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7 de marzo del 2002
El sistema monetario y financiero internacional a la deriva
ATTAC-Québec
La actual situación - caracterizada por la inestabilidad financiera,
la brutal caída de los precios de las materias primas procedentes de
los países en vías de desarrollo, la creciente profundización
de la brecha entre países ricos y países pobres por una parte
y los poderosos y la mayoría de la población en el seno de los
países, por otra parte - es el resultado de las orientaciones establecidas
desde hace mucho tiempo y reconfirmadas en los últimos decenios por los
actores económicos mundiales, en primer lugar los países miembros
del Grupo de los 7.
El funcionamiento del sistema monetario internacional no ha cesado de degradarse
en las últimas tres décadas. Los acuerdos de Bretton Woods (1944)
tenían por objeto evitar los extravíos monetarios de los años
treinta, elaborar un sistema menos rígido que el del "patrón oro",
estabilizar las tasas de cambio y financiar la reconstrucción y el desarrollo.
A partir de dichos acuerdos se crearon las Instituciones Financieras Internacionales
(IFI) ligadas al sistema de las N.U. para lograr el doble objetivo de alcanzar
la estabilidad monetaria (Fondo Monetario Internacional - FMI) y el financiamiento
del desarrollo (Banco Mundial -FM). Una importante primera ruptura acontece
en 1971. Enfrentados al permanente déficit de su balanza de pagos y a
la especulación sobre su moneda, los EEUU deciden poner fin a la convertibilidad
del dólar en oro. El dólar se convierte así en el patrón
del sistema monetario internacional sin ningún respaldo como contrapartida:
se abre así la puerta al endeudamiento ilimitado de los EEUU. En 1973
se produce la segunda mayor ruptura, las tasas de cambios de las monedas principales
se convierten en flotantes.
Hacia fines de los 70, los créditos bancarios privados comienzan a convertirse
en la principal fuente de financiamiento. Los flujos de capitales se hallaban
aún orientados en sentido Norte - Sur, pero respondían ya a las
necesidades de los países del Norte: los créditos acordados les
permitían reciclar los petrodólares y contemporáneamente
expandir sus exportaciones, después de la crisis 1974-75.
Tales créditos bancarios privados tienden así las redes en que
la mayor parte de los gobiernos van a naufragar - créditos fácilmente
acordados aunque con contratos que imponen intereses variables y cuya peligrosidad,
por falta de experiencia, la mayoría de ellos, no supieron medir.
La deriva del sistema financiero internacional en tanto sistema de financiamiento
del desarrollo, se produce en 1980-81. Con el movimiento de liberalización
financiera lanzado por el presidente de los EEUU y la primera Ministra Margaret
Thatcher, se franquea una nueva etapa Se instala la "dictadura" de los "acreedores":
liberalización y desregulación de los movimientos de capitales,
titularización de la deuda pública de los países desarrollados,
Estados Unidos a la cabeza y la política monetaria de la Reserva Federal
de los EEUU, provocan una suba de las tasa de interés que pasan del 1,5
al 2% y del 8 al 10%.
El G7, pacto de los principales países industriales impone el dogma del
Consenso de Washington, surgido de la liberalización de los cambios y
de los capitales, las privatizaciones y la primacía otorgada a los mercados
financieros y a las inversiones internacionales. Se sabe lo que sucedió:
crisis de la deuda, "década perdida" en América Latina y en muchos
otros países del mundo comenzando por Africa. El nuevo marco de la globalización
financiera, los IFI se han convertido en instrumentos que contribuyen a imponer,
a menudo con la complicidad táctica y resignada de los estados nacionales,
políticas de privatizaciones y de liberalización de los mercados
detrás de planes de ajuste estructural.
En 1990 se franquea una nueva etapa. Los créditos bancarios han retrocedido
en importancia con relación a las colocaciones en acciones y en obligaciones
sobre los mercados emergentes que se vuelven, cada vez más, tributarios
de vaivenes especulativos que engendran un alza artificial, en una primera etapa,
de las cotizaciones y luego el desmoronamiento, con las conocidas consecuencias
económicas y sociales sobre las poblaciones involucradas. Por iniciativa
del G7 y de los Estados Unidos, luego de las crisis mexicana, rusa y asiática,
se propone una "nueva arquitectura financiera internacional" .
Se encarga al FMI poner en marcha los principios definidos por Robert Rubin,
secretario del Tesoro de los EEUU. Principios que consolidan la precedente evolución
y que tratan esencialmente de mejorar la información sobre los mercados
financieros emergentes para los inversores privados, con el objeto de incrementar
su papel.
Nuestra crítica a las instituciones financieras internacionales El Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial están ampliamente desacreditados.
Consignamos una triple crítica:
-Las dos instituciones, nacidas de Bretton Woods se han ido alejando progresivamente
de sus funciones iniciales para convertirse en instrumentos a través
de los cuales el mercado financiero internacional impone a los países
dependientes y endeudados sus preceptos organizativos: el ajuste estructural.
-Los IFI han sido utilizados para vaciar de sus contenidos a instituciones como
el CNUCED o el PNUD - que dependen de las UN - y cuyos principios son a priori
más democráticos puesto que no se basan en el principio "un dólar,
un voto".
-Los IFI han impuesto políticas contrarias a las exigencias de un verdadero
desarrollo privilegiando el pago de la deuda y la apertura a los capitales en
detrimento de otros objetivos. Estas políticas han derivado en graves
fracasos: crisis repetitivas y aumento de las desigualdades sociales.
Proponemos reformar profundamente los IFI, es decir poner en tela de juicio
la naturaleza misma de los poderes que se expresan a través de estas
instituciones y en consecuencia la lógica que define su accionar. Esta
postura se opone, por una parte a los ultra-liberales cuya posición refleja
ell informe Meltzer y que desean reducir al máximo las regulaciones públicas
internacionales y por otra parte a los que quieren fortalecer a los IFI de Bretton
Woods, tal y como están funcionando actualmente, marginando las reformas.
Una lógica nueva para la economía mundial y para las IFI La reforma
de las IFI debe inscribirse en el marco más global de una reforma financiera
internacional basada en nuevos principios. La mundialización no es en
sí misma un proceso criticable en la medida en que genera intercambios
de todo tipo entre los pueblos del orbe. Lo que es inaceptable , es la actual
lógica de la mundialización neoliberal porque considera al mundo
como una mercancía otorgando un enorme poder a los mercados con el solo
objeto de obtener ganancias.
Las reformas de las IFI son indisociables de las respuestas a las preguntas
planteadas a continuación.
¿IFI para que tipo de desarrollo?
El desarrollo económico y social debe ser el objetivo prioritario de
las IFI. Nuestro modelo de referencia es el "desarrollo sustentable" aunque
actualmente este término se usa erróneamente. Entendemos que la
puesta en marcha de un desarrollo económico de los recursos naturales
no renovables y del trabajo de los seres humanos, organizando la equidad intra-generacional
e inter-generacional. En otros términos se trata de promover una economía
basada en el respeto al ser humano y a su medio, de organizar el intercambio
entre los pueblos fundado en la igualdad, la democracia, la libre elección
de los pueblos. El desarrollo sustentable, podría ser, si sus objetivos
no fueran tergiversados, una alternativa al dominio del mercado y a la lógica
de las ganancias.
Implica una ruptura radical con el modelo que actualmente preside las decisiones
de los IFI. El desarrollo sustentable es incompatible con las actuales propuestas
mercantilistas del Grupo de los 7, tales como la instalación de un mercado
de derechos a contaminar del protocolo de Kyoto que llegaría a aflojar
las exigencias que pesan sobre los países ricos.
¿Qué instituciones y para qué funciones?
Canadá puede participar en la puesta en marcha de esta nueva lógica
económica porque este país continúa siendo todavía
una palanca operativa que puede instalar otra lógica económica
a través de la fiscalidad, la reglamentación, la justicias, la
responsabilidad sobre la educación, la salud, la protección social,
el apoyo a las innovaciones y a las industrias nacientes, etc.
Las cuatro principales funciones de las IFI
Es necesario tener en cuenta que el nivel nacional no es suficiente sino que
debe combinarse con el nivel internacional. Las funciones prioritarias de las
IFI deberían ser:
1. Organizar la anulación de la deuda externa de los países que
lo soliciten (y para los cuales es vital).
2. Asegurar a los países que lo necesitan formas y condiciones de financiamiento
que les permitan un desarrollo sustentable.
3. Establecer un dispositivo de prevención y de manejo de las crisis
y proporcionar a los países que lo soliciten asistencia técnica
para protegerse de los capitales especulativos.
4. Ayudar a los países a construir (o a reconstruir) las instituciones
permitiéndoles sustraer sus exportaciones a los imprevistos de la inestabilidad
monetaria y de las cotizaciones de las materias primas.
Aunque nuestras reflexión se halla focalizada en las IFI, no podemos
disociarla del análisis crítico de las demás organizaciones
internacionales, como la OMC , sin relegar a un segundo plano otras como la
CNUCED, el PNUD, la OIT, la FAO y la OMS. Las relaciones internacionales integran
un todo y deben ser objeto de un análisis conjunto.
El tratado que dio origen a la OMC es un contrato leonino, de tipo imperial.
Es por eso que luchamos contra la OMC, tal como funciona actualmente y por el
reintegro de sus funciones a otras instituciones.
La OMC con su Organo de Resolución de Conflictos, verdadero tribunal
internacional, detenta un poder exorbitante imponiendo la primacía de
los intereses comerciales por sobre cualquier otra consideración. Las
decisiones de la OMC constituyen una violación de los principios fundamentales
de derecho económico, social y ambiental defendidos por la ONU y la OIT
(Organización Internacional del Trabajo). Resulta esencial, por ejemplo,
que el no respeto de las normas dictadas por la OIT pueda ser sancionado de
modo que el trabajo no siga siendo una variable de ajuste sometida a los intereses
financieros defendidos por las IFI y la OMC.
Tanto las IFI como la OMC tienen competencias limitadas a las que deben atenerse.
Inversamente la ONU se halla sometida a un conjunto de textos fundamentales
como su Carta, la Convención Universal de los Derechos del Hombre, la
Convención sobre la eliminación de la discriminación con
respecto a las mujeres, el Pacto sobre los Derechos económicos, sociales
y culturales, la Carta de los derechos y los deberes económicos de los
Estados. Las Naciones Unidas son una organización universal legítima
a la que debieran subordinarse las demás organizaciones internacionales.
Esta propuesta debe concretarse al mismo tiempo que la necesaria reforma de
las Naciones Unidas en especial a la puesta en tela de juicio del Consejo de
Seguridad, sin olvidar la lucha contra las tendencias burocráticas que
limitan su eficacia.
Reformar el funcionamiento de las IFI
Las IFI no podrán contribuir a la regulación del sistema financiero
internacional según los principios breve y anteriormente mencionados
si su funcionamiento sigue gobernado por principios que se detallan a continuación
y rompiendo con sus actuales prácticas.
Democracia y transparencia
Las IFI de Bretton Woods se caracterizan por su profundo déficit democrático:
estudios y decisiones secretas, concentración del poder en manos de los
países más ricos, ausencia casi absoluta de mujeres en las instancias
de decisión. Una equilibrada participación de las mujeres en las
instancias de decisión permitirían luchar contra las desigualdades
de género. Una de las prioridades de la reforma de las IFI debiera ser
la democratización del voto y de las formas de toma de decisiones, según
el principio de las UN (un estado, un voto); una ponderación en relación
a la población aseguraría notablemente el mínimamente indispensable
equilibrio entre países ricos y países pobres, entre acreedores
y deudores. El segundo eje de la democratización debería ser establecer
un real control de los países a través de sus parlamentos, con
los representantes de la sociedad civil (ONGs, sindicatos, movimientos de mujeres),
sobre los administradores nacionales de las IFI, mediante la organización
de debates públicos y la publicación de documentos informativos.
Es necesario que al menos el representante de Canadá ante el FMI y el
BM y las administraciones que le imparten instrucciones, rindan cuenta y estén
realmente controladas por los parlamentarios.
Es esencial que la democracia y la transparencia estén igualmente organizadas
a nivel popular en los niveles locales afectados por las intervenciones de las
IFI. La información hacia las sociedades locales debe ser sistemática.
Las intervenciones de las IFI deben ser objeto de debate y de la intervención
parlamentaria nacional. Esto significa poner en tela de juicio el actual sistema
de condicionalidades contrarias a la idea de cooperación como también
al restablecimiento del equilibrio entre los desiguales vínculos existentes
entre países ricos y países en desarrollo.
Restaurar el equilibrio entre países acreedores y países deudores
El actual funcionamiento de las IFI es totalmente asimétrico puesto que
los poderes de decisión se hallan concentrados en manos de los países
acreedores. Esto significa que los países deudores soportan generalmente
la carga de los ajustes provocados por los desequilibrios internacionales de
los que no son responsables. Además los países deudores no disponen
de ningún margen de maniobra para la elección de sus políticas
económicas y sociales. Este exorbitante poder de los acreedores, característico
de las finanzas liberales, debe ser puesto en tela de juicio. Es crucial, en
consecuencia, que el manejo de las operaciones de financiación y de la
deuda de los países en desarrollo se organice sobre una base paritaria,
reconociéndose la co-responsabilidad entre los gobiernos de los países
acreedores y la de los países deudores en la formación de la deuda,
Este principio de igualdad implica especialmente la puesta en tela de juicio
de los mecanismos de funcionamiento de los Clubes de París y de Londres
gerentes de la deuda pública y privada de los países en desarrollo.
Se debe vincular efectivamente las IFI y la OMC a una Organización de
las Naciones Unidas en sí mismas reformadas Es imprescindible subordinar
a las IFI y a la OMC al sistema de las Naciones Unidas, lo que significa someterlas
a un control externo por una parte y a conducirlas al respeto de principios
fundamentales, superiores a los intereses financieros y comerciales, por la
otra.
Reubicar al trabajo y a las relaciones sociales de la producción en el
centro del debate: así como está planteado el debate sobre la
"cláusula social" sirve sobre todo para justificar los intereses de los
inversores, dividiendo a los trabajadores del Norte de los del Sur, sobre explotando
a los del Sur y especialmente a las mujeres, enmascarando la regresión
de los derechos adquiridos por los trabajadores del Norte. La responsabilidad
de tomar esta iniciativa les incumbe principalmente a los sindicatos, especialmente
en el marco de la OIT, conformando un frente común para la defensa y
el avance de los derechos de los trabajadores con el apoyo de los organismos
específicos.
Esta reforma radical de las IFI y su confrontación con otros organismos
internacionales deberá sortear instancias de evaluación independientes,
exteriores a estas instituciones que deberían vincularse al sistema de
las UN. La posibilidad de ser abordadas por las partes involucradas y también
por los representantes parlamentarios y de otros sectores de la sociedad civil
(sindicatos, asociaciones, movimientos de mujeres) lo que significaría
un importante paso adelante en la democratización del sistema financiero
internacional. El Banco Mundial, el FMI y la OMC deben integrarse al marco de
las NU fusionándolas con el CNUCED, bajo la tutela del Consejo Económico
y Social de las ONU.
Regionalizar las IFI
La regionalización de las IFI permitirá alcanzar un triple objetivo:
- reducir el excesivo poder del FMI y del Banco Mundial, reducir la influencia
de los EEUU sobre las IFI y acercarlas a los pueblos y a los gobiernos locales.
Es necesario sin embargo evitar las políticas de bloques formados alrededor
de las grandes potencias regionales; tales políticas fortalecerían
la inestabilidad y la competencia entre los pueblos, como lo demostró
la historia de los años 30. La regionalización de las IFI debe
permitirles contribuir más eficazmente a la solución de los déficit
fiscales.
Una estructura policéntrica debería caracterizar la futura arquitectura
de las organizaciones internacionales. Las IFI regionalizadas, integradas al
sistema de las UN, se vincularían entre sí mediante acuerdos de
cooperación y de coordinación. En esta estructura , el capital
del Banco Mundial se repartiría entre los Bancos regionales de desarrollo.
De modo que el Banco Mundial vería limitado su papel al de un organismo
de garantía, y no acordaría más préstamos directos.
Podría realizarse igualmente la regionalización del Fondo Mundial
para el desarrollo para el que proponemos su creación con el objeto de
financiar el desarrollo sobre la base de transferencias públicas que
obedezcan a una lógica que no esté determinada por la lógica
única del mercado mundial.
La formación de zonas monetarias regionales, como la de Eurolandia con
el euro, es tema de discusión en algunos países emergentes especialmente
en América Latina. El tema es complicado. Se trata por un lado de contrarrestar
la hegemonia del dólar , bajo diversas formas de "dolarización"
especialmente - en sus políticas y en sus monedas.
Su capacidad de negociación con el FMI, en la que predomina la influencia
estadounidense, podría acrecentarse. Pero por otro lado, la experiencia
muestra que la creación de bloques monetarios vinculados a zonas de libre
comercio ("un mercado, una moneda") agrava el riesgo de inestabilidad y de competencia
internacional, hasta que surja - por necesidad - una moneda de referencia mundial,
la del país convertido en "líder" ¿Es acaso deseable para los
países emergentes, que sus monedas regionales - si se logra alcanzarlas
- participen de la inestabilidad general, sin llegar si embargo a acceder al
rango de grandes divisas? Y esto a costa de crecientes sacrificios para las
poblaciones, como ha quedado demostrado, por ejemplo, los costos, en términos
de austeridad para los asalariados como en Europa ha sucedido con la formación
del Euro.
Se sugiere reflexionar sobre una moneda mundial común, a partir de las
propuestas de Keynes, relanzadas en Bretton Woods por los EEUU que sirva de
referencia a los intercambios externos y a los créditos entre Estados,
conservando estos la soberanía monetaria y la autonomía de su
política monetaria. Una de las condiciones era la ausencia de libertad
de movimiento de los capitales privados.
Crear mecanismos y una instancia de apelación
La regulación mundial no puede ser definida únicamente en términos
institucionales: las cuestiones de derecho tienen su importancia. Es necesario
que las IFI se sometan al derecho internacional, especialmente a los protocolos
y a los acuerdos que han suscripto la mayoría de los Estados miembros.
Se pueden regular la economía y los intercambios partiendo del respeto
a los derechos, tanto a los derechos civiles y políticos como a los civiles,
económicos sociales y culturales. Esta referencia a los derechos fundamentales
se vuelve cada día más central en las movilizaciones y las reivindicaciones
de los movimientos sociales del mundo.
Con el objeto de asegurar el respeto a los derechos y la consideración
de los derechos económicos, sociales y culturales en la regulación
de las economías nacionales y mundial, se debe avanzar en dos direcciones:
en primer lugar admitir la sumisión a la justicia de los derechos económicos,
sociales y culturales, es decir que una persona física o jurídica
tiene el derecho de exigir reparaciones a la justicia si sus derechos son violados;
en segundo lugar establecer instancias de apelación de nivel internacional
capaces de juzgar estas situaciones.
En tal perspectiva y con el objeto de reducir el actualmente excesivo poder
de las IFI y reintegrar dicho poder a los Estados y a los ciudadanos a escala
internacional, es necesario implementar la posibilidad de que los estados y
los ciudadanos puedan apelar ante jurisdicciones internacionales en los casos
de violación de tratados o la falta de respeto de derechos fundamentales.
Es necesario transformar el marco jurídico en que funcionan las jurisdicciones
internacionales con el objeto de permitir a la sociedad civil (ciudadanos y
sus asociaciones) actuar ante la justicia en las jurisdicciones nacionales como
en el escalón internacional contra los estados, las empresas o las organizaciones
internacionales.
Reformar la intervención de las IFI
A los cambios institucionales propuestos para las IFI deben corresponderse también
nuevas prácticas. Es necesario, en efecto, que las IFI sean copducidas
a transformar radicalmente sus intervenciones con el objeto de cumplir adecuadamente
con las cuatro funciones anteriormente mencionadas, que les han sido asignadas.
En tal sentido las prioridades de las IFI recuperan los objetivos de estabilidad
financiera y de financiación del desarrollo que habían sido inicialmente
los fundamentos de los acuerdos de Bretton Woods.