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Internacional

22 de marzo del 2002

Editorial de Liberación
Otra vez Ginebra

Liberación

Desde que Estados Unidos, luego de la implosión del campo socialista decidió recrudecer sus presiones aumentando el criminal cerco para liquidar en su patio trasero a Cuba, pese a ser sistemáticamente derrotado en la Asamblea General de Naciones Unidas donde una mayoría creciente de países votan y se oponen contra el bloqueo yanqui, recurrieron a un organismo que históricamente han controlado mejor: la famosa Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
A tanto llegó el uso omnímodo de la Comisión por parte de Estados Unidos, que el pasado año luego de 50 años de ser miembro permanente de la misma, perdió su estratégico puesto.
Sin embargo, gracias a su poderío político, económico y militar persiste en hacer de ese sitio una privilegiada herramienta de la persecución anticubana que durante décadas lleva adelante, sin que haya podido exterminarla. Obteniendo la condena de Cuba, so pretexto de que en ella se violan los DD.HH., Estados Unidos intenta legalizar en parte, la permanencia del bloqueo que la comunidad internacional cuestiona y le exige que cese.
Esa política anticubana, claramente interesada y discriminatoria, que nunca se ha ejercido antes contra claras violaciones a los derechos humanos en muchos países donde sus gobernantes son aliados o protegidos de Estados Unidos o de otros países del "mundo libre", y que sí han practicado claras políticas de genocidio, torturas masivas, desapariciones, total prohibición del derecho de agrupación y reunión, y de muchos otros consagrados universalmente, en cambio ha tenido de unos años a esta parte a Cuba como centro de la difamación y el escarnio.
El año pasado por un exiguo margen EE.UU. logró condenarla, en otros anteriores incluso llegó a ser derrotado; no porque la acusación hubiera desaparecido, sino porque no alcanzó a comprar votos o porque los chantajes y presiones de todo tipo fueron rechazados por quienes en ese momento se sentaban en la CDH temporalmente.
En ese triste papel de presentar el relatorio contra Cuba, EE.UU. ha buscado desesperadamente el país que ponga la cara. En 2001 como se recordará fue la República Checa; ahora ese trabajo, los checos parece que no están dispuestos a hacerlo más. Por eso el equipo de Bush, con hombres de odioso historial en trabajos sucios como es el caso del embajador John Negroponte y otros conocidos anticubanos elevados al rango de diplomáticos han aumentado sus presiones sobre aliados, amigos y dependientes en toda la Tierra. El objetivo es tratar de obtener el voto contra Cuba en Ginebra, cuando la próxima semana comience los trabajos de la CDH, sobre todo conseguir a alguien que sustituya a los checos en la indecorosa tarea de presentar la acusación. Se ha sabido que trabajan (y no es casualidad), sobre el gobierno argentino a quien aun lo tienen en penitencia y le demoran la ayuda económica del Fondo Monetario Internacional. Quizá, si acepta el trabajito se premie al gobierno de Duhalde con los dólares que necesita debido a la bancarrota que vive el país sudamericano.
Pero también trabajan para que los países que integran la Unión Europea y que se oponen a que EE.UU. mantenga el bloqueo, (que además en diciembre pasado se expresaron por normalizar las relaciones con Cuba y no secundan totalmente la agresiva política anticubana), se contradigan y en Ginebra voten de todas maneras para condenarla.
Entre estos está Suecia miembro permanente de la CDH, y que Bush desea utilizar para que cumpla también su pequeño papel en la maniobra en ciernes.Por su parte Cuba, semanas atrás denunció que Estados Unidos viene haciendo presiones de cara a Ginebra en varias capitales latinoamericanas para que desde allí se tomen "iniciativas prácticas" y aparezca como un protagonismo original desde "la región" como ellos mismos han escrito. Al mismo tiempo que los cubanos le han manifestado a la UE, que no están dispuestos a aceptar "ningún tratamiento que pretenda singularizarla" y tampoco otros intentos dirigidos a "moderar" o "balancear" el contenido del proyecto de resolución en la CDH., porque en definitiva no cambiaría la esencia de lo que Estados Unidos pretende, proseguir con el bloqueo criminal, ayudando a mantener el clima de confrontación, y no el de un cada vez más necesario diálogo respetuoso y constructivo, en materia de derechos humanos.
Como bien señala un llamamiento al gobierno sueco de la asociación de amistad con Cuba, allí existe un modelo diferente, pero no por ello menos democrático que el existente en muchos países que así se denominan; pero tampoco ningún torturado, asesinado o desaparecido, y menos un gobierno que provoque genocidios, desplazamiento forzados de su población o que mate por hambre a su propia gente.
En todo caso lo que Cuba no ha podido tener nunca es paz y tranquilidad, para desarrollar una democracia más avanzada aún, y eso será cierto el día en que Estados Unidos cese su agresión económica, política e incluso violenta, y acepte finalmente que su vecino tiene derecho a vivir como desea de acuerdo a sus necesidades e historia, y no como él pretende.