|
22 de mayo del 2002
La "guerra contra el terrorismo" en Yemen
Gary Leupp
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Poco después del 11 de septiembre, los funcionarios y periodistas
del gobierno [de EE.UU.] sugirieron que Yemen podría ser un objetivo
adecuado en la "guerra [sin fin] contra el terrorismo" lanzada por la administración
Bush. A diferencia de Irak, Somalia, Irán y algunos otros candidatos
(pero como las Filipinas y a Georgia, que también se han convertido en
etapas de la guerra del terror), Yemen tenía un gobierno amigo. Aunque
había sido incluido en su época en la lista del Departamento de
Estado de las naciones "que auspician el terrorismo", había sido sacado
de esa lista después de la Guerra del Golfo y había albergado
brevemente a 100 soldados estadounidenses involucrados en la desastrosa operación
militar en Somalia que comenzó en diciembre de 1992. (Los soldados habían
sido retirados de Yemen en enero de 1993, después los ataques con bombas
contra la embajada de EE.UU. y los hoteles en los que residían. Osama
bin Laden había promulgado una fatwá contra ellos.) Durante la
guerra civil de 1994 en Yemen, EE.UU. había apoyado a la actual dirigencia
contra la oposición "izquierdista". (Lo mismo hicieron las facciones
musulmanas fundamentalistas anti-EE.UU. , de cuyo apoyo la dirigencia ahora
no puede prescindir.)
Yemen había recibido una misión de AID de EE.UU. –retirada, muy
a pesar del gobierno yemenita, por preocupaciones relacionadas con la seguridad
de EE.UU. en 1996. Bajo presión de EE.UU., Yemen había abandonado
su adhesión a los boicots árabes secundarios y terciarios a Israel
que comenzaron ese año, y mantenía una actitud generalmente amistosa
hacia EE.UU. En abril de 2000, el Presidente Ali Abdullah Saleh (que había
llegado a ser jefe de estado en 1990 después que el Partido Socialista
de oposición fuera excluido de las elecciones), visitó al Presidente
Clinton en Washington DC para fortalecer lo que el Departamento de Estado llamó
"los estrechos vínculos entre Estados Unidos y Yemen." En esa época,
Saleh buscaba ayuda de EE.UU. (sólo otorgada recientemente), incluyendo
trece embarcaciones patrulleras por un valor de 6,5 millones de dólares,
y otra ayuda militar.
Pero el gobierno de Saleh nunca ha controlado por completo todo el territorio
del Yemen, y en las regiones "donde no rige la ley," podrían operar fuerzas
de al-Qaeda. La familia de bin Laden es de origen yemenita, y en 1998 bin Laden
incluso consideró mudar su operación de Afganistán a Yemen.
(Más tarde, el General Anthony Zinni, comandante militar de EE.UU. en
la región, hizo el primero de varios viajes a la capital San'a.)
En octubre de 2000, comandos que se piensa pertenecían a al-Qaeda estrellaron
un pequeño bote cargado de explosivos contra el destructor USS Cole,
que se estaba reabasteciendo de combustible en Adén, matando a 17 marinos
estadounidenses. Esta acción, junto con el atentado contra las Torres
Khobar en Dhahran, Arabia Saudita, en junio de 1996 (en el que murieron 19 estadounidenses),
y el ataque contra las embajadas de EE.UU. en Nairobi y Dar es-Salaam en agosto
de 1998, (en el que murieron 224 personas, incluyendo a 12 estadounidenses)
forma parte de las mayores acciones de al-Qaeda antes del 11 de septiembre.
Aunque San'a cooperó en la investigación del incidente del Cole,
las autoridades de EE.UU. no quedaron enteramente satisfechas con la reacción
yemenita. Después, Saleh desmintió inicialmente que hubieran sido
"terroristas" los autores del atentado, Yemen sugirió que EE.UU. compartía
parcialmente la responsabilidad, ya que entrenó terroristas en Afganistán
en los años 80. ABC News informó que una cámara
de vigilancia de seguridad yemenita que podría haber filmado evidencia
crítica estaba enfocando en la dirección equivocada, y que una
cinta entregada a las autoridades del FBI por los funcionarios yemenitas podría
haber sido parcialmente borrada. Los funcionarios del FBI se quejaron de la
falta de cooperación de los yemenitas, que insistían en controlar
la investigación, y, por razones de seguridad, el FBI condujo su propia
investigación desde barcos de EE.UU. anclados cerca de la costa. En Londres,
un "experto en la región," que había vivido seis años en
Yemen, declaró a ABC: "El FBI y Scotland Yard son suficientemente
hábiles para saber que el gobierno yemenita ha estado alimentando a esa
gente" responsable por el ataque. Así que el régimen de Saleh,
aunque pedía ayuda e inversiones de EE.UU., era considerado en Washington
como un amigo menos que confiable. Pero Yemen tiene que caminar por la cuerda
floja. Había y hay un amplio sentimiento contrario a EE.UU. en el país,
formado en 1990por la unión del anteriormente pro-soviético Yemen
del Sur y el pro-occidental Yemen del Norte. El 10 de octubre de 2000, dos días
antes del ataque contra el Cole, más de 50.000 protestaron en Adén
contra el apoyo a Israel de EE.UU. Parte de la oposición es ciertamente
"terrorista" en el sentido que el Departamento de Estado le da a la expresión;
la organización Yihád Islámico (basada en Egipto y Palestina),
ligada a al-Qaeda, ha operado en el país, y uno de sus vástagos,
el Ejército Islámico Adén-Abyan ha atacado a ciudadanos
occidentales. Zein al-Abidine al- Mihdar, líder de este último
grupo, fue ejecutado en 1999, después de ser condenado por secuestrar
a 16 turistas extranjeros y haber matado a 4 de ellos. El Departamento de Estado,
en un informe publicado en abril de 2000, argumentó que una cantidad
de otros grupos "terroristas," incluyendo a Hamás, al-Gama'at al-Islamiyya,
y el Grupo Islámico Armado de Argelia, estaban oficialmente representados
o estaban presentes en Yemen. El mismo informe señalaba que Yemen ha
hecho esfuerzos durante varios años por reforzar su seguridad, y que
ha firmado varias convenciones internacionales contra el terrorismo, pero que
"un control laxo e ineficiente de los procedimientos de seguridad y la incapacidad
del gobierno de ejercer su autoridad en áreas remotas del país
continuaban convirtiendo el país en un refugio para grupos terroristas."
Después del 11 de septiembre, al verse confrontado por la exigencia de
Bush de estar "a favor o en contra" de EE.UU. o arriesgar la asociación
con el terrorismo, el régimen de Saleh se vio frente a un dilema. El
26 de septiembre, Saleh declaró ante una audiencia interna que no permitiría
que tropas extranjeras utilizaran el territorio yemenita, y advirtió
a los extraños que no interfirieran en el país. Pero la presión
de EE.UU. aumentó; el 3 de octubre, CNN citó a un funcionario
de EE.UU. declarando que Yemen tiene "uno de los vínculos más
importantes" de la organización de al-Qaeda en el mundo, y citó
a fuentes diplomáticas declarando que "miles de veteranos de la guerra
soviético-afgana," capaces de lanzar "ataques no coordinados o coordinados"
contra intereses de EE.UU., vivían en el país. En respuesta, Yemen
señaló que había deportado a 5.000 veteranos no-yemenitas
de la guerra subvencionada por EE.UU. desde 1998 –el año de los atentados
contra las embajadas en Kenia y Tanzania atribuidos a al-Qaeda– y que estaba
adoptando enérgicas medidas contra yemenitas sospechosos de haber tenido
relación con al-Qaeda mientras estuvieron en Afganistán. (Presumiblemente
esos esfuerzos contaron con la ayuda de agentes del FBI, que estaban en Yemen
desde el incidente del Cole.)
De manera que, en noviembre, cuando Saleh se reunió con Bush en Washington,
prometió reforzar su acción contra los miembros de al-Qaeda que
operaban en Yemen. Para subrayar su sinceridad en la lucha contra el "terrorismo,"
el gobierno envió fuerzas a la aldea al-Hosun el 18 de diciembre para
intentar la captura del presunto miembro de al–Qaeda Mohammad Hamdi al- Ahdal
y veinte personas más. El esfuerzo fue un desastre, 18 soldados del gobierno
fueron matados por las fuerzas locales, y mataron a cuatro aldeanos, pero no
capturaron o eliminaron fuerzas de al-Qaeda. Después, como si estuviera
persuadido de la incompetencia de las fuerzas "antiterroristas" del Yemen, EE.UU.
propuso una acción conjunta yemenita-estadounidense contra al-Qaeda.
EE.UU. anunció el 3 de enero que entrenaría a las fuerzas locales
para que atacaran a los grupos vinculados a al-Qaeda en el país. Informes
de prensa de principios de marzo indicaron que EE.UU. se estaba preparando para
enviar varios cientos de soldados a Yemen para ayudar al Gobierno a que destruyera
las fuerzas de al-Qaeda en el Norte. El gobierno yemenita anunció que
unos 200 estadounidenses entrenarían a soldados locales.
La ficción oficial es que los yemenitas solicitaron esas tropas de EE.UU.
En su reunión con el Presidente Saleh el 14 de marzo en Yemen, el Vicepresidente
Cheney, "indicó que fuera de responder al pedido del Yemen para que se
entrenara a sus fuerzas especiales en su misión contra el terrorismo,
Estados Unidos estaba planeando preocuparse de las necesidades esenciales de
equipo militar y de aumentar la ayuda a los Guardacostas del Yemen y a su economía."
(Yemen Times, 18 al 24 de marzo). Pero el 11 de abril, Saleh declaró
a al- Yazira: "En lo que se refiere a los expertos de seguridad antiterroristas
estadounidenses y su equipo técnico, no somos nosotros los que los han
pedido. Fue el gobierno de EE.UU. que dijo que demostremos nuestra sinceridad
y dejemos entrar a los expertos, así que los dejamos entrar." Indicó
que 40 expertos habían terminado sus tareas y abandonado el país.
(Extrañamente, CNN sólo informó el 17 de mayo de la llegada
de 30 soldados de EE.UU. para entrenar a los soldados yemenitas. El mismo día,
el Yemen Times informó, "hay aquí más de 60 expertos
militares de EE.UU. entrenando a las fuerzas yemenitas de tareas especiales
sobre cómo tomar medidas contra los terroristas.") El 21 de abril, cuando
Saleh confirmó la llegada de más soldados de EE.UU., declaró
que no había campos de entrenamiento de al-Qaeda en Yemen, pero que había
"células escondidas por aquí y por allá," especialmente
en las áreas tribales en Mareb, Al Jawf y Shabwa. Verdad o no, está
bien claro que el Yemen está recibiendo a esos soldados bajo presión,
y arriesgando el resentimiento popular por hacerlo.
Hasta la fecha, EE.UU. ha elaborado planes para instalar ordenadores y cámaras
para controlar los aeropuertos y los puertos marítimos del Yemen; estarán
vinculados a una oficina central en San'a. EE.UU. ha recomendado que Yemen establezca
una policía de patrulla marina, equipada con 250 botes con sistemas de
visión nocturna, que serán pagados por Gran Bretaña, Arabia
Saudita, Alemania y Holanda. Toda la inteligencia recolectada será, por
cierto, transmitida a EE.UU. Parece que toda la misión de EE.UU. se ha
caracterizado por su torpeza; sobre todo la arrogancia del embajador de EE.UU.
ha provocado oposición en el país. La Agence France-Presse
informó el 9 de marzo que el Congreso General del Pueblo (GPC), el
partido gobernante en Yemen, acusó el martes al embajador de EE.UU.,
Edmond Hull, de 'interferir' en los asuntos internos y amenazó con expulsarlo.
'Desde que fue nombrado (en septiembre pasado) el embajador Edmond Hull se ha
comportado como un alto comisionado, no como un diplomático en un país
que se opone a todo tipo de interferencia por un estado extranjero, dijo el
semanario Al-Mithaq, portavoz del GPC. 'Edmond Hull adopta una conducta muy
arrogante, muy distante de sus deberes diplomáticos, cuando habla con
algunos funcionarios yemenitas,' agregó el periódico. Al-Mithaq
exhortó a Hull a 'respetar a Yemen para no convertirse en persona non
grata'.
Esta declaración, hecha sólo días antes de la visita del
Vicepresidente Cheney (para presionar a Yemen para que acepte el ataque planificado
por EE.UU. contra Irak), indica la profundidad de la antipatía hacia
EE.UU., incluso a niveles superiores del gobierno. Más recientemente,
el Partido Unionista Nasserista, un importante grupo de oposición con
representantes en el Parlamento, publicó una declaración exigiendo
que el gobierno haga una advertencia oficial al Embajador Hull, para que termine
con su "conducta poco diplomática en Yemen".
Después que el General Tommy Franks, comandante de las Fuerzas Centrales
de EE.UU., declaró a un canal satelital egipcio que Saleh había
ofrecido suministrar instalaciones militares a los barcos de EE.UU., los partidos
de oposición publicaron una carta abierta al presidente oponiéndose
a una tal cooperación. La oficina de Saleh respondió que los partidos
no debieran haber hecho una semejante protesta "sin ninguna verificación"
–desmintiendo implícitamente la declaración de Franks– y advirtiendo
que tales declaraciones podrían incitar a la violencia anti- occidental.
Pero eso, desde luego, es lo que muchos quisieran hacer. El 15 de marzo, un
hombre lanzó una granada contra la embajada de EE.UU. en San'a. Fue arrestado,
descrito como enfermo mental. El 12 de abril, una bomba explotó cerca
de la embajada de EE.UU., y el 23 de abril una inmensa explosión sacudió
el edificio de la Autoridad de la Aviación Civil y dañó
varios otros edificios en la capital. Un grupo que se autodenominó Simpatizantes
de al-Qaeda reivindicó la responsabilidad, exigiendo la liberación
de 173 muyahidin (es decir veteranos de la guerra afgana, que solían
trabajar con agentes y Frankensteins de la CIA como Gulbuddin Hekmatyar), encarcelados
por el gobierno. Declararon que si los prisioneros no habían sido liberados
el 12 de mayo, atacarían a altos funcionarios (como "agentes de EE.UU.").
En una declaración, aconsejaron a la gente que vive cerca del edificio
de la Seguridad Política, la prisión en la que están los
muyahidin que abandonen el área "hasta que haya terminado la guerra".
Los Simpatizantes prometieron que pagarían compensación por todo
daño hecho a las propiedades vecinas, y llamaron a todos los elementos
de al-Qaeda en Yemen, sobre todo a Fawaz al Rabee, Abdu Ali al Harithy y Abu
Asem al Ahdal, a que se unan a ellos en su misión. (El gobierno yemenita
está buscando a esos hombres.) Desde mediados de abril al 9 de mayo,
hubo cinco explosiones de bombas en Yemen, la última cerca de la casa
del Primer Ministro Abdulqader Bajammal en el barrio Sufan de San'a. Destruyeron
las ventanas de las casas vecinas, pero no hicieron más daño.
Los Simpatizantes publicaron una declaración indicando que el ataque
había sido planeado originalmente contra la casa cercana de Ali Mansour
Rashad, a quien acusan de tortura a muyahidines dentro del edificio de la Seguridad
Política. Según Yemen Times, "La declaración de
los Simpatizantes de al- Qaeda advirtió a todos los miembros de la Seguridad
Política, a los que describieron como agentes de EE.UU., que sus explosiones
serían las últimas que no causarían derramamiento de sangre
y pérdida de vidas, antes de que terminara la fecha del ultimátum."
Desde el 12 de marzo los yemenitas han demostrado repetidamente su solidaridad
con los palestinos, protestando, en grandes manifestaciones, contra la intensificación
de la violencia en Cisjordania y la Franja de Gaza. Como Israel y el Primer
Ministro Sharon son asociados universalmente en todo el mundo árabe con
Estados Unidos, tales manifestaciones también contienen consignas y exteriorizaciones
contra EE.UU. El 26 de marzo, cientos de miles marcharon en San'a en apoyo a
Palestina. Más recientemente miembros del Parlamento convergieron sobre
la embajada de EE.UU. El Parlamento de Yemen ha llamado a un boicot de todos
los productos de EE.UU. e Israel. El 19 de abril 5.000 manifestantes, dirigidos
por Jarallah Omar, del Partido Socialista, Ali Saif Hasan del Partido Nasserista
y miembros de la Unión de Escritores Yemenitas, marcharon a la embajada
de EE.UU. para exigir el rompimiento de las relaciones diplomáticas.
Esta manifestación fue dispersada por la policía utilizando bastones,
gas lacrimógeno y disparando al aire. El 24 de abril la embajada fue
cerrada por razones de seguridad después de nuevas manifestaciones a
favor de Palestina.
Es tan intenso el temor oficial de más acciones contra EE.UU. y el gobierno,
que Yemen ha cancelado los planes para la celebración del Día
de la Reunificación el 22 de mayo, que marca el doce aniversario de la
fusión de Yemen del Sur y del Norte. (Oficialmente, la cancelación
es para manifestar la solidaridad con el pueblo palestino.) Mientras tanto,
todos los negocios que venden explosivos y fuegos artificiales han sido clausurados,
y se han despachado más fuerzas militares a todas las gobernaciones del
país para reforzar la seguridad. Elaph.com, un directorio en idioma árabe
que tiene excelentes informaciones noticiosas, ha sido bloqueado por el gobierno.
Supuestamente, esta última medida h sido tomada para excluir sitios con
contenido pornográfico, pero es más probable que haya sido hecho
para eliminar informaciones críticas. (Yemen Observer, 11 de mayo
de 2002)
A diferencia de las Filipinas y de Georgia, donde continúan las operaciones
de entrenamiento de EE.UU. con el pretexto de combatir el "terrorismo" (la "Operación
Balikatan" y la "Operación Entrenar y Equipar"), Yemen es un país
árabe, musulmán. En los tres países, incluso altos funcionarios
han puesto en duda la necesidad y la oportunidad de la presencia de EE.UU.;
pero en Yemen, la oposición (marxista / secular así como islámica)
parece especialmente amplia. La continuación de la carnicería
en Palestina, apoyada por EE.UU., y la preparación de otro ataque imperialista
contra el Irak, hacen que sea probable que la presencia militar de EE.UU., por
discreta que sea, generará más violenta resistencia y hará
que la posición de Saleh se haga cada vez menos cómoda. En resumen:
la "guerra contra el terrorismo" –en Yemen y en otras partes– no hará
que el mundo sea un sitio más seguro o más libre, ni para los
estadounidenses ni para ninguna otra persona.
20 de mayo de 2002
Gary Leupp es Profesor Adjunto en el Departamento de Historia de la Universidad
Tufts. También es coordinador del Programa de Estudios Asiáticos.
Su correo es: gary.leupp@tufts.edu