Abril 9, 2025
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James Petras
CSCAweb/Rebeli�n
Las relaciones entre EE.UU e Israel han sido descritas de distintas maneras.
Los pol�ticos se refieren a Israel como el mejor aliado de EE.UU en Oriente
Medio, si no en el mundo. Otros lo consideran un aliado estrat�gico. Algunos
piensa que Israel y EE.UU comparten valores democr�ticos comunes en la guerra
contra el terrorismo. Dentro de la izquierda, los cr�ticos consideran a Israel
una herramienta del imperialismo norteamericano para minar el nacionalismo
�rabe, un baluarte contra el terrorismo fundamentalista isl�mico. Unos pocos
escritores se�alan el "exceso de influencia" que el gobierno israel� ejerce
en la pol�tica del gobierno norteamericano a trav�s de los poderosos lobbies
y personalidades jud�os en los c�rculos medi�ticos, financieros y pol�ticos.
Aun cuando haya algo de verdad en lo anterior, existe un aspecto �nico en
esta relaci�n entre una potencia imperial como EE.UU y una potencia regional
como Israel. A diferencia de la relaci�n de Washington con la Uni�n Europea
(UE), Jap�n y Ocean�a, Israel es quien presiona y obtiene vastas transferencias
de recursos financieros (2,8 mil millones de d�lares al a�o; 84 mil millones
en 30 a�os). Israel obtiene transferencias de los m�s modernos armamento y
tecnolog�a, acceso sin restricciones a los mercados de EE.UU, libre acceso
de emigrantes, el compromiso de apoyo incondicional de EE.UU en caso de guerra
y represi�n del pueblo palestino colonizado, y la garant�a del voto de EE.UU
en contra de cualquier resoluci�n de Naciones Unidas.
Desde el punto de vista de las relaciones entre Estados, la potencia menor
regional es la que arranca un tributo al Imperio, un resultado aparentemente
�nico o parad�jico. La explicaci�n de esta paradoja se encuentra en el poderoso
e influyente papel de los jud�os proisrael�es en sectores estrat�gicos de
la econom�a norteamericana, partidos pol�ticos, el Congreso y el poder Ejecutivo.
El equivalente m�s pr�ximo con imperios del pasado es el de los influyentes
colonizadores blancos de las colonias, que por medio de sus v�nculos en el
extranjero fueron capaces de obtener subsidios y relaciones comerciales especiales.
Los "colonos" israel�es en EE.UU han invertido y donado miles de millones
de d�lares a Israel, en algunos casos desviando fondos de las cuotas de los
sindicatos de trabajadores con bajos sueldos para comprar bonos israel�es
empleados para financiar nuevos asentamientos coloniales en los territorios
ocupados. En otros casos, el Estado de Israel ha protegido a jud�os fugitivos
de la justicia norteamericana, especialmente a riqu�simos estafadores como
Mark Rich, e incluso a g�ngsteres y asesinos. Las ocasionales demandas oficiales
de extradici�n por parte de la justicia norteamericana han sido deliberadamente
ignoradas.
El imperio colonizado se ha desvivido por ocultar su sumisi�n ciega a su supuesto
aliado, pero poder hegem�nico de hecho.
La relaci�n entre EE.UU e Israel es la primera de la historia contempor�nea
en la que el pa�s imperial encubre un importante ataque militar deliberado
de un supuesto aliado. En 1967 el U.S. Liberty, un barco de comunicaciones
y de reconocimiento, fue bombardeado y destruido durante casi una hora por
aviones de combate israel�es en aguas internacionales, lo que provoc� cientos
de muertos y heridos entre los marineros y oficiales [1]. Mensajes por radio
israel�es interceptados as� como el hecho se que se mostrara muy claramente
la bandera norteamericana demuestran que fue un acto deliberado de agresi�n.
Washington actu� como habr�a actuado cualquier dirigente del tercer mundo
ante un embarazoso ataque a su hegemon�a: silenci� a sus oficiales de marina
que hab�an sido testigos del ataque y acept� discretamente una compensaci�n
y una disculpa formal. Aparte del hecho de que esto fuera una acci�n sin precedentes
en las relaciones militares y diplom�ticas de EE.UU con cualquier aliado,
no se conoce ning�n caso de un pa�s imperial que encubra un ataque de un aliado
regional. Muy al contrario, a circunstancias similares han seguido respuestas
diplom�ticas y militares belicosas.
En ning�n caso se puede explicar esta aparente anomal�a por medio de la debilidad
militar o la ineficacia diplom�tica: el armamento de Washington es claramente
superior y sus diplom�ticos son capaces de elevar una en�rgica protesta ante
aliados o adversarios cuando existe voluntad pol�tica. El lobby jud�o- norteamericano,
los congresistas, los medios y los magnates de Wall Street estrat�gicamente
situados en el sistema pol�tico econ�mico de EE.UU, garantizaron que el Presidente
Johnson actuara d�cilmente [2]. Ni fueron necesarias presiones directas porque
un liderazgo pol�tico hegem�nico act�a, aparentemente, seg�n sus propias creencias
una vez aprendidas la reglas del juego pol�tico. La relaci�n entre EE.UU e
Israel es una relaci�n �nica, que ni siquiera un ataque militar no provocado
puede poner en cuesti�n. Como todos los poderes hegem�nicos, Washington amenaz�
a los testigos de la marina norteamericana con un juicio militar si hablaban
mientras que mimaban a sus agresores en Tel Aviv.
Otro ejemplo de la asim�trica relaci�n se encuentra en uno de los principales
casos de espionaje durante la Guerra Fr�a que implic� a un agente israel�,
Jonathan Pollard, y al Pent�gono. Pollard rob� y copi� durante varios a�os
bolsas llenas de documentos reservados sobre el servicio de inteligencia norteamericano,
la contrainteligencia, planes estrat�gicos y armamento militar, y los puso
en manos israel�es. Fue el caso de espionaje m�s importante llevado a cabo
contra EE.UU por cualquier aliado en la historia reciente. Pollard y su mujer
fueron declarados culpables. El gobierno norteamericano protest� en privado
al israel�. Los israel�es, por su parte, organizaron por medio de sus aliados
jud�o-norteamericanos un lobby para hacer propaganda a su favor. Finalmente,
todos los principales dirigentes israel�es e integrantes de los lobbies jud�o-norteamericanos
hicieron campa�a a favor de su amnistia y estuvieron a punto de lograrlo con
el presidente Clinton.
La desigual relaci�n se hace claramente patente en el caso de un importante
fugitivo de la justicia, Mark Rich. Financiero y comerciante, el tribunal
federal norteamericano lo conden� por diversos casos de clientes estafados
y timados. Huy� a Suiza y posteriormente obtuvo el pasaporte y la ciudadan�a
israel� al invertir fuertes cantidades de su mal adquirida fortuna en industrias
y obras ben�ficas israel�es. A pesar de la gravedad de su delito, Rich se
code� con los principales l�deres en Israel y con su elite econ�mica. En el
a�o 2000 el primer ministro israel� y numerosas personalidades jud�as pro-israel�es,
incluyendo a la ex-esposa de Rich, convencieron a Clinton de que lo amnistiara.
Mientras se alzaban protestas por la relaci�n entre la amnistia de Rich y
la contribuci�n de m�s de 100.000 d�lares realizada por su esposa al Partido
Dem�crata, la subyacente relaci�n de subordinaci�n a la influencia israel�
y al poder del lobby israel� en EE.UU se hac�a claramente m�s importante.
Vale la pena se�alar que es extraordinariamente poco frecuente que un presidente
de EE.UU consulte a un gobernante extranjero (como hizo Clinton con Barak)
en relaci�n a un estafador convicto. No tiene precedentes el perdonar a un
acusado fugitivo de la justicia y que nunca cumpli� condena.
El poder de Israel se manifiesta en los numerosos peregrinajes anuales que
influyentes pol�ticos norteamericanos hacen a Israel para declarar su lealtad
al Estado israel�, incluso durante periodos de represi�n intensiva de los
rebeldes. Por el contrario, los s�trapas norteamericanos del mini-imperio
israel� aplaudieron la invasi�n del L�bano por parte del Estado jud�o, su
sangrienta represi�n de la primera y segunda Intifada y se opusieron a cualquier
mediaci�n internacional para prevenir m�s masacres israel�es, sacrificando
as� cualquier credibilidad en la ONU.
En las votaciones en la ONU, incluso en el Consejo de Seguridad, a pesar de
la abrumadora evidencia de violaciones de los derechos humanos presentada
por los aliados de la UE, Washington ha trabajado duro al servicio de su hegemon�a.
Sacrificando su credibilidad internacional y distanci�ndose deliberadamente
de otras 150 naciones, Washington calific� las cr�ticas al racismo israel�
de antisemitismo. Esto no constituye el punto culminante del servilismo de
Washington ante Israel.
El caso m�s reciente y quiz� m�s importante del servilismo de Washington sucedi�
en los meses anteriores y posteriores al ataque del 11 de septiembre al World
Trade Center y al Pent�gono. El 12 de diciembre de 2001, los informativos
de la Fox supieron por fuentes del servicio de inteligencia de EE.UU e investigadores
federales que desde el 11 de septiembre hab�an sido detenidos 60 israel�es
implicados en una campa�a mantenida durante largo tiempo para espiar a funcionarios
del gobierno norteamericano. Muchos de estos detenidos son agentes israel�es
activos, militares o de la inteligencia. Fueron arrestados seg�n la Ley Patri�tica
antiterrorista. Muchos fueron descubiertos en el detector de mentiras al responder
a preguntas relativas a actividades de vigilancia contra y en EE.UU. A�n m�s
grave, investigadores federales creen con raz�n que los agentes israel�es
hab�an recopilado previamente informaciones acerca de los atentados del 11
de septiembre y que no informaron a su aliado de Washington. El grado de implicaci�n
de Israel en los hechos del 11 de septiembre es un secreto celosamente guardado.
Un importante investigador federal dijo a los informativos de la Fox que existen
"conexiones". Cuando se le pidi� que diera detalles, el investigador federal
se neg�: "las pruebas que vinculan a estos israel�es con el 11 de septiembre
est�n clasificadas. No puedo hablarles de las pruebas que se han reunido.
Es informaci�n clasificada".
Nada como este caso de espionaje israel� ejemplifica el poder que Israel tiene
sobre Washington. Incluso en el caso del peor bombardeo en la historia de
EE.UU Washington suprime pruebas reunidas federalmente que vinculan a conocidos
esp�as israel�es con posibles evidencias de un conocimiento previo. Es evidente
que estas pruebas pueden plantear preguntas acerca de los v�nculos y lazos
entre elites pol�ticas y econ�micas as� como minar las relaciones estrat�gicas
en Oriente Medio. Lo que es m�s importante, puede enfrentar a la Administraci�n
Bush con el lobby jud�o norteamericano y su poderosa red formal e informal
en los medios, las fianzas y el gobierno. Los informativos de la Fox obtuvieron
numerosos documentos clasificados de investigadores federales, probablemente
frustrados por el encubrimiento del espionaje israel� por parte de dirigentes
pol�ticos en Washington. Estos documentos revelan que incluso antes del 11
de septiembre, al menos otros 140 israel�es hab�an sido detenidos o arrestados
en una investigaci�n secreta sobre el espionaje israel�, a gran escala y durante
muchos a�os, en EE.UU. Ninguno de los principales medios escritos o electr�nicos
inform� de estas detenciones. Ni el presidente ni ninguna de las principales
figuras del Congreso habl� acerca de los continuos y persistentes esfuerzos
de Israel por obtener datos militares y de inteligencia claves de EE.UU.
Los documentos clasificados detallan "cientos de incidentes en ciudades y
pueblos por todo el pa�s", que los investigadores aseguran que pueden ser
una creciente actividad de la inteligencia israel� organizada. Seg�n los documentos
federales citados por los informativos de la Fox, los agentes israel�es seleccionaron
y penetraron en bases militares, en la DEA [Agencia contra la droga], en el
FBI y en docenas de centros gubernamentales e incluso en oficinas secretas
y domicilios particulares (no incluidos en ninguna gu�a) de personal de los
departamentos de justicia e inteligencia. El documento de la General Accounting
Office [Oficina General de Cuentas] -una secci�n de investigaci�n de Congreso
norteamericano- se refiere a Israel como "Pa�s A" y afirma que "el gobierno
del Pa�s A lleva a cabo la m�s agresiva operaci�n de espionaje contra EE.UU
de todos los pa�ses aliados de EE.UU". Un informe de la Inteligencia de Defensa
afirma que Israel tiene una "voraz apetito de informaci�n... Recopila agresivamente
tecnolog�a militar e industrial, y EE.UU es su principal prioridad".
El Informe de los informativos de la Fox escrito por Carl Cameron apareci�
en Internet un d�a (el 12 de diciembre de 2001) y luego desapareci�; no hubo
continuaci�n. Ninguno de los dem�s medios aprovech� este importante informe
sobre espionaje. Es indudable que la poderosa influencia proisrael� sobre
los medios tuvo que ver con ello. M�s significativamente que la "presi�n"
directa, la hegemon�a israel� "persuade", "intimida" a los medios y a los
dirigentes pol�ticos para que act�en con la mayor discreci�n restringiendo
la informaci�n sobre apropiaci�n israel� de informaci�n estrat�gica.
Mientras que la red de agentes israel�es a veces es objeto de arrestos, interrogatorios
y expulsiones, el Estado israel� y sus ministros en activo nunca son condenados
p�blicamente, ni hay nunca respuesta oficial alguna como la simb�lica retirada
temporal del embajador norteamericano.
El paralelismo m�s cercano con el comportamiento estadounidense respecto a
los esp�as israel�es es la respuesta de los pa�ses pobres y dependientes del
Tercer Mundo ante casos de espionaje norteamericano. En este contexto, los
d�ciles gobernantes piden discretamente al embajador que refrene a algunos
de los m�s agresivos agentes.
Una pregunta no respondida: el 11 de septiembre y los israelies
Despu�s del 11 de septiembre, por todo el Oriente �rabe circularon rumores
de que el bombardeo hab�a sido una conspiraci�n israel� para incitar a Washington
a atacar a sus adversarios �rabe-musulmanes. Estas noticias y sus autores
s�lo proporcionaron pruebas circunstanciales, a saber, que la campa�a antiterrorista
de Bush legitimaba la represi�n "antiterrorista" de los palestinos por parte
de Sharon. Las noticias que implicaban a Israel fueron completamente descartadas
por todos los medios y dirigentes pol�ticos adeptos. Los investigadores federales
norteamericanos revelan ahora que Israel pudo haber tenido noticias del ataque
antes de que �ste ocurriera y no informar de ello.
Esto plantea la cuesti�n de la relaci�n entre terroristas �rabes y los servicios
de informaci�n israel�es. �Penetraron los israel�es en el grupo u obtuvieron
informaci�n acerca de ellos? La informaci�n confidencial de los investigadores
federales podr�a posiblemente clarificar estas vitales cuestiones. Pero, �se
har� alguna vez p�blica esta informaci�n confidencial? Lo m�s probable es
que no, por la sencilla raz�n de que pondr�a de manifiesto, por medio de esos
agentes secretos, la influencia israel� en EE.UU y, m�s importante, de sus
poderosos lobbies en el extranjero y de sus aliados en el gobierno y las finanzas.
La ausencia de cualquier declaraci�n p�blica concerniente al posible conocimiento
israel� de los hechos del 11 de septiembre es muestra de la vasta, omnipresente
y agresiva naturaleza de sus poderosos defensores en la di�spora. Dada la
enorme importancia econ�mica y pol�tica que los medios han otorgado al 11
de septiembre, y los aplastantes poderes, fondos e instituciones creados en
torno a la cuesti�n de la seguridad nacional, es sorprendente que no se haya
mencionado a las redes de espionaje israel� que operan en las m�s delicadas
esferas del antiterrorismo norteamericano.
Por supuesto, esto no es sorprendente si comprendemos correctamente la "relaci�n
�nica" entre el imperio norteamericano e Israel, una potencia regional.
Cuestiones te�ricas
La relaci�n entre EE.UU, una potencia global imperial, e Israel, una potencia
regional, nos proporciona un modelo �nico de relaciones interestatales. En
este caso, la potencia regional arranca un tributo (2,8 mil millones de d�lares
en contribuciones directas del Congreso norteamericano), libre acceso a los
mercados norteamericanos, protecci�n en el extranjero a delincuentes jud�os
ante procesos judiciales o posible extradici�n a EE.UU mientras est�n implicados
en espionaje persistente y blanqueo de dinero. Adem�s, Israel establece l�mites
de la pol�tica de EE.UU en Oriente Medio en foros internacionales. La hegem�nica
posici�n israel� ha perdurado tanto bajo la presidencia republicana como bajo
la dem�crata, durante casi medio siglo. En otras palabras, es una relaci�n
historicamente estructural, que no se basa ni en personalidades ni en configuraciones
transitorias de pol�tica de partido.
Diversas hip�tesis emergen del estudio de esta realci�n �nica.
La primera proviene del hecho de que el Estado territorial israel� tiene poco
poder de persuasi�n, alcance econ�mico o influencia militar, en comparaci�n
con las principales potencias (Europa y EE.UU). El poder de Israel se basa
en la di�spora, las muy bien estructuradas y pol�tica y econ�micamente poderosas
redes jud�as que tiene acceso directo e indirecto a centros de poder y de
propaganda en el m�s poderoso pa�s imperial del mundo. El tributo es extraido
por medio de la influencia de esos "colonialistas internos" que operan en
el nivel de los fabricantes de opini�n en los medios y v�a el Congreso y la
presidencia. Cerca del 50% de los fondos del Partido Dem�crata procede de
jud�os proisrael�es. Por cada d�lar gastado por las redes jud�as para influenciar
el voto, el Estado de Israel recibe 50 en ayudas para financiar la construcci�n
y el armamento de los asentamientos coloniales en los Territorios Ocupados,
incluyendo piscinas, jardineros rumanos y doncellas filipinas.
Por medio de las redes en el extranjero, el Estado israel� puede intervenir
directamente y establecer los par�metros de la ayuda exterior norteamericana
en Oriente Medio.
Las redes en el extranjero desempe�an un papel principal en perfilar el debate
interno sobre a la pol�tica norteamericana respecto a Israel. La propaganda
que asocia la represi�n israel� de los palestinos a una respuesta justificada
de las v�ctimas del Holocausto ha sido repetida y divulgada por todos los
medios. Desde las cumbres de los medios a las salas de juntas de los abogados
y las salas de espera de los m�dicos los que apoyan la red tildan agresivamente
de antisemita a cualquier voz cr�tica. Por medio de la intimidaci�n a nivel
local y de maliciosas intromisiones en las distintas profesiones, los fan�ticos
defienden la pol�tica israel� y a sus dirigentes, aportan dinero, organizan
a los votantes y se infiltran en los despachos. Una vez ah� sintonizan con
las necesidades de la pol�tica israel�.
El fen�meno de expatriados extranjeros que tratan de influir en una potencia
imperial no es exclusivamente jud�o. Pero en ning�n otro caso tiene conexiones
dirigidas a establecer una relaci�n hegem�nica duradera: EE.UU, imperio colonizado
por un poder regional, paga tributo a Israel y est� sometido a las anteojeras
ideol�gicas de estos colonos extranjeros.
Muchas preguntas permanecen sin respuesta mientras el Imperio prosigue agresivamente
su expansi�n militar y las voces internas de la represi�n reducen los t�rminos
del debate p�blico.
Conclusi�n
Al tiempo que estos colonos extiende su influencia por las esferas pol�tica
e intelectual, se sienten mas seguros reafirmando la superioridad israel�
sobre EE.UU, especialmente en los �mbitos de la coacci�n pol�tica y la guerra.
Se jactan descaradamente de la superioridad del sistema de seguridad israel�,
de sus m�todos de interrogatorio, incluyendo sus t�cnicas de tortura, y piden
que EE.UU siga la agenda de guerra Israel en Oriente Medio.
Seymour Hersch insta al FBI y a la Agencia de Inteligencia norteamericanos
para que siga la pr�ctica de la polic�a secreta israel� de usar o amenazar
con tortura a los familiares, padres incluidos, de los sospechosos de terrorismo.
Richard Perle, que tiene una gran influencia en el Departamento de Defensa
de Rumsfeld, aboga por la t�ctica israel� de bombardeos ofensivos a los adversarios.
"En 1981 los israel�es se enfrentaron a una decisi�n urgente: �deb�an permitir
que Sadam Husein abasteciera de combustible a un reactor nuclear construido
por Francia cerca de Bagdad, o destruirlo? Los israel�es decidieron atacar
preventivamente. Todo lo que sabemos (sic) acerca de Sadam Hussein obliga
(sic) al presidente Bush a tomar una decisi�n similar: emprender una acci�n
preventiva o esperar, posiblemente hasta que sea demasiado tarde" [3].
Otro prominente colono, el senador Joseph Lieberman, hizo un llamamiento para
que EE.UU bombardeara Siria, Iraq e Ir�n tras el 11 de septiembre, haci�ndose
eco del consejo del primer ministro Sharon al presidente Bush. Alan Dershowitz,
profesor de derecho en Harvard, refrend� p�blicamente la represiva legislaci�n
en EE.UU, cuyo modelo era el sistema israel� de detenci�n ilimitada de palestinos.
Los colonos subordinan la pol�tica norteamericana a las necesidades de la
pol�tica exterior israel�, independientemente de las circunstancias y de los
extremos a los que les empuja la pol�tica colonial israel�. Adem�s, como representantes
del poder hegem�nico en EE.UU, tratan incluso de controlar a bajo nivel las
medidas de seguridad -tortura en los interrogatorios- al tiempo que se convierten
en vociferantes defensores de una guerra generalizada en Oriente Medio. Los
colonos han influido con �xito en el gobierno de EE.UU para que bloquee cualquier
iniciativa de la UE respecto a una mediaci�n internacional, al tiempo que
EE.UU auspiciaba el Plan Mitchell, que recomendaba observadores de paz. En
resumen, a pesar de sus intranscendentes y puntuales cr�ticas a los excesos
de Israel, EE.UU no s�lo ha sido un defensor incondicional de Israel, sino
que ha hecho lo mismo, en el contexto de la sangrienta y prolongada represi�n
y ocupaci�n de los territorios palestinos, de las que Washington es c�mplice.
La hegemon�a israel� sobre EE.UU a trav�s de sus colonos es un arma formidable
para neutralizar a los aliados de EE.UU de la OTAN, a los vasayos petroleros
�rabes, a la vasta mayor�a de la Asamblea General de la ONU e incluso a su
propio p�blico en determinados asuntos de Oriente Medio.
M�s peligrosa todav�a es la paranoia irracional que los colonos transfieren
de la pol�tica israel� a EE.UU. Todos los �rabes son sospechosos. Se debe
a amenazar a los adversarios de Oriente Medio, si no bombardearlos. Se deben
establecer tribunales militares secretos y la justicia sumaria para los sospechosos
de terrorismo. Los medios est�n especialmente puestos a punto para recoger
el s�ndrome de paranoia israel�: magnificando cada amenaza, mostrando la resoluci�n
y eficiencia israel� contra los terroristas �rabes. El estilo paranoico de
la pol�tica ha conducido a los ataques israel�es a pa�ses �rabes en Oriente
Medio, al espionaje en EE.UU, a la compra ilegal de armas nucleares en EE.UU
y a una violencia sin tregua contra los palestinos y los libaneses. El peligro
es que la asimilaci�n del estilo paranoico por parte de EE.UU tiene enormes
consecuencias, no s�lo para Oriente Medio, sino para el resto del mundo y
para las libertades democr�ticas en EE.UU.
Lo que los intelectuales colonos y otros publicistas israel�es olvidan mencionar
es que la pol�tica de seguridad israel� es un completo desastre: estaciones
de autob�s, centros comerciales, hoteles de cinco estrellas, pizzer�as y todas
sus fronteras han sido atacados, y cientos de ciudadanos israel�es han sido
asesinados o heridos. Miles de israel�es cultos huyen del pa�s precisamente
a causa de la inseguridad y de la proximidad de la violencia que ni el Shin
Ben, ni el ej�rcito, ni los colonos de los asentamientos son capaces de impedir.
Ciegos ante los fallos de la seguridad israel�, los colonos insisten en crear
condiciones para la represi�n interna y la guerra externa. Dado su influyente
papel en los medios, su importancia en las p�ginas de opini�n y en los editoriales
de los m�s prestigiosos peri�dicos, el mensaje de los colonos llega mucho
m�s all� de su limitado n�mero y de su mediocridad intelectual. Posici�n y
dinero pueden compensar sus patolog�as sicol�gicas y pol�ticas as� como anular
cualquier escr�pulo acerca de lealtades dobles.
Notas:
1. James Bamford, Body of secrets. Doubleday: New York, 2001. pp.: 187-239.
2. Muchos jud�os no est�n de acuerdo con aspectos particulares de la pol�tica
israel� y no aprueban el incondicional apoyo del lobby jud�o-norteamericano
a Israel. Pero sus voces no se escuchan y en la mayor�a de los casos tienen
escasa o nula influencia en la pol�tica, los medios y la econom�a.
3. New York Times, 28 de diciembre de 2001, p�g. 19.