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Latinoamérica

27 DE OCTUBRE, UN DIA PARA CELEBRAR

NIDIA DÍAZ

Lo que todos esperábamos se hizo realidad: Lula se alzó definitivamente con la victoria en la segunda vuelta electoral al ser confirmado como el nuevo presidente de Brasil.
A otros, el fracaso de tres intentos anteriores (1989, 1994 y 1998), los hubieran hecho desistir de sus aspiraciones presidenciales, pero no a Lula, quien supo siempre que la lucha sería larga y que solo aunando voluntades y sumando fuerzas podría construir un Brasil para todos.
Así fue siempre, desde que se asentó en San Bernardo do Campo, se hizo obrero metalúrgico y se incorporó en 1967 al sindicato del sector, resultando electo ocho años más tarde a la presidencia del mismo.
Lideró las grandes manifestaciones y huelgas en tiempos de la dictadura militar, 1979 y 1980, año en que funda el Partido de los Trabajadores (PT), convencido de que la lucha sindical tiene que trascender a nivel político.
Dos años después, tras recorrer personalmente la inmensidad geográfica del país, el PT contaba con 400 000 militantes y lanzó a su líder a la candidatura de gobernador de Sao Paulo, obteniendo para asombro de todos, 1 millón 200 mil votos. En 1986 se convierte en el diputado federal más votado de la historia de Brasil, al ganar para sí el voto en 568 de los 572 municipios de Sao Paulo.
Con ese espíritu perseverante de venir desde abajo, Lula logró ayer la victoria para convertirse en el primer presidente de origen obrero de Brasil y Latinoamérica, lo cual hace de este 27 de octubre, un día para celebrar.
El primero de enero próximo se producirá el traspaso del mando presidencial.
Serán los 65 días iniciales de un período no exento de peligros y de trapisondas. No faltarán quienes desde dentro y desde fuera, intenten hacer inmanejable la situación interna de este Brasil sumido en una profunda crisis económica con el objetivo, como han adelantado algunos analistas, de "condicionar y domesticar" a Lula.
El nuevo Presidente, quien no se sonroja por ser amigo de Cuba y opositor del neoliberalismo, ha dicho que trabajará por revertir la enorme deuda social acumulada con el pueblo.
Empleo, vivienda, salud y educación, forman parte de su programa, que siendo lo mínimo a que aspira el pueblo, será lo máximo que pueda hacerse, dadas la situación económica interna, las estructuras políticas del sistema y las ataduras a los organismos financieros internacionales, cuyos compromisos, aceptó honrar.
En ese empeño, tiene a su favor, el hecho de que su candidatura y programa conformaron un bloque histórico de carácter nacional que suma no solo a los sectores desposeídos de la sociedad, sino también a parte del empresariado local, al que las políticas desnacionalizadoras y de compromiso con Estados Unidos hizo volcarse hacia el PT, como opción de futuro.
Una fisura se ha abierto al neoliberalismo, aunque toque a este nuevo Gobierno administrar la bancarrota de un modelo en crisis. Inteligencia, audacia y apego a los principios podrían ser los ingredientes para que esta oportunidad que se han dado los brasileños en las urnas, resulte en beneficio de todos.
fuente: "Granma" del 28 de octubre de 2002 gentileza de Sbriller