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30 de mayo del 2002
España: La avalancha de presos
provoca niveles de saturación en cinco cárceles
Manuel Altozano, El País
En las cárceles de Alicante y Murcia ya no caben más reclusos.
En la de Valencia sólo algunas celdas albergan un solo preso. Las dos
primeras han sobrepasado ya su capacidad máxima y sus responsables se
han visto obligados a acomodar en celdas de siete metros cuadrados a tres personas.
Los funcionarios explican las dificultades que encuentran cada día en
su trabajo debido a esa masificación. Instituciones Penitenciarias espera
solucionar esta difícil papeleta con la apertura de un nuevo centro en
Villena (Alicante).
El director general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, declaró
el pasado día 17 a EL PAÍS que la mayoría de los centros
dependientes de su departamento -todos menos los de Cataluña, que tiene
cedida esta competencia- se encontraban en lo que en términos penitenciarios
se denomina capacidad operativa, es decir, que la mitad de sus celdas están
ocupadas por dos reclusos y que sólo cinco prisiones (las de Alicante,
Arrecife, Las Palmas, Madrid, Murcia y Valencia) sobrepasaban ese límite.
En el caso de las cárceles de Alicante (Font Calent) y Murcia, no es
que se sobrepase esa ocupación -con la que según Yuste una prisión
puede funcionar sin problemas- sino que, debido a la enorme afluencia de presos
de los últimos meses, se ha llegado al extremo de alojar a tres presos
en un buen número de celdas. De esta manera se supera la capacidad máxima
(dos presos por celda), una situación en la que la convivencia entre
rejas se complica.
En la de Murcia, el pasado domingo se contabilizaron 726 presos (712 según
Instituciones Penitenciarias) en las 300 celdas residenciales repartidas en
cuatro módulos con que cuenta la prisión (todas menos el módulo
de ingresos, el de aislamiento y la enfermería). En condiciones normales
ese centro podría acoger hasta 450 presos, pero ante la avalancha de
nuevos reclusos 17 celdas han tenido que acondicionarse para albergar a tres
personas.
En la de Alicante, de similar tamaño, -336 celdas- se superaron los 1.000
reclusos el pasado domingo. Según Vicente Castro, uno de sus funcionarios,
en el módulo número 1 durmieron esa noche 321 personas dónde
sólo hay 112 habitaciones. Más de la mitad de las celdas cuentan
ahora con tres literas. El número de reclusos para el funcionamiento
normal de esta cárcel es de 500.
La situación también se ha complicado en la prisión de
Picassent (Valencia) que en 1.524 celdas aloja a 2.500 reclusos. Isidro Murcia,
funcionario de esa prisión, explica que la afluencia masiva de nuevos
internos trata de solucionarse 'alargando su estancia en el módulo de
ingresos', ya que hay otras zonas en las que 'no queda una sóla plaza
libre'. Según el funcionario, la saturación de la cárcel
hace que se empeoren las relaciones entre los internos y de éstos con
los funcionarios. 'Al haber menos vigilantes por cada recluso se sienten menos
protegidos y se vuelven más agresivos', asegura Murcia.
'La masificación y la falta de espacio afecta a todas las actividades
de la prisión', explica Manuel González, funcionario de la cárcel
de Murcia afiliado a CC OO. 'Para entrar en el comedor, los internos deben hacer
fila en el patio entrando a medida que los que ya están dentro terminan
de comer', asegura. 'Lo mismo ocurre para ir al polideportivo o en las visitas
de los fines de semana', añade. 'Las dotaciones de la prisión
son insuficientes para todos los reclusos', señala Castro, funcionario
de Alicante. 'Se necesitan más colchones, más bandejas para el
comedor... Hay muchos más presos, pero el presupuesto de la prisión
sigue siendo el mismo', insiste. Ambos se quejan de que el aumento de reclusos
endurece las condiciones de trabajo de los funcionarios sin que se aumenten
las plantillas. 'Se necesita más vigilancia, pero no se incrementa el
personal de la prisión', aduce González. 'En un módulo
como el mío, con 321 personas, debería haber como mínimo
seis funcionarios, pero sólo hay cuatro', añade Castro.
El problema podría agravarse con la llegada del verano. 'Dentro de una
celda con dos o tres personas pueden llegar a alcanzarse los 35 o 40 grados',
asegura Castro, que recuerda que la superficie supera apenas los siete metros
cuadrados.
La dirección general de Instituciones Penitenciarias confía en
poder resolver la situación con la próxima apertura de la cárcel
de Villena (Alicante) donde irán a parar parte de los reclusos excedentes.
'En los últimos meses estamos haciendo frente a un crecimiento imprevisible
de la población reclusa', asegura su portavoz.
3 en 7 metros cuadrados
Poco más de siete metros cuadrados. Esa es la superficie aproximada de
las celdas en las que se ven obligadas a malvivir tres personas en las prisiones
de Murcia y Alicante. El techo está a una altura de unos dos metros y
medio. Los reclusos permanecen encerrados desde las 21.00 hasta las 8.30 y desde
las 14.00 hasta las 16.00. En ese espacio tan reducido tienen que caber tres
literas (2 metros por 90 centímetros cada una), una mesilla en la que
los reclusos escriben, leen o ponen televisores, una silla, un armario compartido,
el lavavo y el inodoro. 'Les queda un pequeño pasillo de más o
menos medio metro de ancho', explica Manuel González, funcionario de
la prisión de Murcia. 'Sólo uno de ellos puede estar de pie o
sentado haciendo alguna actividad. Los otros dos se ven obligados a permanecer
en la cama', añade. 'La situación en esas celdas es completamente
inhumana', asegura Vicente Castro, de la prisión de Font Calent (Alicante).
'Los presos se ven obligados a convivir con los olores, los ronquidos o los
vicios adquiridos de sus compañeros'. El funcionario detalla cómo
el hecho de tener que compartir un solo retrete supone un problema de higiene.