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Internacional

Nueva York, un año después
"Ahora caminamos con más precaución"

Por Daniela Pastrana, Masiosare, La Jornada (México)

La vida en la cosmopolita Gran Manzana ha vuelto a la normalidad. Las tiendas llenas, Central Park cubierto de bikinis, Times Square a plena luz y larguísimas filas para subir a la Estatua de la Libertad. De las imágenes posteriores a la tragedia quedan algunas banderas, y muchos souvenirs. El gobierno se prepara para el aniversario luctuoso y la renovada campaña de exacerbado nacionalismo
Bajo el sol de 33 grados, con 70% de humedad, los bikinis se reproducen en el Central Park. Es una mañana calurosa, muy parecida a la que hace casi un año cubrió de negro el cielo de Manhattan. Ese día, cuenta Pilar, una joven estudiante española, amaneció igual de soleado. Ella vive en Queens, en un barrio de migrantes griegos y latinos. Desde el puente de Brooklyn, a donde llegó en moto con su novio, pudo ver cómo se llenaba de humo el ambiente al otro lado del río Hudson. "Era una locura. Todos corrían para acá y yo iba en sentido contrario –dice, con la vista clavada en una fotografía–. Me escabullí hasta las torres y nadie me dijo nada". Pilar llegó al corazón del caos justo cuando acababa de caer el quinto edificio del complejo WTC. "Había pedazos de todo, pero lo que más se notaba eran los zapatos –dice –. No sentía miedo, estaba como todos, en shock, no lo podía creer". Los recuerdos se esfuman en algún infinito punto del parque, donde los paseantes exponen sus cueros ante el sol infernal.
Nueva York es otra vez la ciudad cosmopolita, viva y abrumadora. El recuerdo de los ataques terroristas del 11 de septiembre está presente en sus ciudadanos, mientras el alcalde Michael Bloomberg hace los preparativos para el aniversario luctuoso. Pero fuera de los comentarios en la prensa, que aumentan conforme se acerca el día, la vida en la Gran Manzana ha vuelto a la normalidad. "Quizá la única diferencia es que ahora la gente en la calle camina con más precaución".
Souvenirs y videos
En el cuadrado que ocuparon las emblemáticas Torres Gemelas quedan una malla ciclónica, una caseta con dos guardias, un mirador y mucho polvo. Las autoridades terminaron por fin de sacar las 50 toneladas de cascajo que fue trasladado en barcos a un basurero de Staten Island que estaba en desuso. Lo que no han terminado de decidir es qué se va a hacer con este gran hueco. El alcalde, quien hace unos meses sucedió al conservador Rudolph Giuliani, ofreció tener una decisión en diciembre, pero los neoyorkinos dijeron "no" a los seis proyectos que se presentaron en una consulta (todos con desarrollos inmobiliarios). Ahora se ha prorrogado nuevamente la decisión.
En las calles cercanas no hay más señas del desastre que los comerciantes ambulantes instalados frente a los altares espontáneos que se formaron después del atentado. El aniversario es un buen motivo. La "Memoria de la Tragedia", por ejemplo, cuesta 10 dólares. Por cinco se puede adquirir una esfera de cristal que adentro tiene una miniatura de las torres, con carros de bomberos, ambulancias y la policía. Al voltear la esfera caen estrellitas rojas y azules.
Una tienda de la cadena Hallmark, que el 11 de septiembre perdió todos sus vidrios, tiene las fotografías del desastre pegadas a un cartel. "We will never forget this. United more than ever. God Bless America". Las bendiciones se multiplican en las banderas que cuelgan de los altares, donde los turistas se hacen fotografiar. "El éxodo del 11 de septiembre es cosa del pasado cerca de las torres gemelas", dice un reportaje de portada de The New York Times (20/08/2002). El texto, firmado por Greg Winter, explica que la zona residencial alrededor del World Trade Center está "tan llena como antes del ataque terrorista" e incluso los precios de renta se han elevado.
"¿Vieron los videos de Al Qaeda, de los terroristas, probando armas químicas? So, you stay alive but you can’t move, hasta que ¡Paf! Pobre perrito". Son las seis de la mañana del 20 de agosto y en "El Vacilón de la Mañana" (MEGA 37.9), popular entre los hispanos, la nota más comentada es la del video encontrado en Afganistán y difundido por la cadena televisiva CNN, que muestra entrenamientos y experimentos bacteriológicos de Al Qaeda. En la radio latina advierten que no se descarta un ataque de Estados Unidos porque puede tener otro atentado en cualquier momento. "Dicen que Estados Unidos quiere investigar a fondo. ¿Dónde van a encontrar armas químicas? En Irak", ironiza el locutor. Un radioescucha llama a la estación y resume el sentir de otros hispanos. "La mayoría de los ataques de esa gente no son para nosotros". Guillermo, neoyorquino a su pesar, de padres argentinos, apaga indignado la radio. "Esto de los videos es un engaño, nos dan bola con los malvados terroristas para manipular los sentimientos de la gente ahora que se cumple un año".
¿Dónde está Bin Laden?
Si a dos cuadras de lo que fue el WTC no hay rastros del ataque terrorista, en el resto de la ciudad menos. Las tiendas están abarrotadas, los teatros llenos y los turistas hacen filas larguísimas para subir a la Estatua de la Libertad.
Lo que todavía queda, sobre todo en los barrios de migrantes (algunos se toman más en serio el nacionalismo que los nacidos aquí), son las banderas que en los meses posteriores al atentado cubrieron las ventanas de la ciudad.
Osama Bin Laden ha desaparecido. Es raro encontrar alguno de los carteles que tienen el rostro del enemigo predilecto de George W. Bush con la leyenda "Wanted!", que por mucho tiempo estuvieron en los comercios.
La gente lo odia, dice Pilar. Pero el hostigamiento hacia los musulmanes radicados aquí ha bajado, en buena medida por una fuerte campaña que hacía diferencia entre la religión y el terrorismo.
Nueva York se asemeja, como pocas ciudades, a la bíblica Torre de Babel. La primera colonia holandesa compró a los nativos Manhattan por una cantidad equivalente a los 50 dólares y desde entonces no han dejado de instalarse colonias de migrantes. Será por eso que los neoyorkinos han regresado rápidamente a su convivencia pluriétinica.
En Times Square, que pasó de los puteros y sexshops a una especie de set gigante de una película futurista, o en la zona industrial de Brooklyn, donde las bodegas cerradas son ahora bares y galerías (en buena medida por la política conservadora del ex alcade Giuliani en Manhattan), tampoco se ven indicios de una ciudad herida en el corazón.
Bloomberg, el millonario dueño de la estación televisiva del mismo nombre, que sustituyó a Giuliani tras convertirse a republicano, está ganando popularidad porque ha hecho más de lo que se esperaba de él, aunque sus acciones lo han enfrentado con la encumbrada policía. El alcalde se prepara para el aniversario luctuoso y una renovada campaña nacionalista, que comienza a notarse en los medios.
En los barrios hispanos, la gente tiene ahora preocupaciones mayores a Bin Laden.
"La cosa está muy difícil, ya no es como hace 13 años, ahora ya no hay empleo", dice Irma, una peruana que trabaja como secretaria y quien, como la mayoría de los extranjeros residentes aquí, no piensa en irse. "¿Regresar? No, cariño, mi vida ya está aquí".