!!! CARCEL A LOS GOLPISTAS!!! !!! MOVILIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO CONTRA EL FASCISMO Y EN DEFENSA DE LA REVOLUCION!!! GRUPO 13 DE ABRIL
(es una transcripción de la Asamblea Popular Revolucionaria -"aporrea.org"- del 25 de octubre de 2002)
VENEZUELA EN PELIGRO
por ÁNGEL GUERRA CABRERA ("La Jornada", México, octubre de 2002)
La oposición al gobierno de Hugo Chávez persiste en el intento
de derrocarlo por la fuerza. Quienes organizaron la marcha en el centro de Caracas
pidiendo la interrupción del orden constitucional, y después con
igual propósito intentaron paralizar el país con un paro empresarial,
son los mismos autores del golpe fascista del 11 de abril pasado.
La marcha golpista fue superada en cantidad y calidad por una gigantesca demostración
de apoyo al gobierno y el paro no logró detener el funcionamiento de
los sectores básicos de la economía ni los servicios públicos,
pero ambos, así como los dos recientes intentos de asesinar al presidente,
prueban la capacidad de la oposición de amenazar al gobierno legítimo
y, lo que es más grave, de hacerlo impunemente. Siguiendo al paro, 14
jefes militares implicados en el golpe de abril y exonerados por la Corte Suprema
de Justicia en un fallo que ha concitado amplio repudio, hacían un llamado
descarado a la subversión.
Los trajines conspirativos se llevan a cabo en nombre de la libertad, la democracia
y los derechos humanos, aunque impliquen contrariar la voluntad de la mayoría
de los venezolanos expresada reiteradamente con el voto y con su presencia en
las calles. De qué extrañarse, ésta ha sido siempre la
farisaica norma de conducta de los adinerados en América Latina hacia
los regímenes que no se inclinan ante Washington e intentan medidas redistributivas
de la riqueza. La oposición está encabezada por las clases sociales
y sectores que históricamente han exprimido al pueblo venezolano en complicidad
con las trasnacionales y el gobierno de Washington: la oligarquía y los
jefes de sus partidos políticos, los empresarios mediáticos, los
jerarcas católicos, los corruptos líderes sindicales de la CTV,
parte del generalato, segmentos de la intelectualidad funcionales a la dominación,
pero arrastra a capas de la población que o disfrutan prebendas de un
régimen de explotación aún lejos de haber sido erradicado
o permanecen enajenadas por el espejismo del american way of life y los mensajes
de la prensa "democrática". Derrotada y desmoralizada por el formidable
levantamiento popular antigolpista del pasado 13 de abril, que restableció
el estado de derecho y devolvió a Chávez a la primera magistratura,
la oposición -la contra, como certeramente la llama el pueblo- volvió
abiertamente a las andanzas subversivas tan pronto se repuso del susto aprovechando
el enorme poder económico, ideológico, mediático y político,
y la importante influencia en el Estado que aún conserva.
Envalentonada porque se sabe apoyada por la ultrarreaccionaria y guerrerista
administración Bush y, sobre todo, porque el gobierno de Caracas no utilizó
la singular coyuntura creada el 13 de abril para contraponerle una ofensiva
estratégica que habría contado con un sólido respaldo de
las masas, comprometidas con el proyecto y el orden constitucional bolivarianos.
Era el momento idóneo para desarticular políticamente a los organizadores
de la asonada y ganar a los indecisos haciendo caer ejemplarmente sobre aquéllos
el peso de la ley, aplicando sin pausa las medidas de transformación
social aprobadas por la Asamblea Nacional y adoptando otras nuevas, estimulando
y fortaleciendo el proceso de autorganización desde la base de las fuerzas
populares civiles y militares, en fin de cuentas las que derrotaron el golpe
y sostienen al gobierno chavista hasta la fecha.
El apoyo a Chávez no es gratuito. Nació de la comunión
del movimiento encabezado por éste con los pobres de Venezuela, iniciada
con el pronunciamiento militar del entonces teniente coronel en respuesta a
las políticas entreguistas, corruptas y represivas de la oligarquía,
que habían suprimido a sangre y fuego las protestas contra el despiadado
plan de ajuste neoliberal del régimen de Carlos Andrés Pérez.
Más tarde fortalecida por la actuación de la administración
chavista en favor de la soberanía, de los intereses de las mayorías
y de la resistencia latinoamericana y tercermundista al orden mundial neoliberal.
El peligro ahora es que, animado por un concepto candoroso e impracticable de
la reconciliación, el gobierno de Caracas no adopte a tiempo las medidas
reclamadas por quienes lo eligieron, tendientes a conjurar la repetición
del golpe fascista, que de producirse podría costar mucha sangre y, de
triunfar, llevar a un retroceso a las fuerzas populares en América Latina,
nuevamente en pugna por abrirse paso.