Washington Post (25-9-02)
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Wall Street lo entiende. También el Congreso. Hasta el Presidente Bush lo comprende. Pero no el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni el Banco Mundial.
La era del fundamentalismo de mercado ha pasado. La mercadización, la desregulación y la privatización, y las oportunidades para la manipulación del mercado que permite la inadecuada regulación –todos elementos centrales en la grandeza y decadencia de Enron –han sido desacreditados en Estados Unidos. Y en los países en desarrollo, donde sus efectos han sido extremadamente devastadores, son el objeto del oprobio público generalizado.
Por desgracia, el FMI y el Banco Mundial siguen cantando los himnos del cantoral fundamentalista del mercado.
La mercadización: tal como Enron creó nuevos mercados en productos exóticos como la banda ancha, el FMI y el Banco Mundial han trabajado para mercadear servicios que antes se hallaban en el terreno público y no-comercial. Un ejemplo: honorarios pagados por los utilizadores de la atención médica elemental. El Banco Mundial continúa apoyando semejantes honorarios, incluso después de echar marcha atrás en su apoyo a la educación pagada. El efecto es la denegación del acceso a la atención médica a la gente pobre. En Papua Nueva Guinea, por ejemplo, la introducción de los pagos por atención médica llevó a una disminución de cerca de un 30 por ciento en la atención a pacientes externos.
Desregulación: La irresponsable desregulación en California permitió que Enron y otras compañías energéticas extorsionaran a los clientes. De la misma manera, la desregulación inducida por el FMI y el Banco Mundial en los países en desarrollo ha tenido desastrosas consecuencias. En Filipinas y en Ghana, por ejemplo, la desregulación en la minería ha abierto el país a las gigantes compañías multinacionales, desplazando a decenas de miles de residentes y abriendo el camino a la devastación medioambiental.
Privatización: Un punto central en la agenda internacional de Enron fue apoderarse de los servicios privatizados de electricidad y agua en los países en desarrollo. Un país en el que Enron trató de lograr el control de un sistema de suministro de agua privatizado fue Ghana. Inquietudes sobre la corrupción –incluyendo las expresadas por el Banco Mundial-- llevaron al fracaso del negocio.
Pero el Banco Mundial sigue presionando por la privatización del agua en la nación africana occidental. Para prepararla, los precios del agua han sido doblados, y el banco prevé que los precios aumentarán en el futuro previsible, aunque los pobres consumidores ghaneses pueden llegar a gastar hasta un 10 a 20 por ciento de sus ingresos por el agua potable. En un país en el que un tercio de los consumidores urbanos ni siquiera está conectado al suministro de agua, las compañías privadas no serían obligadas a expandir el servicio a los pobres.
En la República Dominicana, la privatización apoyada por el Banco Mundial permitió que Enron irrumpiera en el servicio de electricidad: compró una participación y aumentó los precios. Cuando los consumidores y el gobierno no pudieron pagar los elevados precios, Enron cortó la corriente. Se dice ahora que Enron y los demás compradores del servicio privatizado pagaron demasiado poco, gracias a una tasación realizada por una subsidiaria de Arthur Andersen.
Manipulación de los mercados financieros: El fraude financiero de Enron ya es legendario. Pero considérese el engaño del FMI en Brasil: Todos saben que el país no tiene perspectivas de poder pagar su deuda externa. Pero en lugar de reconocer este hecho y elaborar un arreglo de pago reducido para los acreedores, el FMI está otorgando nuevos préstamos para pagar los antiguos. Esto ha tenido dos efectos inmediatos: Permite que los acreedores privados, incluyendo a los grandes bancos privados de EE.UU., reciban su dinero y las obligaciones de deuda son trasferidas al FMI. Y esto permite que el FMI imponga medidas de austeridad de Brasil que tienen la intención explícita de incluir políticas fundamentalistas de mercado, sin que importe qué partido sea elegido por los brasileños en las próximas elecciones.
Las restricciones del poder corporativo son aun más necesarias en los países en desarrollo que en Estados Unidos. Pero los fundamentalistas del mercado en el FMI y en el Banco Mundial continúan liberando sistemáticamente la actividad corporativa en el Hemisferio Sur. Es una razón importante por la que miles se manifestarán contra el FMI y el Banco Mundial este fin de semana en Washington.
La acción tiene importancia: En el año 2000, después de las últimas grandes manifestaciones en EE.UU. contra el FMI y el Banco Mundial, el Congreso aprobó una ley que exigía que Estados Unidos se opusiera a préstamos del FMI o del Banco Mundial que incluyeran pagos del utilizador por la educación primaria o la atención médica. En parte como resultado de esto, Tanzania eliminó los pagos por la educación primaria. 1,5 millones de niños más –sobre todo niñas-, pudieron ir a la escuela.
El autor trabaja con Mobilization for Global Justice y es director de la revista Multinational Monitor.