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13 de marzo del 2002
Cumbre de la UE en Barcelona, 15 y 16 de marzo
Participarán más de 500 grupos en cumbre
alternativa contra la Europa del capital
Armando G. Tejeda, La Jornada
Barcelona será en los próximos días un apéndice
del Foro Social de Porto Alegre, al dar continuidad a los debates abiertos en
dicho encuentro y al hacer converger a cientos de asociaciones vinculadas a
movimientos de defensa de los derechos humanos, ecologistas, colectivos zapatistas,
en pos de la abolición de la deuda externa o a los que demandan que se
impongan criterios de carácter social para el llamado mercado financiero
internacional, entre otros.
La cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE),
que se celebrará el viernes y sábado próximos, tendrá
como contrapeso esta movilización social que busca, ante todo, difundir
sus propuestas para un mundo más justo y menos belicoso. Las más
de 500 organizaciones que participarán en el foro alternativo tienen
diversos motivos para implicarse en el debate, con la idea común de luchar
por edificar "otra Europa", que no se rinda ante "el capital" y ante "la guerra",
ya que la reunión en la capital catalana estará marcada inevitablemente
por los efectos de los atentados del 11 de septiembre y por la guerra abierta
en Medio Oriente.
La maquinaria social, fiel a la tradición nacida en la movilización
de Seattle, ya está engrasada para defender la calle como un sitio de
expresión civil y para plantarle cara a las medidas que pretenden impulsar
los mandatarios europeos, entre las que destacan la liberación del mercado
energético y del transporte, la "regulación" del mercado de trabajo
y las reformas educativas a escala continental.
El bullicio del movimiento, latente en la diversidad de actos y mesas de debate,
ha ido en aumento en gran medida gracias a las acusaciones vertidas hoy mismo
por el Ejecutivo español y presidente en turno de la UE, el conservador
Jose María Aznar, quien considera que estas organizaciones "vociferan
en las calles" mientras que "nosotros no damos gritos, damos libertad para que
se den gritos".
Aznar envió una carta a los jefes de Estado y de gobierno de la UE, en
la que les pide acudan a la cumbre de Barcelona "con la intención de
obtener resultados concretos", pues se trata de hacer de este organismo "uno
de los espacios económicos más abiertos, dinámicos y competitivos
del mundo". Expresó también su convicción de que estas
deliberaciones serán fructíferas y con capacidad para ofrecer
a los ciudadanos avances positivos.
José María Aznar destacó su confianza en que la participación
de los países candidatos a ingresar en la UE "enriquecerá" los
debates. En ese marco, la presidencia española ha situado como eje del
encuentro las políticas de pleno empleo y educación, la creación
de un mercado financiero eficiente y la apertura de los sectores de energía,
transporte y comunicaciones.
En contraposición, el manifiesto de la campaña contra la Europa
del capital y la guerra critica con virulencia al gobierno español y
al propio Aznar, al considerar que su gestión "está marcada por
la servidumbre al belicismo estadunidense, intensificado después de septiembre
pasado, con lo que Aznar demuestra la sumisión a los intereses estadunidenses
y la ausencia de una política exterior europea autónoma".
Esto significa que la guerra no es un paréntesis transitorio: es el nuevo
escenario en el cual el mercado, en medio de una crisis aguda, intenta mantener
su dominación mediante el control de los recursos energéticos
del planeta; subvenciones a la industria, que de otro modo no podrían
justificarse, y la imposición de un seudo-consenso acerca de la lucha
del bien contra el mal.
En el interior significa el recorte de las libertades y la criminalización
de los movimientos sociales, la persecución de los inmigrantes y de toda
forma de oposición popular a sus políticas. Las asociaciones que,
según Aznar se dedicarán a "vociferar", están agrupadas
en tres grandes bloques: uno formado por partidos políticos, organizaciones
no gubernamentales y sindicatos congregados en torno al lema de Otra Europa
es Posible; el segundo, el más amplio, reúne asociaciones de lo
más variopintas que llevaron a cabo una campaña contra la Europa
del capital y de la guerra, y el tercero, formado por partidos políticos
independentistas catalanes y vascos, entre ellos Batasuna.
Los actos centrales serán las manifestaciones que recorrerán las
calles de Barcelona los próximos días, si bien también
habrá conciertos, mesas de debate, circos y diversas actividades culturales.
Pepe Mejía, representante de la prestigiosa organización Attac,
uno de los buques insignia de las asociaciones más contestarias de la
globalización, explicó a La Jornada que el leit motiv de la campaña
es la difusión de los "elementos propositivos".
Es decir, "nosotros pretendemos visualizar el descontento de un amplio espectro
de la sociedad ante el tipo de globalizaciones que se nos impone, que sólo
genera enriquecidos y empobrecidos. Queremos que los presidentes y jefes de
gobierno europeos sepan que la sociedad está viva, tiene mucha fuerza,
es totalmente plural y reivindica la democracia participativa", dijo el miembro
de Attac.
Miren Santiago, militante de Papeles sin Fronteras, considera que para la sociedad
debe ser prioridad la defensa de los derechos de los migrantes, mermados por
el endurecimiento de las políticas europeas, lo que a su juicio deriva
en que la globalización no servirá, en estos términos,
para sacar del "subdesarrollo a los países más pobres del planeta".
Mientras que Miguel Urban, miembro de Espacio Alternativo, cree que la lucha
social cada día cobra más fuerza, ya que su protesta "no es contra
el concepto de globalización, sino contra la globalización de
la pobreza, de las injusticias y de las guerras". Y sobre la reiterada relación
entre los movimientos sociales y la violencia, advierte que "violencia es la
que ejerce el sistema, no la del que rompe un escaparate; no comparto la violencia
por la violencia, pero no voy a desacreditar ningún tipo de lucha".