El 6 de octubre del 2002 el pueblo brasileño, con sus 115 millones de votantes, expresó su repudio a la política neoliberal del gobierno de FHC, votando en forma mayoritaria en LULA y en los candidatos de la Oposición.
Nunca antes en América Latina un pueblo se había expresado, en una elección, voto a voto, de forma tan clara y contundente.
Obtener más del 75% de los votos a favor de la Oposición, ganar en todas las capitales con más del 51,8%, ganar en 26 de los 27 estados de la Federación, elegir 7 gobernadores de los 10 definidos en la Primera Vuelta y disputar el cargo para otros 10 en la Segunda Vuelta, multiplicar su representación parlamentar para Diputados (90) y Senadores (14) en un 50%, no sólo asusta al oficialismo y continuismo defendido por el Presidente Fernando Henrique Cardoso sino que consigue unir el espectro neoliberal para formar un frente ANTI LULA en la Segunda Vuelta del 27 de octubre del 2002. ¿Qué le sobró y que le faltó a la izquierda?
Le sobró apoyo popular y le faltó conciencia y capacidad organizativa para canalizar ésta voluntad de cambio del pueblo brasileño.
Si los logros de los Partidos de la Oposición y de la Izquierda, no fueron mayores y mejores, y si no fue alcanzada en ésta Primera Vuelta, la primera magistratura del país y no obtuvo -porque es necesaria e imprescindible en el juego de la democracia parlamentar- una mayoría aplastante y definitiva en el Congreso Nacional (Camara de Senadores y Diputados), las causas residen en la miopía y criterios políticos de unidad de sus dirigentes, ya que desde el punto ideológico y programático existían y existen todas las condiciones necesarias.
Una cosa es presentarse frente al pueblo, en el actual momento que vive el Brasil, después de una experiencia de 8 años de aplicación sistemática del programa neoliberal, Plano Real, siguiendo los parámetros dictados por el Consenso de Washington, con una Oposición e Izquierda, ésta por lo menos unida y, otra cosa, es hacerlo divididos.
El Partido de los Trabajadores, PT, se alió al Partido Liberal, PL, ideológicamente de centro y evangélico por composición, de donde salió el empresario-candidato a vice José Alencar. Mantuvo su alianza con el Partido Comunista do Brasil, PC do B, y el Partido Comunista Brasileiro, PCB, (izquierda tradicional) y obtuvo, con LULA a la presidencia, el 46,44 % de los votos.
El Partido Socialista Brasileiro, PSB, se presentó con Garotinho, ex gobernador de Rio de Janeiro, utilizó la bandera de los evangélicos y un lenguaje duro y crítico al actual gobierno de FHC, y de yapa alimentó una desconfianza hacia LULA diciendo que no podía ejercer la Presidencia del Brasil "por falta de capacidad y experiencia anterior", mismo así obtuvo casi el 18% de los votos.
El Partido Popular Socialista, PPS, (moderna versión comunista del PCB, pós caída del "socialismo real"), se juntó al Partido Democratico Trabalhista de Brizola, PDT, y al Partido Trabalhista Brasileiro, PTB (conservador y tradicional), formó un " Frente Trabalhista" con Ciro Gomes a la cabeza, y trató de captar aliados de la derecha política como el Partido del Frente Liberal, PFL (felizmente para si propio, sin conseguirlo), obtuvo el 12% de los votos.
Bastaba que los Partidos, que son la base de ésta oposición política , PT, PSB, PC do B, PCB y el PPS, actuaran como Centro Político y se unieran bajo la bandera de un Frente, para obtener en la Primera Vuelta no sólo la Presidencia, sino la mayoría de los 27 gobiernos estaduales y su correspondiente apoyo en las Asambleas de Diputados en cada estado, en la Cámara de Senadores y en la de Diputados Federales del Congreso Nacional.
Para gobernar un país se necesita tener el poder político.
Y el poder político, en la concepción públicamente declarada por los dirigentes de los más importantes partidos de las izquierdas en América Latina, pasa por elecciones libres y democraticas, y en ellas es necesario obtener la mayoría suficiente de Diputados, Senadores y Gobernadores, como es el caso de Brasil y de Argentina, para poder ejercer la Presidencia y aplicar un programa popular;
Sólo así es posible cambiar el rumbo de la historia (por lo menos en la concepción de lo que es "izquierda", para los dirigentes) y principalmente permitir que un país como Brasil, con la enorme importancia que tiene en el contexto Latinoamericano y mundial, pueda emergir con un programa de índole popular y democrático capaz de ser llevado a la práctica.
Las izquierdas brasileñas triunfaron en el número de votos que recibieron, más del 75%, y sin embargo son apenas un poco más del 30% del Congreso Nacional, donde serán votadas las leyes y los proyectos enviados por el futuro Presidente; ganaron apenas 7 gobiernos estaduales, de un total de 27 de la Federación, y van a disputar, en la Segunda Vuelta, otros 10 y perdieron al estar separados, la oportunidad de hacerlo en otros 3 por lo menos.
En definitiva, se pierde la chance historica de ser mayoría absoluta, en todos los órdenes, democráticamente electos por el pueblo de acuerdo y como lo exige la Democracia Occidental. ¿Qué pasa con la economía?
De acuerdo a las palabras textuales de George Soros, el Brasil se encamina rumbo a la falencia después de las elecciones de octubre porque no tiene como aguantar los intereses tan elevados de los prestamos que recibe y al tener que reorganizar su crédito existe el peligro inminente de un colapso financiero.
El riesgo país está con más de 2.000 puntos, el dólar en R$ 4,00, la tasa de interés está en el 25%, la Deuda Interna Pública alcanzó con la desvalorización el 65% del PIB, la inversión de capital financiero desde el exterior ha disminuido en un 40% y puede ser mayor en el 2003 llegando a los 15 mil millones de dólares apenas cuando lo mínimo necesario está situado arriba de los 20 mil millones.
Mientras tanto, gracias a ésta política, el sector financiero y bancario interno y externo, no deja de acumular ganancias de miles de millones.
La realidad muestra un país que multiplicó su deuda interna; desvalorizó su moneda en 400% desde que arrancó el Plano Real en 1994; tuvo un crecimiento del PIB apenas superior al 1% considerando lo obtenido promedialmente durante éstos 8 años; practicó privatizaciones que apuntaron hacia el mercado interno y no hacia el desarrollo de las exportaciones (no aumentando el valor agregado de sus productos); privatizó el sector primario o básico de la economía al vender las acerías, petroquímicas e incluso parte de la explotación del petroleo, paralizando la posibilidad de un desarrollo economico del país; vendió "las joyas de la corona" (Embratel y las Telecomunicaciones) en la décima parte de su valor real; entregó las distribuidoras de Energía Eléctrica en manos privadas cuando era ésta la principal fuente de recursos financieros y de inversión del estado, sin obligar a las empresas compradoras, como contrapartida, a invertir en el desarrollo de empresas locales con tecnología capaz de sustituir la importación de componentes, máquinas y equipos desde Europa y los EEUU, lo que permitió un aumento aún mayor de sus ganancias; favoreció la importación indiscriminada de los países desarrollados; el crecimiento de desempleados a casi el 20% en los principales centros industriales; en su política de apertura del mercado hacia el MERCOSUR, Europa y EEUU, fomentó la falencia y la migración de pequeños y medios productores rurales hacia los centros urbanos, permitiendo la concentración de la producción en grandes propiedades; practicando en suma una política que favoreció los centros industriales de los países del Primer Mundo y colocó al Brasil en una dependencia cada día mayor del capital financiero para "honrar sus compromisos y pagar los intereses de la deuda".. La motivación de la derecha neoliberal y la respuesta de la oposición para ganar la segunda vuelta
La derecha política y sus principales portavoces en el plano político y financiero hoy resurgen como el ave fénix gracias a la chance ofrecida. Y si hay algo que los dueños del poder político y economico del sistema capitalista no descartan nunca, es una segunda oportunidad.
Por eso Arminio Fraga, un ex colaborador directo de George Soros y actual Presidente del Banco Central del Brasil, portavoz del Ministro de Economia, Pedro Malan, y del Presidente FHC, acusa directamente al PT, a Lula y a la Oposición, por el clima de "falta de confianza y credibilidad del Brasil en el exterior".
Por su parte el FMI hace coro con los especuladores internacionales y presiona para mantener sus privilegios y determinar cómo debe actuar el futuro gobierno.
El candidato José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasilera, PSDB, y el Partido de la Mobilización Democratica del Brasil, PMDB, que obtuvo en la Primera Vuelta apenas 23% de los votos, aprovecha la oportunidad y ahora, con "viento en la camiseta", recibe el apoyo en partidos como el PFL y el PPB, que están desesperados para no seguir perdiendo poder político en los estados.
En ésta Segunda Vuelta, hay una reorganización de las fuerzas políticas neoliberales, con el apoyo explicito y directo del Presidente FHC, desde el Poder Ejecutivo, que mantuvo una actitud bastante discreta en la Primera Vuelta.
Y habrá, de forma muy diferente a la Primera, una campaña fuerte y muy sucia para tratar de impedir el triunfo de LULA a la presidencia y de los candidatos de la Oposición a la gobernación en 10 estados de la Federación.
Las chances del espectro neoliberal estarán en función directa de la respuesta y de la estrategia del Frente, hoy definido y organizado, con la participación de todos los Partidos de la Oposición formado por el PT, PSB, PPS, PDT, PC do B, PCB y el PL.
En tablero de ajedrez hoy dispuesto en el Brasil, las posibilidades de LULA son enormes para ganar la Presidencia, así como las de elegir gobernadores de oposición en varios otros estados de la Federación.