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28 de febrero de 2002
Los atentados, ¿obra de Al Qaeda?
James Petras
La Jornada
Traducción: Jorge Anaya
Muchos acontecimientos históricos mundiales se han sucedido desde
el 11 de septiembre de 2001. El 7 de octubre Estados Unidos declaró la
guerra a Af-ganistán, lo cual condujo a la matanza de miles de civiles
y soldados afganos y al desplazamiento de millones más. Se han establecido
bases militares estadunidenses en Asia central. Washington depuso al régimen
afgano y estableció un gobierno subordinado en Afganistán. El
presidente George W. Bush ha anunciado nuevas guerras, nombrando a Corea del
Norte, Irán e Irak como posibles objetivos. Los mandos del Pentágono,
Rumsfeld y Wolfowitz, han declarado la doctrina imperial de guerras permanentes,
unilaterales y "preventivas".
Pese a las profundas transformaciones que ocurren, no se ha demostrado la justificación
original de este nuevo imperialismo: la existencia de una red internacional
terrorista islámica dirigida por Osama Bin Laden, que sería responsable
de los ataques al World Trade Center y el Pentágono. Al contrario, han
surgido pruebas sustanciales en contra de la teoría de Washington de
una conspiración internacional. La justificación estadunidense
para ocupar y destruir Afganistán y lanzar a escala mundial su ofensiva
militar imperial se basa en varias afirmaciones: (1) Bin Laden planeó,
dirigió y ejecutó los ataques al World Trade Center y al Pentágono.
(2) El régimen talibán conspiraba con los terroristas y les daba
refugio. (3) Los 19 terroristas eran parte de la red Al Qaeda y fueron organizados,
financiados y dirigidos por Bin Laden. (4) La red terrorista amenaza al mundo
con actos similares a los del 11 de septiembre.
Contra la teoría de la conspiración que esgrime Washington quiero
presentar un escenario alternativo y examinar las evidencias acumuladas durante
los últimos cinco meses para probar cuál de los dos tiene mayor
validez. Mi teoría en contrario sostiene que los terroristas del ataque
del 11 de septiembre en Nueva York y Washington eran parte de un grupo autónomo
de conspiradores que planeó, organizó y ejecutó sus acciones
al margen de las redes Al Qaeda y de Bin Laden. Si bien es posible que los 19
hayan recibido pequeñas cantidades de dinero de núcleos radicales
islámicos y que alguno haya entrado en contacto en algún momento
con miembros de Al Qaeda, eran en esencia un grupo que se mandaba solo. La validez
de una u otra teoría tiene profundas consecuencias en términos
de comprender las políticas militares de Washington y el futuro de la
guerra y la paz en el mundo.
Las pruebas
El hecho más sorprendente es la ausencia de cualquier ataque terrorista
importante que diera continuidad al 11 de septiembre, ya fuera en Estados Unidos,
Europa, Me-dio Oriente o incluso Afganistán. Pese a las cotidianas advertencias
de ataques inminentes que realizan todas las agencias estadunidenses de inteligencia,
nada ha sucedido. Ningún incidente grave después de la muerte
de los 19 atacantes suicidas. El bombardero del zapato, que se suponía
era agente de Al Qaeda, resultó ser un ladrón jamaicano semianalfabeto,
carente de la precisión y capacidad operativa de los 19. Dados los informes
y descripciones de la red conspiradora que ha divulgado la CIA, y la devastación
de Af-ganistán, habría de esperarse un ataque terrorista, pero
ninguno ha ocurrido. Es lógico concluir que los 19 actuaron con independencia
de la red Al Qaeda y tuvieron éxito precisamente porque estaban desligados
de ella.
El jefe de la CIA, George Tenet, sin darse cuenta aportó pruebas adicionales
de la autonomía de los terroristas del 11 de septiembre. En testimonio
rendido al comité senatorial, el 6 de febrero, aseguró que la
infiltración de la agencia a raíz del 11 de septiembre condujo
a la captura de unos mil agentes de Al Qaeda. Añadió que la CIA
llevaba cinco años en guerra con Al Qaeda, y que contaba con espías
infiltrados y ejercía vigilancia electrónica de las redes de comunicación
de sus dirigentes. "¿Te-níamos penetración del objetivo (Al Qae-da)?
Absolutamente", sostuvo de manera categórica. "¿Realizábamos operaciones
técnicas? Absolutamente. ¿Dónde residía el secreto del
plan? Probablemente en la mente de tres o cuatro personas" (subrayado mío).
Es una revelación devastadora porque significa que las únicas
posibles "tres o cuatro personas" que sabían lo que estaba por venir
eran los líderes de los 19, no Bin Laden ni los otros miembros de Al
Qaeda. Dado el nivel de infiltración y vigilancia que ejercía
la agencia sobre Al Qaeda y la afirmación adicional de Tenet de que tenía
un agente cerca de Bin Laden, la única explicación posible de
que no se haya detectado a los 19 es que no se comunicaban con Al Qaeda ni formaban
parte de ella, y mucho menos recibían órdenes de Bin Laden. Pese
a la aseveración de Tenet de que las fuerzas especiales estadunidenses
han descubierto gran cantidad de documentos, videos e información computarizada
de la red, ninguno de ellos contiene un solo ejemplo de comunicación
entre Al Qaeda y los 19.
La razón por la que no se detectó, infiltró o vigiló
a los 19 es porque no pertenecían a Al Qaeda ni eran dirigidos por Bin
Laden, a quien la CIA tenía bajo vigilancia y le había asignado
un agente.
Pese a los interrogatorios -y torturas- a cientos de prisioneros de Al Qaeda
y a algunos altos jefes del talibán, no ha surgido prueba alguna que
ligue a los 19 con Bin Laden.
Los videos de Osama Bin Laden que según Rumsfeld y Bush prueban los vínculos
con los 19, vienen en realidad a demostrar lo contrario. En los videos, el dirigente
fundamentalista nunca asume la responsabilidad de los incidentes terroristas,
pese a que los elogia e incluso los celebra. Dada la naturaleza de su política
y su respaldo al terrorismo, es seguro que se daría crédito si
fuera responsable.
A diferencia de lo que ocurrió con los 19, la imagen de Al Qaeda y del
talibán como mártires fanáticos es desvirtuada por su comportamiento
durante la "guerra" (ma-tanza). Decenas de miles huyeron, se rindieron o desertaron
en vez de librar una "guerra sagrada a muerte". Se comportaron como cualquier
soldado a la vista de un enemigo abrumadoramente superior.
En otras palabras, en cinco meses no ha aparecido un grupo o luchador capaz
de reproducir la precisión, organización y compromiso de los 19.
El contraste entre la organización de los 19 y el bombardero del zapato
de Al Qaeda, pone de relieve las diferencias entre un grupo autónomo
de terroristas adiestrados y una red terrorista incompetente, inefectiva e infiltrada.
Implicaciones de la teoría en contrario
Puesto que el acto terrorista fue organizado por un grupo aislado, se explica
por qué no han ocurrido acciones subsecuentes en los cinco meses posteriores.
Por lo tanto, la guerra contra Afganistán no tuvo fundamento demostrable.
La ausencia de vínculo entre los 19 y cualquier red terrorista internacional
significa que la campaña internacional de terror de Washington está
basada en presunciones falsas y en proyecciones futuristas sumamente dudosas.
La deschavetada teoría de la conspiración internacional de Washington
ha sido inventada y difundida para justificar una campaña militar de
alcance mundial destinada a expandir las bases militares estadunidenses (Centroamérica,
Filipinas y América Latina), así como para legitimar la intervención
militar unilateral y marginar a los competidores europeos y japoneses de cualquier
influencia en regiones estratégicas, productoras de petróleo (Medio
Oriente, el mar Caspio). Al mismo tiempo, la propaganda de guerra al terrorismo
en Estados Unidos sirve para fortalecer el Estado represor, socavar la oposición
a los recortes masivos del gasto social y al fuerte incremento del militar,
así como silenciar las voces que pudieran poner en duda la teoría
de la conspiración terrorista internacional.
La teoría de la conspiración crea en el ámbito interno
la sicosis de guerra que justifica campañas bélicas interminables
y sacrificios económicos crónicos, y permite a Washington proyectar
un nuevo imperio comercial en el que bombarderos e inversionistas van de la
mano colonizando nuevas regiones, monopolizando los mercados y recursos estratégicos,
marginando al mismo tiempo a competidores europeos.