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Internacional

8 de marzo del 2002

Editorial de Liberación
La mujer contra la discriminación y la pobreza

Liberación
El Día Internacional de la Mujer es ocasión propicia para al tiempo de homenajearles, recordar algunos hitos de una larga historia de luchas, la mayoría de las veces ocultadas y mucho menos recogidas en lo que se imparte en escuelas y otros centros educacionales, lo que ha contribuído, entre muchas cosas más, a la histórica discriminación que aun padece.
Han pasado más de 300 años desde que en 1793 la francesa Olympe de Gouges fuera guillotinada por rebelarse contra el poder y sostener que las mujeres tenían derecho a la ciudadanía. Su grito finalmente se plasmó en la Declaración de la Mujer y de la Ciudadanía de 1791 y también en el libro de la inglesa Mary Wollstonecraf, Defensa de los derechos de la mujer.
Fue recién en 1993, cuando en Viena en ocasión de la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos de la ONU, se produjera un hecho histórico: la comunidad internacional reconoce e integra finalmente los derechos de la mujer al conjunto de los DD.HH. fundamentales consagrados desde años antes.
En América Latina el tema de la condición jurídica y política de las mujeres aun sigue siendo materia de debate y de lucha, mientras que en otros continentes subdesarrollados la situación es peor aun, aunque en los últimos años, asistimos a un creciente auge de la discusión y el surgimiento del movimiento feminista y si bien la legislación de las últimas décadas viene intentando morigerar la posición desfavorable en la sociedad de la mujer, la real igualdad de sexos y de oportunidades para ella no ha trascendido del plano formal.
La aplicación mundial de las políticas neoliberales, constituyen hoy un importante freno para dicha emancipación y en los hechos ha tenido un impacto negativo en la participación de las mujeres en el mercado de trabajo. La pobreza, la falta de empleo, los recortes en la educación, la salud y la previsión social, han empujado a la mujer, junto a los niños y los ancianos, a una creciente marginalización económica y social. Algunos autores han llamado a este nuevo fenómeno como «feminización de la pobreza». Y si miramos algunas cifras de América Latina podremos apreciar con claridad este deslizamiento hacia la actual situación.
- Uno de cada cuatro hogares en áreas urbanas tiene a una mujer como jefa de hogar. El Caribe es la región en el mundo con más proporción de mujeres jefas de hogar (35%).
- La mayoría de las mujeres que trabajan fuera de la casa están en el sector de servicios y sus condiciones laborales son de extrema precariedad (60% a 68%).
- En 1993, un estudio de la Organización Panamericana de la Salud -OPS-, estableció además otro componente que le afecta. Entre un 45% a un 60% de los homicidios contra las mujeres tienen lugar dentro del hogar y la mayoría de éstos son cometidos por el marido o el conviviente. Y como consecuencia de la violencia doméstica, los intentos de suicidio son 12 veces más frecuentes entre mujeres que han sufrido violencia que las que no la han tenido.
- Un informe de 1997, mostraba que el promedio de muertes maternas sólo en la región, era de 194 mujeres por 100 mil nacimientos. La cuarta tasa más alta del mundo. Su causa principal son los abortos clandestinos, realizados en pésimas condiciones sanitarias, los mismos llegaban entonces a 4 millones al año, de los cuales 800 mil requerían hospitalizaciones por graves complicaciones posteriores. Sólo en el Caribe, el aborto representa el 30% de las muertes maternas.
- En Centroamérica, para mencionar sólo un ejemplo, más de 2 millones de niñas y niños entre 5 y 15 años trabajan bajo graves condiciones de explotación.
Además la pobreza, como sabemos, es el principal factor del aumento de la prostitución. Se estima que en Brasil hay entre 250 mil y 500 mil niñas y jóvenes, obligadas ha ejercerla.
La dura lucha dada por las mujeres en todos los rincones de la Tierra, se ha visto reflejada en documentos fundamentales de la ONU que, para vergüenza universal, pasó años haciendo oídos sordos a derechos elementales y sobre todo facilitando que los gobiernos no tuvieran ningún tipo de obligación hacia sus ciudadanas. Una conquista importante en ese plano jurídico, es la incorporación de los derechos específicos para el género aprobados en 1979 por la Asamblea General de la ONU; otra lo ha sido el de haber podido tipificar la violencia contra la mujer como violación de los DD.HH.
Pero lo más importante y valioso quizá sea, -pese a la deteriorada situación social y económica que soportan las mujeres hoy- la conciencia que han sabido ir creando en todo el mundo para que sus derechos sean respetados en el mismo plano que el de los hombres y más aún, que les corresponde junto a los niños y a los ancianos especial cuidado, respeto y reconocimiento de la sociedad.
Qué el homenaje hacia ellas, no sea sólo cada 8 de Marzo.