teólogo

Traducción: ADITAL