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IUALDIA y Efe

Símbolo de la resistencia antifranquista, el poeta Rafael Alberti dejó plasmados sus versos más revolucionarios en ''Desprecio y maravilla'', un libro que vio la luz en Roma en 1972, en edición bilingüe español-italiano, y que ahora se publica por primera vez en Madrid.
Es el Alberti de la última etapa de su exilio romano, el militante que habla «sin ninguna clase de circunloquios» contra el régimen de Franco y contra la guerra de Vietnam, el que escribe ''Desprecio y maravilla'', cuyo título está inspirado en un verso de un soneto de Lope de Vega, incluido al principio del libro.
Editado por Seix Barral, este poemario es, en opinión del poeta y académico Pere Gimferrer, autor del prólogo, «un testimonio único, y de elevadísimo valor literario, acerca del momento de exasperación y horror que marca el período epilogal del régimen franquista y coincide además con el ápice más lúgubre de la guerra de Vietnam».
Como libro unitario, tal y como lo concibió su autor, ''Desprecio y maravilla'' nunca se había publicado en España, aunque algunos de los poemas que lo componen se rescataron en el tercer tomo de la obra poética de Alberti editada por Aguilar.
En la edición italiana, este poemario de Alberti iba acompañado de otro titulado ''Canciones del alto valle del Aniene'', que corrió una suerte diferente y sí se publicó en España.
Pere Gimferrer atribuye la tardanza en la publicación de ''Desprecio y maravilla'' a que, cuando se recuperó a Alberti, fue sobre todo en el momento de la transición, y algunos poemas de este libro eran «muy fuertes, extremos, y están escritos en un tono muy militante, antifranquista, sin ninguna clase de circunloquios».
Para Gimferrer no hay dudas de que en ''Desprecio y maravilla'' hay poemas que «se encuentran entre los más extensos, ambiciosos e importantes de esa etapa de Alberti y, en el género ­precisamente­ de poesía civil, de toda su obra».
Tal es el caso de ''Consonancias y disonancias de España'', el poema «más importante» del libro, a juicio de Gimferrer, que también lo califica como «el más duro», porque «se supone que torean a Franco en la plaza y le dan muerte». El carácter de poeta civil que tenía Alberti en los años treinta, «se acentuó enormemente» en la última etapa de su exilio en Roma, quizás «porque el régimen de Franco va descomponiéndose y la cercanía de España es ya muy grande», señala Gimferrer.