|
Multitudinaria protesta en Madrid contra "la Europa del capital y la guerra"
Rotundo "no a la explotación de AL" en el Foro Social
Trasatlántico
Culminó la contracumbre con una marcha antiglobalización sin detenidos
ni enfrentamientos
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 19 de mayo. Con la convicción de que América Latina
carece de los principios más elementales de bienestar y justicia, alrededor
de 100 mil personas se manifestaron hoy en Madrid bajo la consigna o utopía
que se ha convertido en los últimos años en el grito de lucha
de millones de personas en el orbe: "Otro mundo es posible".
El Foro Social Trasatlántico (FST), la llamada contracumbre a la reunión
de Jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea-América Latina
y el Caribe culminó con una multitudinaria marcha que encabezó,
entre otros, la defensora mexicana de los derechos humanos Rosario Ibarra de
Piedra, quien advirtió que "esta maravillosa concentración" es
sólo el inicio de un movimiento que no desaparecerá, "pese a quien
pese".
Las calles del centro de Madrid se inundaron de gente de distintas razas con
reivindicaciones diversas, pero todos (más de 150 mil, según los
organizadores, y siete mil en cifras de la policía) levantaron la voz
al unísono con un rotundo: "No a la explotación de América
Latina. Contra la Europa del capital y la guerra".
Lo hacían a ritmo de samba o batucadas que levantaban los ánimos
de los manifestantes, que convirtieron la marcha en una vehemente proclama a
favor de un mundo más justo.
Esta marcha, una de las más multitudinarias que se han visto en Madrid,
fue la culminación de una larga semana de debates, talleres, mesas redondas,
exposición de documentales y películas, con la que la Cumbre de
los Pueblos buscó llamar la atención de los gobernantes de la
UE y América Latina y el Caribe sobre sus exigencias y sufrimientos que,
a su parecer, no se resuelven con las estadísticas ni con las promesas
oficiales.
Entre estos sufrimientos se mencionó "la pobreza, la desnutrición,
la falta de medicamentos, la represión, la expropiación de tierras,
el semiesclavismo, la impunidad lacerante frente a los crímenes del pasado
o la cada vez más extendida práctica de la autoinmolación
o el suicidio como escape al callejón sin salida que condena la globalización
neoliberal a millones de personas".
La inmensa columna humana de miles de militantes, simpatizantes y solidarios
con el movimiento antiglobalización que se formó desde la céntrica
Plaza de España hasta el Paseo del Prado, hicieron el mayor de los reclamos:
"recuperar las calles" y llevar a todos los rincones del planeta el mensaje
de que ante tanta pobreza, sufrimiento y dolor es imprescindible "otro mundo"
del que formen parte las capas sociales más pobres e históricamente
discriminadas.
Las más de 50 asociaciones del FST finalizaron sus actividades con un
escenario que no se había presentado en otras movilizaciones antiglobalización,
al no haber detenidos, ni acciones violentas o enfrentamientos con la policía.
Fue simplemente el reclamo de que "otro mundo es posible", de que las condiciones
de vida de la mayoría de la población en América Latina
son insostenibles, que frente a la pobreza endémica caben, entre otras
acciones, la "abolición de la deuda externa", el respeto a los derechos
humanos, cultura y territorios indígenas, la intervención del
Estado para regular los flujos de capital en los mercados financieros para redistribuir
la riqueza y el incremento en las ayudas al desarrollo por parte de los países
más ricos.
Asimismo, fue el reclamo de la puesta en marcha de un Tribunal Penal Internacional
que juzgue a genocidas y represores que tiñeron de sangre la región
a partir de la década de los 70, y la creación de las condiciones
políticas y sociales adecuadas para que los defensores de los derechos
humanos no sean amenazados o asesinados, como sucedió recientemente en
México con el homicidio de Digna Ochoa.
Zapatistas en la Plaza España
Madrid cumplió con creces el designio no impuesto por el movimiento antiglobalización:
una vez entregada la estafeta de Porto Allegre, que pasó por Barcelona
y en la que se exigía que "otro mundo es posible" españoles, mexicanos,
colombianos, ecuatorianos, venezolanos, etcétera, "cercaron el cerco"
policial y político para elevar a la intimidad de las conciencias el
malestar latente por las condiciones de vida de millones de personas.
En la marcha también había zapatistas y otros líderes y
representantes de movimientos indígenas y campesinos latinoamericanos.
Destacó la insistente presencia a lo largo de toda la manifestación
de una persona que, con la máscara del presidente mexicano Vicente Fox
y ataviada con un cinturón que llevaba incorporada una hebilla grandilocuente,
a la usanza del mandatario mexicano, recorrió por ancho y largo la concentración,
perseguido por una manifestante que emulaba en su indumentaria a una indígena
zapatista, que con las trenzas anudadas a la usanza de una indígena chiapeneca
iba, machete en mano, reclamando sin cesar el cumplimiento de sus "promesas
incumplidas", entre ellas los acuerdos de San Andrés.
Otro acto a destacar fue cuando dos jóvenes, con paliacates en la cara,
desplegaron en la escultura de Miguel de Cervantes, en la mítica Plaza
de España, una bandera negra en la que lucían cuatro sílabas:
"EZLN". Alcanzada la cima, la multitud irrumpió en un estruendoso aplauso
en el que se escucharon gritos como "Zapata vive, la lucha sigue".
No claudicaremos
Al final de la marcha siguieron los discursos, que representaron el amplio espectro
de la movilización. El primero en hablar fue el colombiano Carlos Lozano,
dirigente campesino.
"Venimos de Colombia para unir nuestra voz de latinoamericanos a esta importante
demostración de rechazo y repudio al neoliberalismo y capitalismo salvajes,
que son los principales responsables de la tragedia de nuestra humanidad, del
hambre y de la miseria de nuestros pueblos porque a través de la política
a favor de las trasnacionales y de sus intereses mezquinos someten a los pueblos,
y de manera especialmente dramática a América Latina, y al llamado
tercer mundo."
Y abundó: "La manera de enfrentar estas imposiciones es precisamente
lo que hemos hecho hoy: ganar la calle para protestar de manera combativa y
digna frente a la intransigencia del poder económico y político".
En Colombia, dijo, "no sólo nos enfrentamos frente al poder del capitalismo,
sino también a la represión y a la violencia mediante el terrorismo
de Estado y al nepotismo del poder.
"En Colombia queremos la paz, pero no la de los sepulcros o la claudicación
de las reivindicaciones, sino la paz con democracia y con justicia social."
Con las manos pintadas de rojo y negro, "los colores de nuestra lucha", y de
las "reivindicaciones de nuestros pueblos", Rosario Ibarra de Piedra habló
ante los manifestantes con palabras sencillas.
"Compañeras y compañeros, coterráneos del mundo, hermanos
de la utopía; qué bonito es caminar por las calles en libertad,
aspirar el olor de nuestras tierras en esta marcha de hermanos y luchadores.
En cambio, los señores del poder se tienen que encerrar en la hediondez
de la corrupción y enterrarse porque huelen a asesinato, porque huelen
a crimen, porque huelen a terrorismo. Están enterrados también
porque aunque vistan con trajes de Armani y traigan Rolex y Cartier, están
con las manos llenas de sangre y las tienen que esconder."
Ibarra de Piedra añadió que "mientras nuestros pueblos mueren
de hambre o por falta de medicamentos... y padecen miseria, esos señores
siguen ahí, bromeando en la Cumbre, como si esto hiciera gracia. Y mienten
sin misericordia y se les llena la boca al hablar de los derechos humanos cuando
éstos no son respetados".
Sostuvo que estos nuevos jinetes del apocalipsis vestidos de etiqueta han construido
un nuevo muro; "pues si se acabó el Muro de Berlín ahora ellos
han construido el muro del hambre y de la miseria. Pero qué podrán
hacer esos hombres de aquel lado si acabamos con mezquindades y somos capaces
de unir nuestro esfuerzo para ver cómo sacamos al planeta de esta situación
lacerante.
"No necesitamos derramar ni una gota de sangre; yo, como madre de un hijo desaparecido,
quiero decirles que tachamos todos los actos terroristas de la índole
que sea, pero también quiero decir que el peor terrorismo es este que
obliga a algunos habitantes de nuestros pueblos al suicidio, a la autoinmolación
por la desesperación y esto no es posible. Miren, no soy chauvinista,
no soy regionalista, no soy nacionalista; me confieso y digo que soy profundamente
internacionalista, una ciudadana del mundo."
Por eso, agregó, "quiero decirles una cosa a propósito de México,
en mi país hubo un indio chiquito (de estatura), Benito Juárez,
benemérito de las Américas, que no pagó la deuda externa
y ninguno de estos (en alusión a los mandatarios) ha querido desconocer
la deuda externa. Juárez dijo que primero comemos y luego pagamos, y
estos primero permiten que mueran de hambre millones de niños".
Por último, expresó Ibarra de Piedra, "les quiero decir que, como
dijo Martí y no me canso de repetirlo, América se levantará
con sus indios o no se levantará, y ya se levantó por los indios
del sur de Chiapas, pero ellos tienen sangre de toda América y de esta
tierra hermosa, fecunda y perfumada con el honor y la dignidad de este pueblo
que ahora me rodea".
Finalmente, una representante del FST, que no fue indentificada, explicó
que "este foro, además de debate, ha sido también encuentro enfocado
a la acción para acercar a la gente a las dinámicas de lucha que
existen hoy en día contra la globalización capitalista."
Señaló además que se consiguió romper el cerco mediático,
"hay que decir que ha sido una fuerza organizativa enorme en la que logramos
sacar adelante todo lo que nos propusimos demostrando que la lucha sigue, en
Madrid, en el Estado español y en todo el mundo. Es un movimiento imparable,
pese a quien pese. Frente al capitalismo global resistencia global, ¡Otro mundo
es posible!"