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8 de marzo del 2002
Suiza: Días difíciles para los "sin papeles"
Eduardo Tamayo G.
Servicio Informativo "alai-amlatina"
Luego de que el parlamento suizo rechazó a fines del año
pasado una regularización general de los indocumentados, una serie de
arrestos y expulsiones se han producido en el país que preocupa tanto
a los directamente implicados como a las organizaciones solidarias que les apoyan.
El colectivo de Ginebra "papeles para todos" denunció que los arrestos
se han multiplicado en los últimos tiempos llegando a una decena por
día. "Las personas arrestadas son tratadas como delincuentes por la Policía",
señala el colectivo.
Una joven sudamericana embarazada testimonió ante la prensa que fue arrestada
frente a un almacén. Fue mantenida durante cuatro horas en un puesto
de policía sin haber tenido la posibilidad de alimentarse o de calmar
su sed. Los agentes le habrían incluso negado un vaso de agua para tomar
un medicamento.
También se citó el caso de una colombiana que fue incomunicada
y luego reenviada a Bogotá sin dinero y sin haberle dado la oportunidad
de recuperar sus pertenencias. Por su lado, el periódico Le Courrier
de Ginebra dio a conocer otro caso que reviste las mismas características:
un trabajador ecuatoriano, luego de haber sido mantenido incomunicado por cuatro
días, fue expulsado con el overol puesto hacia una ciudad del Ecuador.
La policía procede de esta manera cuando los "sin papeles" se niegan
a dar su dirección para proteger a sus familiares y evitar con ello que
corran su misma suerte. Cuando informan su dirección, en cambio, la policía
se encarga de recoger sus efectos personales y de recuperar los salarios que
les adeudan los empleadores que los contratan, según versiones oficiales.
Otro caso que llama la atención, así mismo, es la detención
en Lausana por unas horas de una madre ecuatoriana y sus dos hijos...incluido
un bebé de 10 días. A esta familia, que vive desde hace 6 años
en Suiza, la policía le dio un plazo de un mes para abandonar el país.
Comentando este caso, Nelson Serathiuk, del Centro Social Protestante, declaró
que Suiza está en camino de convertirse en un país del Tercer
Mundo al mejor ejemplo de las dictaduras militares latinoamericanas de los años
setenta.
No se conoce el número exacto de "sin papeles" en Suiza, sin embargo,
se estima que son entre 200.000 y 300.000. Provienen de países afectados
por la guerra o las crisis económicas como la ex Yugoslavia, de países
asiáticos y africanos, y últimamente de Ecuador y Colombia.
"Además de su extrema precariedad y de su falta de derechos, la mayor
parte de sin papeles subsisten en condiciones de vida y de trabajo inimaginables:
salarios miserables, horarios interminables, protección social inexistente,
viviendas insalubres. Estas personas y particularmente los niños viven
con el miedo constante de transitar por la calle y ser sometido repentinamente
a un control policial", señala el Movimiento de apoyo a los sin papeles.
A menudo son explotados por empleadores que les pagan salarios más bajos
que los normales y les imponen duras condiciones de trabajo.
Durante el año pasado el movimiento de los "sin papeles" salió
a la luz con la toma de iglesias y movilizaciones efectuadas en Lausana, Basilea,
Friburgo, Nauchatel, Ginebra, Zurich y Berna, logrando la adhesión de
decenas de organizaciones suizas solidarias. El movimiento logró colocar
este tema en la agenda pública siendo tratado por el Parlamento el pasado
10 de diciembre. La mayoría de este organismo, sin embargo, rechazó
las propuestas de los diputados verdes, socialistas y comunistas de una regularización
colectiva, y adhirió a la propuesta del Consejo Federal (Ejecutivo) de
abordar el problema caso por caso, tomando en consideración aspectos
humanitarios.
Estas medidas no han solucionado los problemas. El colectivo "En cuatro años
echamos raíces", compuesto por 170 kosovares, este primero de marzo volvió
a tomarse la iglesia de Bellevaux en la ciudad de Lausana reclamando la concesión
de permisos de residencia. El pasado año, por estos mismos motivos, ocupó
la misma iglesia durante cuatro meses.
"Los sin papeles han salido de la sombra y no han conseguido nada. La política
del caso por caso tomada por las autoridades para quitarse de encima el tema
de los sin papeles nunca podrá desembocar en soluciones equitativas y
racionales", señala un comentario del Le Courrier. Y a continuación
menciona la arbitrariedad y ambigüedad con la que es y puede ser aplicada
la medida: mientras a una familia ecuatoriana que vive en Lausana desde hace
11 años se le concedió un permiso de residencia, a otra, de la
misma región y con las mismas características, se le arrestó
y se amenaza con expulsarla.
Los trabajadores emigrantes encuentran grandes dificultades para regularizarse
debido a la legislación vigente. El ecuatoriano Byron Allauca, que vive
y trabaja en Suiza desde hace casi 10 años, y paga sus impuestos, no
ha conseguido su residencia pese a sus reiteradas peticiones. El se considera
discriminado por ser ecuatoriano y no europeo, y ha emprendido una demanda por
discriminación racial contra Suiza (apoyado por la Asociación
romana contra el racismo, SOS-racismo) ante el Comité de las Naciones
Unidas para la eliminación de la Discriminación Racial (CERD).
Suiza, que ratificó la Convención sobre la eliminación
de todas las formas de discriminación racial en 1994, mantiene una compleja
política migratoria, denominada de los "tres círculos" que hace
distinciones de nacionalidad (países de la Comunidad Europea y países
en desarrollo), de competencias (cuadros profesionales, estudiantes y personas
poco calificadas) y de posesión de bienes (ricos y pobres). El CERD,
en 1998, formuló recomendaciones a Suiza, expresando su inquietud por
la política de los "tres círculos", calificando sus efectos como
"degradantes y discriminatorios". La demanda de Allauca puede tener un carácter
simbólico, pero pretende llamar la atención sobre la actual política
migratoria que impide conceder permisos de residencia a trabajadores poco calificados
no europeos.