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12 de marzo del 2002
Tratos peligrosos: Cambios en la asistencia militar estadounidense después del 11 de septiembre
Human Rights Watch
Desde el 11 de septiembre, el gobierno de Estados Unidos ha concedido
nueva asistencia militar a gobiernos involucrados en graves abusos a los derechos
humanos, entre ellos la tortura, los asesinatos políticos, la detención
ilegal, la persecución religiosa y los ataques contra civiles durante
conflictos armados, aseguró Human Rights Watch en un informe publicado
recientemente.
En el informe de 15 páginas, Tratos peligrosos: Cambios en la asistencia
militar estadounidense después del 11 de septiembre, se señala
que el Congreso y el gobierno han degradado su política de derechos humanos
al levantar las sanciones sobre la transferencia de armamento a países
con malos historiales de derechos humanos y reducir los plazos de aprobación
establecidos para dichas transferencias.
El 9 de enero, por ejemplo, Estados Unidos recompensó a Tayikistán
por su apoyo a la guerra contra el terrorismo con el levantamiento de una prohibición
de ocho años de la venta de armamento a este país del Asia Central.
Tayikistán tiene un historial de torturas, represión de la oposición
política y los medios de comunicación y detenciones por motivos
religiosos.
"Estas transferencias no van a aumentar la seguridad de Estados Unidos a largo
plazo," dijo Joost R. Hiltermann, Director Ejecutivo de la División de
Armamento de Human Rights Watch. "Y hacen que Estados Unidos sea cómplice
del abuso a civiles en otros países." En los últimos meses, Estados
Unidos ha anunciado casi a diario paquetes de ayuda militar al extranjero, lo
que incluye entregas de equipo de defensa, propuestas de ventas de armamento,
apoyo financiero y entrenamiento militar. Ha tenido que levantar las sanciones
a varios países para permitir la entrega de dicha ayuda. Además,
Estados Unidos ha aumentado drásticamente la asistencia militar a viejos
aliados que han ganado nuevamente importancia desde el 11 de septiembre.
Aunque Human Rights Watch no tiene una posición con respecto a todas
las transferencias de asistencia militar, se opone a la asistencia a gobiernos
involucrados en prácticas sistemáticas de graves violaciones a
los derechos humanos y al derecho humanitario.
En octubre, Estados Unidos empezó la entrega de armas y municiones a
las fuerzas antitalibán de Afganistán. Aunque las instó
a que respetaran los derechos humanos, Estados Unidos hizo pocos esfuerzos por
mantener el equipo fuera del alcance de los peores violadores a los derechos
humanos. Algunos señores de la guerra están maniobrando para minar
las iniciativas del nuevo gobierno afgano para restaurar el Estado de Derecho.
En Asia Central y el Sur de Asia, el gobierno de Estados Unidos ha recompensado
el apoyo político y militar con promesas de asistencia militar. Sin embargo,
no ha condicionado dicha ayuda a la mejora de los derechos humanos a nivel local.
Uzbekistán, por ejemplo, recibirá ayuda de seguridad por valor
de 43 millones de dólares, lo que incluye 25 millones en asistencia y
entrenamiento militar y 18 millones para seguridad fronteriza, como resultado
de su cooperación en la guerra contra el terrorismo. Uzbekistán
tiene un terrible historial en materia de derechos humanos, que incluye torturas
y una intensa persecución religiosa.
Los efectos de la nueva política estadounidense se extienden al resto
del mundo. En noviembre, el Presidente George Bush prometió a Filipinas
un paquete de 100 millones de dólares en ayuda militar. Estados Unidos
ya ha suministrado aeronaves y cientos de armas pequeñas e inició
recientemente una misión de entrenamiento antiterrorista conjunta con
tropas filipinas. No obstante, en su informe más reciente sobre derechos
humanos, el Departamento de Estado de Estados Unidos señaló que
los abusos por parte de las fuerzas militares y policiales de Filipinas incluyen
ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, tortura, y arrestos y
detenciones arbitrarias.
En respuesta a su guerra contra el terrorismo, Estados Unidos también
ha establecido mecanismos para agilizar los trámites (fast-track) de
la asistencia militar que pueden ayudar a acelerar las aprobaciones de ventas
de armas a Oriente Medio por valor de miles de millones de dólares; tales
como la venta de cazas F-16, misiles y bombas por valor de 1.120 millones de
dólares a Omán.