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Internacional

22 de septiembre del 2002

La paranoia se apodera de EE.UU

Raff Ellis
YellowTimes
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Una importante carretera en el Sur de Florida fue clausurada durante más de 17 horas por una alarma provocada por una cliente en un restaurante de una pequeña localidad de Georgia. La mujer, auto-alistada como apóstol del programa TIPS del Fiscal General John Ashcroft, pensó que había escuchado una conversación subversiva mientras tomaba desayuno y emprendió su patriótica acción. Garabateó rápidamente un número de placa e informó lo que había escuchado a la Policía del Estado de Georgia. Se declaró una alerta nacional, y más de 100 policías y una docena de agencias se involucraron en la cacería.
Desde luego, el que uno de los hombres tuviera barba y llevara un tradicional gorro musulmán, y que todos los tres parecieran "medio-orientales," no afectó la opinión de la informante sobre lo que estaba pasando. La persecución policial involucró no sólo a múltiples agencias gubernamentales, sino también el uso de helicópteros.
Cuando por fin ubicaron a los culpables, en un remoto trozo de la carretera entre Naples y Miami, la noticia provocó un carnaval mediático. Algunos canales de televisión iniciaron una cobertura total, mostrando gráficas escenas de los dos coches con todo su contenido esparcido por la carretera, mientras el gobernador de Florida convocaba a una urgente conferencia de prensa.
Como no había noticias reales, los programas se limitaron a informar sobre numerosos rumores como si lo fueran; interrumpieron programas, emitieron boletines y entrevistaron a expertos en seguridad. Estos cumplieron entonando, con lúgubres voces, que "es bueno aumentar la vigilancia en tiempos tan peligrosos," o presentando variaciones sobre el mismo tema.
Una "mochila fue hecha explotar como medido precautoria," y "encontraron detonadores para explosivos en uno de los coches," 'informaron' los bustos parlantes. Estos son sólo dos de los numerosos falsos informes enviados a los ansiosos televidentes en el área de Miami. El bastión mundial de la información exacta, CNN, reveló el secreto de que los hombres iban en camino a volar Turkey Point, una planta de energía nuclear. Sólo más tarde nos dijeron que la mochila destruida contenía equipos médicos y que no se encontraron ni explosivos ni detonadores de ningún tipo. Permitieron "que se fueran" los muchachos.
¿Que se fueran adónde? ¿A un futuro incierto? Los tres recibieron la mala noticia al día siguiente: ya no se les aceptaría para que estudiaran en el hospital de South Miami. "Fue una decisión difícil," dijo el Dr. Jack Michel, presidente y director ejecutivo del Larkin Community Hospital (jmichel@larkinhospital.com). "No habrá seguridad para ellos si están aquí – para ellos, para el hospital o para los pacientes." Michel dijo que el hospital había recibido más de 100 correos electrónicos hostiles desde el incidente del viernes, y uno solo que le decía que "considerara todos los hechos" antes de tomar una decisión.
¡Me pregunto si los tres hombres siquiera recibieron una disculpa de la policía después de diecisiete horas de detención! Tal vez los desafortunados estudiantes de medicina estaban tan aliviados de que no los hubieran acarreado a una de las prisiones incomunicadas de Ashcroft que hasta agradecieron a la policía, dejándonos a nosotros la tarea de sorprendernos ante el descenso de nuestra sociedad a un torbellino de paranoia. Ahora tenemos que esperar que nadie informe sobre alguno de nosotros por alguna inocua conversación, o, Dios no lo permita, una columna crítica en los medios alternativos.
El gobernador Bush dijo que estaba "orgulloso de la interacción entre las agencias de mantenimiento del orden." Tal vez la verdadera lección que hay que aprender es que nuestras eficientes agencias de mantenimiento del orden arrestaron a los culpables después que trascurrieron sólo 15 horas y 1000 kilómetros. Ciertamente mostraron lo fácil que es enviarlos a perder el tiempo. Un terrorista podría enviar a un par de inocentones a un restaurante de Georgia a murmurar sobre un ataque en Miami. El FBI, et al, se iría a Miami mientras los terroristas atacan Nueva York o San Francisco. Es una escena que podría repetirse en todo el país. Espero que los auténticos malvados no hayan estado haciendo notas.
Los funcionarios de mantenimiento del orden no quisieron admitir que habían reaccionado de forma exagerada. "Estamos considerando qué leyes podrían ser aplicables," dijo John Bankhead, director de asuntos públicos del Buró de Investigación de Georgia. Agregó, "Vamos a tener que darle una lección a esa gente." ¿Quién es "esa gente", John? Bull Connor* se hubiera sentido orgulloso.
Los acusados en este incidente son de la misma gente que no teme que se les confunda con hombres de "aspecto árabe" o musulmanes. ¿Y qué importa si "esa gente" es hostigada por el bien de nuestra seguridad? Pregúntenles a los africano- estadounidenses cómo se sienten cuando los apartan por un obvio profiling. Si a usted no lo han sospechado nunca de un crimen, si no lo han humillado con un cacheo o no le han hablado como si fuera un criminal, no podrá comprenderlo.
Por todo esto, estoy convencido de que debo escuchar todas las conversaciones que pueda oír, no importa dónde esté. En los hoteles voy a poner una copa contra la pared. Si oigo a alguien que diga algo malo sobre el Káiser George W., o contra el Reichsmarschall Rumsfeld, llamaré de inmediato al FBI. Por desgracia, por los círculos que visito, voy a tener mucho que hacer.
Pensándolo bien, comprendo ahora qué es lo que me pone tan nervioso cuando oigo hablar a John Ashcroft. Estoy absolutamente seguro de que está enviando mensajes codificados a bandas a blancos supremacistas del Ku Klux Klan.
Así que, puede ser que todavía vale un viejo adagio: Sólo porque eres paranoico no significa que no haya alguien que quiera liquidarte.
18 de septiembre de 2002
* ["Bull" (Toro) Connor era Comisionado de Seguridad Pública en Birmingham, Alabama. Ordenó, en los años 60, que perros policiales y mangueras de alta presión fueran utilizados contra las manifestaciones por los derechos cívicos. Se hizo famoso por su brutalidad]
[Raff Ellis vive en EE.UU. y es un ex planificador estratégico y ejecutivo de la industria informático jubilado. Ha mantenido un interés perdurable y activo en el Medio Oriente desde su juventud y ha viajado muchas veces a la región en los últimos 30 años.]
Su correo es: rellis@YellowTimes.org. http://www.yellowtimes.org/article.php?sid=693