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Marzo del 2002
India: La escritora Arundhati Roy, en prisión por criticar al gobierno indio
El Mundo . 07 de marzo de 2002
HONG KONG. «He traído la mochila». La novelista india Arundhati Roy no
perdió el buen humor mientras era conducida ayer a la prisión
de Tihar, en Delhi, tras haber sido condenada a un día de cárcel
y 2.000 rupias (cerca de 30 euros) de multa por el Tribunal Supremo de la India.
La ganadora del premio literario Booker de 1997 con El dios de las pequeñas
cosas pagaba así su oposición a la construcción de una
inmensa presa en su país natal y su lucha contra las instituciones indias.
«No tenemos duda de que Roy ha cometido un acto criminal de desacato», dictaminaron
los dos miembros del Tribunal ante una sala llena de seguidores de la autora.
«Ante la magnanimidad de la ley y el hecho de que la acusada es mujer, la condenamos
a un día de prisión simbólica», dijeron los jueces en la
lectura de la sentencia.
Roy se ha enfrentado en los últimos años a políticos, jueces
y partidos para liderar la campaña de grupos indígenas y medioambientales
contra la presa de Narmada, en el estado indio de Gujarat. El pasado mes de
diciembre, participó en una manifestación contra la decisión
del Tribunal Supremo de permitir la reanudación de los trabajos de una
obra hidráulica que provocará el desplazamiento de decenas de
miles de personas y la desaparición de decenas de pueblos.
La escritora acusó a las máximas autoridades judiciales del país
de tratar de «silenciar las voces disidentes» y puso en duda la honradez de
unos procedimientos que cree influidos por las presiones políticas. «El
mensaje enviado a los desfavorecidos es que, si eres pobre y el Gobierno decide
construir una presa que inundará tu pueblo, mala suerte. Márchate
y sin quejarte», escribió Roy en uno de sus artículos.
Los jueces justificaron ayer su decisión en que «la libertad de expresión
debe estar sujeta a restricciones razonables». La condenada declaró que
«todavía no ha decidido» si pagará la multa de 2.000 rupias impuesta
o si, por el contrario, se enfrentará a los tres meses de cárcel
estipulados en caso de que se niegue.
«La crítica no es desacato», decían ayer varias pancartas de seguidores
de la autora, que tras ganar el Booker aseguró que dejaría de
escribir novelas para dedicarse a luchar por el medio ambiente.
La sentencia es sólo una más de las batallas de Roy con la justicia
india. La publicación de El dios de las pequeñas cosas (Anagrama),
ha llevado a otro juez indio a procesar a la escritora por «corromper la moralidad
pública».
Pero ha sido la batalla contra la energía nuclear y las presas lo que
ha llevado a la cárcel a Roy. Un tribunal la acusó el pasado año
de fomentar la violencia y la desobediencia a las autoridades al hacer «comentarios
irrespetuosos» sobre su decisión de permitir la construcción del
dique de Narmada.
La resolución de ayer la absuelve de ese caso anterior, pero considera
que las alegaciones presentadas por Roy ante el Tribunal Supremo en su defensa
constituyen en sí mismas un desacato. «No estoy preocupada. Este juicio
es una forma más de acallar a quienes dan sus opiniones. Si hacen esto
con alguien que tiene una voz pública como yo, sólo hay que imaginar
lo que harán con la gente que no tiene voz», había asegurado la
autora antes de la vista de ayer.
Los abogados de Roy recomendaron a su clienta que se disculpara ante el Tribunal.
«Si hiciera eso sería como estar en la cárcel el resto de mi vida.
Mantengo todo lo que he escrito, dicho y hecho», contestó la novelista,
de la que la editorial Anagrama publicará próximamente una recopilación
de sus artículos sobre el 11 de septiembre y sus consecuencias.
La presa de la discordia
La India ha construido desde su independencia en 1947 cerca de 4.300 presas
que han desplazado de sus hogares a unos 56 millones de personas. El plan de
la presa de Narmada incluye la construcción de 30 grandes diques, 150
medianos y otros 3.000 de menor tamaño a lo largo de cuatro estados indios.
La principal de esas presas medirá 88 metros de alto y desplazará
a 200.000 personas, dañando para siempre el ecosistema del valle de Narmada.
ARUNDHATI ROY / Escritora «La guerra contra el terrorismo ha dado alas a los
fundamentalistas» The Guardian / El Mundo (07-03-2002)
NUEVA DELHI. Supóngase que usted es una famosa novelista, ganadora del
premio Booker, y que se encuentra a punto de comparecer ante un Tribunal, acusada
de desacato a un juez. ¿Qué haría? La respuesta, si usted fuera
Arundhati Roy, sería comprarse un par de gafas de plástico, de
esas de broma, junto con una nariz falsa y un bigote.
«Lo primero que haré será convertirme en un hombre y luego trataré
de ser razonable», comentaba Roy la víspera del juicio, aunque al final
no optó por la transformación masculina. «Después de eso,
también me mostraré decidida partidaria de la presa, de las bombas
y de la guerra».
La decisión del Tribunal Supremo de saltar al cuello de la escritora
no fue, desde luego, accidental. «Yo creo que todo esto tiene mucho que ver
con un miedo ancestral hacia los escritores que existe en la India. Creo que
la claridad de lo que decimos atemoriza tremendamente», asegura Roy. A pesar
del elevadísimo estatus literario del que disfruta en el extranjero,
en la India Roy es algo así como la figura más odiosa para la
poderosa derecha del Partido Hindú.
En la actualidad, la India está atravesando por unos derroteros sumamente
inciertos, desplazándose desde sus orígenes seculares hacia un
fundamentalismo muy volátil que, de alguna manera, ha sorprendido a Roy
en el medio. «No son buenos tiempos para que nadie destaque en la India», afirma.
«La guerra contra el terrorismo en Afganistán y toda esa retórica
en contra de los musulmanes y el Islam ha dado alas a los fundamentalistas del
Partido Hindú. Y les han permitido, incluso, que aterroricen a la comunidad
musulmana. Estamos atravesando una época realmente terrible».
La queja fundamental y más grave de Roy es que las instituciones indias,
incluyendo al Tribunal Supremo, están involucradas en un proceso de «degradación
de la democracia». El fracaso de varios gobiernos sucesivos y su «corrupción
absoluta» han dado lugar a que el Tribunal Supremo haya comenzado a «vadear»
y no a afrontar los asuntos más importantes, asegura Roy. «Si vas a dar
de lado a los asuntos que más afectan a la vida pública y a tal
escala, tienes que estar dispuesto a recibir críticas», añade.
«Y lo que nos están diciendo los jueces es que no les podemos criticar
intelectualmente».
Los medios de comunicación indios no se han mostrado, por lo general,
muy partidarios de apoyar a la escritora. «Me he visto atrapada y arrastrada
por toda esta mierda y los medios de comunicación no entienden que éste
es también un problema que les afecta a ellos. Les aterroriza escribir
alguna crítica contra el Tribunal Supremo. Cuando estás dentro
de la sala te sientes completamente atemorizado. Te encuentras sin posible defensa».
Arundhati Roy admite que no sabe muy bien qué es lo que supone ir a la
cárcel. Pero si tiene que ir, sí está segura de algo: de
que se llevará sus gafas de plástico.