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13 de marzo del 2002
Seis meses después del 11-s
Isaac Bigio
Hace medio año se produjo el atentado en el mero centro del corazón
commercial y militar de la única super-potencia que queda en pie. EEUU
recibió por primera vez en su historia un ataque militar en su propio
territorio continental. Seis meses después del 11 de septiembre Bush
puede reinvindicar varios hechos en su favor.
Nunca antes un presidente norteamericano subió tantos puntos en las encuestas
de opinión. Quien había llegado a la presidencia perdiendo las
elecciones directas saltó de tener menos de un 50% de aprobación
popular a sobrepasar el 84%. Los EEUU no sólo alcanzaron el mayor nivel
de unidad nacional conseguido desde la anterior guerra mundial, sino que por
primera vez lideraron a la más vasta coalición militar de países
que se haya conocido.
El Pentágono logró derrocar al gobierno de un país que
tuvo la fama de haber sido la tumba de los dos principales ejércitos
europeos (británico y ruso). Esto en poco tiempo (dos meses) y con mínimas
bajas norteamericanas (sólo una docena). Washington logró contar
con el aval de casi todos los 55 países musulmanes, incluyendo el Irán
de los ayatolas. Otro significativo logro positivo para EEUU ha sido que ha
evitado la caída del dictador pakistaní Musharaf o del régimen
saudita. Tampoco se ha generado una ola de violencia en el mundo musulmán.
Después del atentado contra las torres gemelas no se ha producido ningún
otro acto en ninguna otra parte de occidente. Esto puede ser interpretado como
una victoria de los servicios occidentales. Otro punto de vista es que se exageró
el peligro de los talibanes y Al Qaeda. Los primeros demostraron ser un movimiento
provinciano y nada sofisticado, mientras que los segundos evidenciaron su fragilidad
y debilidad. Para el profesor Petras resulta imposible que un grupo tan altamente
vigiliado por la CIA haya planificado dichos atentados sin haber sido previamente
percibidos. El sugiere que quienes secuestraron los 4 aviones fueron un grupo
pequeño e independiente de Al Qaeda. Otras sugerencias apuntan a que
los autores del macro-atentado habrían sido sectores ligados a servicios
de inteligencia israelí u norteamericano que hubiesen querido ganar a
la opinión pública occidental a una cruzada anti-terrorista. Mas,
todo ello obedece a especulaciones que no pueden ser probadas.
Diez semanas después del 11 de septiembre el conservador diario británico
Daily Telegraph afirmaba que pese a que unos 7,000 hombres habían sido
destinados a investigar ese hecho y a que millones de horas-hombre habían
sido utilizadas hasta la fecha no se sabía a ciencia cierta quienes estuvieron
tras los aeropiratas suicidas.
El mundo no sabe aún quien planificó dichos sucesos (o si alguien
sabiéndolo lo dejó pasar). Tampoco se ha dado con a quien EEUU
sindica como el cabecilla. Bin Laden, al igual que sus principales lugartenientes,
han resistido el bombardeo y se encuentran inubicables.
Sin embargo, las consecuencias de la reacción estadounidense han cambiado
la política mundial. Mientras las agencias de prensa norteamericanas
se centraban en denunciar los crímenes del terrorismo fundamentalista,
las FFAA de ese país destinaban mil millones de dólares mensuales
en bombardear unoa de las naciones más pobres de la tuierra. En menos
de 3 meses Afganistán recibió diez mil toneladas de bombas. Algunas
de ellas, como los 'deshojadores de margaritas' es lo más cercano a un
arma atómica pues destruyen todo ser en medio kilómetro a la redonda.
No menos de 1,2 nuevos millones de afganos se refugiaron. Los talibanes fueron
remplazados por una coalición de caudillos militares con historiales
de matanzas y abusos contra las mujeres.
La cruzada anti-terrorista ha implicado que diversos gobiernos pro-estadounidenses
lancen sus propias represiones contra disidentes. La India ha endurecido su
accionar contra los separatistas de Cachemira lo que a su vez ha revitalizado
a los fundamentalistas hinduístas. En Israel Sharon ha desencadenado
una arremetida militar contra la Autoridad Nacional Palestina. En Colombia la
zona de distension para las FARC ha sido abolida y una nueva ofensiva militar
ha sido llevada a cabo.
Dentro de las potencias occidentales se han refozado medidas que cercenan libertades
y que restringen movimientos migratorios de gente del tercer mundo. En Dinamarca,
los social demócratas perdieron el poder que tenían desde hace
más de medio siglo, mientras que la extrema derecha anti-musulmana dió
un salto electoral espectacular.
Algo que llama la atención es que antes del 11 de septiembre había
un crecimiento en las protestas contra la globalización neo-liberal.
Sin embargo, la tendencia hacia hacer manifestaciones más masivas y aguerridas
que iba desde Seatle hasta Génova quedó interrupida luego de dicha
fecha. Posiblemente la protesta contra La cumbre de Barcelona a mediados de
marzo 2002 implique un cambio.
Bush logró desviar el debate global que iba cuestionando los efectos
sobre legislación social y ambiental hacia la idea de como aniquilar
al terrorismo.
Un plan militar secreto estadounidense acaba de ser revelado según el
cual la única superpotencia está preparándose para lanzar
bombas nucleares contra Irak, Irán, Corea del norte, Libia, Siria, China
y Rusia. El solo hecho que EEUU volviese a emplear bombas atómicas contra
otro país implicaría un precedente que alteraría por completo
la política global.
Mientras tanto los planes siguen avanzando para desencadenar una intervención
military en Irak. Bush hijo quiere finalizar la tarea que su padre dejó
inconclusa. En 1991 Washington dejó que Saddam crucificara a los levantamientos
chiíta y kurod pues pensaba que si se deponía a Hussein en esas
condiciones iba a haber un levantamiento de masas que alteraría la region
y que podría afectar los bordes de un estado tapón. Hoy, tras
la experiencia afgana donde los EEUU han mostrado la capacidad de poder vertebrar
una amplia coalición multi-étnica que evitó la fragmentación
de tan dividido país, los halcones estadounidenses creen que ha llegado
el momento de remplazar a Saddam (a quien inicialmente apuntalaron y armaron)
por un bloque pro-occidental.
Bush y Blair conversan sobre el empleo de 25,000 soldados que se requerirían
para dicha operación. El problema es que Irak es un estado estructurado
con muchos mayors recursos, organización y armamento que el oscurantista
del Talibán. Por otra parte, la Unión Europea, Rusia, China, la
secretaría general de la ONU y los países musulmanes, que apuntalaron
la intervención afgana, se oponen aún a una nueva aventura en
Irak. Se teme que ésta desencadene una guerra total contra Israel y en
la región.
A seis meses del 11 de septiembre la tendencia es hacia un mayor unilateralismo
por parte de los EEUU y hacia que Bush trate de imponer su modelo eco-social
mediante acciones de fuerza cada vez más osadas.
(*) Isaac Bigio enseña e investiga en la Escuela de Economía
y Ciencias Políticas de Londres.