VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Internacional

21 de marzo del 2002

Política interna, economía, política exterior: El catálogo nefasto del presidente
Buen año señor Bush

Antonio Cardella
A rivista anarchica
Traducido para Rebelión por Ana MĒ Hernández Fernández

No querría dejarme arrastrar por el vértice de balances y de presiones típicas de días como éstos, que señalan el pasaje de un año bajo la sugestión de eventos festivos que inducen también a los más desencantados a mostrarse llenos de buenos propósitos en relación a los futuros tiempos que han de venir, y que se muestran como mejores que aquellos que a penas han transcurrido.
Pero el 2001 no ha sido un año cualquiera. También, para quien está convencido de que la Historia no da saltos, el año pasado ha registrado una serie de hechos cualitativamente excepcionales, tanto desde el punto de vista de la estabilidad política del contexto internacional, como de los procesos macroeconómicos.
Mientras tanto, al inicio del año, en Enero del 2001, Bush Junior, seguido de una lucha electoral, la cual concluiría con un largo y atormentado mare-magnum de votos de los electores de Florida, conquistó la Casa Blanca a expensas del demócrata Al Gore.
Con Bush, América muestra su cara menos alegre, tanto desde el punto de vista de su política económica como de las relaciones internacionales.
En relación con la versátil política interna, Bush demuestra querer pagar rápido, las deudas contraidas con los lobbies, los cuales habían financiado su campaña electoral.
Drásticas reducciones de las tasas que gravan a las empresas, el relance de la producción bélica (ve el proyecto del "escudo espacial",siendo fuertemente contestado por Rusia y por China, dejando perplejos a los europeos), el desmantelamiento del poco Estado Social que sobrevivía a las duras curas del capitalismo avanzado: Son las primeras medidas de la nueva administración americana.
Todo sucedió según las previsiones y las promesas que llevaron a Bush a la Casa Blanca, sólo que -como bien sabemos nosotros, los italianos-no bastan los regalos para relanzar virtuosamente los procesos económicos.
Ya en la última fase de la era Clinton, los datos del sistema económico americano mostraban señales evidentes de relajación. La producción industrial estaba en la cuerda floja, ya fuera por la elevación de los costes, ya fuera por la contracción de las exportaciones, sofocadas por una moneda fuerte que no rendía cuentas a nadie a la hora de competir en los mercados internacionales.
Existían después unas fuertes exposiciones del sistema financiero en áreas políticamente inestables, las cuales no consentían fáciles y rápidas recuperaciones que determinaron dramáticas caídas de bancos considerados muy sólidos.
Finalmente podemos concluir diciendo que unas sensibles señales de inestabilidad del sistema, golpean en un corto periodo de tiempo a inmensos recursos, dándose la caída de empresas cotizadas, como la drástica doble dimensión de títulos, artificiosamente sobrevalorados en los años del optimismo y de la estabilidad de la gestión Clinton.
En resumen, un cuadro global que contradecía los propósitos originarios de Bush y que impulsa inmediatamente medidas de intervención de carácter dirigente sobre la economía del país, con buena paz del liberalismo integral tan insistentemente disperso.
Esta apertura, entre los datos de la realidad y los propósitos, fue inmediata y sus consecuencias pesaron sobre el plano de la política exterior.
Respiro corto y obtusidad política
Recordad todos que los primeros pronunciamientos de la nueva Administración Republicana iban en la dirección de un progresivo desempeño americano en los cuidados de situaciones y eventos externos al continente.
Fueron claros, por ejemplo, los propósitos de desligarse del conflicto árabe-israelí, y explícitas las afirmaciones de que ningún soldado americano moriría allí.
Pero también este propósito de espléndido aislamiento debía de tener en cuenta una realidad internacional que evidenciaba impetuosamente el corto respiro y la obtusa política.
Mientras el proceso de globalización no consentía clausuras autárquicas de una economía como la americana que por razones objetivas, constituía la locomotora. Y no hay quien no vea que una locomotora sin vagones resulta inútil para sí misma y para los otros, no pudiendo ir así a ninguna parte.
Pero la esfera en la cual la miope visión de Bush habría mayoritariamente mostrado la soga, que resultaba ser la presunción de poder llamar fuera de eventos de la misma potencia norteamericana, desde Roosvelt en adelante, ciertamente con diversas acentuaciones.
No se comprende, por ejemplo, cómo sin el explícito y directo sostenimiento americano, podrían sobrevivir los gobiernos "fantoche", despreciando la voluntad popular, en el Medio Oriente tutelando los intereses de un Occidente Industrializado. O como podrían salvaguardarse equilibrios ya precarios entre un Occidente europeo, económicamente protegido y un Oriente marcado por rápidas transformaciones, a menudo caracterizadas por contradicciones y fuertes contrastes internos.
Todo ello viene a colación por el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono de Washintong.
Amenazas texanas
También en esta trágica circunstancia el texano de hierro traza con sus colaboradores un proyecto de respuesta al terrorismo, el cual amenaza con golpearlo.
Se ha personalizado la figura de Bin Laden como el enemigo a batir, y situándolo en Afganistán, y desencadenando el fin del mundo, conmoviendo a Occidente.
La idea principal consistía en resolver el problema del petróleo, sujeto a crisis por la inestabilidad política del área. Rusia se quedaría libre para resolver a su modo la secesión chechena, y China podría llevar hacia delante su modelo de desarrollo, ignorando los derechos civiles siendo éstos constantemente dañados, tanto dentro del propio país como en las zonas vecinas, por ejemplo El Tibet, siendo sofocado por la ocupación militar.
Lo que no se preveía era el riesgo de agudizar conflictos regionales peligrosos, porque su componente étnico-religioso consistía en reclutar combatientes en todas las partes del mundo.
El israelí Sharon creía poder montar el tigre del terrorismo para liquidar la cuestión palestina. Ha reaparecido el frente árabe que le era hostil enlazándolo de esa forma con un nivel de confrontación contraproducente para un país prácticamente asediado, y militarmente más fuerte que sus adversarios.
Y se configura también como conflicto étnico-religioso el que hay entre la India y Pakistán por la posesión de Cachemira.
Esos son sólo unos pocos ejemplos de conflictos regionales que podrían multiplicarse, sobre todo si los EEUU amplían sus confines como ha llegado a amenazar el texano.
En fin, hagamos hincapié en Europa y un aspecto específico de sus informes con respecto a América. Está ya en circulación la moneda única: El Euro; a mi juicio la nueva moneda europea nace para competir con el dólar, y en una fase de recesión como la actual la lucha por la conquista de los mercados se atendrá y las instigaciones proteccionistas aumentarán. Como se ve, la era Bush amenaza con multiplicar los problemas del mundo, sin resolver ninguno.