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6 de mayo del 2002
Cómo Wall Street creó una nación
Russell Mokhiber y Robert Weissman
ZNet
Ovidio Díaz Espino trabajaba como asesor legal de empresas en
J.P.Morgan en Nueva York cuando fue a una fiesta el día de Navidad en
1997. En la reunión, Díaz conoció a un productor de cine,
Webster Stone. Éste notó que Díaz tenía un acento
extranjero y entonces le preguntó de dónde era. Díaz dijo
que Panamá y Stone le preguntó para quién trabajaba. Díaz
dijo que para J.P.Morgan. Stone, muy entusiasmado, levantó los brazos
y dijo: "¡Dios mío, tú eres el hombre que he estado buscando!",
"¿Sabías que J.P.Morgan fue el tesorero de Panamá durante su primer
año de existencia?", "¿Estás enterado de que la República
de Panamá fue creada en la suite 1162 del Waldorf Astoria?". Díaz
dijo que no, y empezó a estar intrigado. Stone había estado trabajando
en un libreto para Robert Redforf acerca de cómo un grupo de emprendedores
de Wall Street crearon Panamá.
Garry Trudeaue estaba escribiendo el libreto. El proyecto de la película
finalmente fracasó (demasiados villanos, ningún héroe),
pero Stone entregó sus archivos a un sorprendido Díaz, quien lo
dejó todo y empezó a investigar. Díaz se pasó dos
años con la cabeza enterrada en los registros de la Biblioteca Pública
de Nueva York, buscando confirmar la aseveración de Stone de que su país
había sido creado por Wall Street. Y lo confirmó. Díaz
dibuja esa historia en un nuevo libro, Cómo Wall Street creó una
Nación:
J.P.Morgan, Teddy Roosevelt y el Canal de Panamá (Four Walls Eight Windows,
2001).
La historia de Díaz trata acerca de cómo unos empresarios secuestraron
la política exterior estadounidense, sobre cómo los intereses
de los empresarios y los intereses del gobierno pueden llegar a estar tan entrelazados
que usted no podría notar la diferencia. En pocas palabras, esto es lo
que Díaz encontró: en el año 1900, un grupo de inversionistas
guiados por William Nelson Cromwell, el fundador de la "prestigiosa" firma de
abogados de Nueva York, Sullivan & Cromwell, y el banquero J.P.Morgan, crearon
un sindicato secreto de hombres de negocios y políticos de Wall Street
para comprar las acciones de la Compañía Francesa del Canal de
Panamá, que estaba en bancarrota, de manos de miles de pequeños
tenedores de estos valores esparcidos por toda Europa. Invirtieron cerca de
$3.5 millones y obtuvieron el control de la compañía. Luego, estos
sigilosos inversionistas se pasaron los siguientes tres años tratando
de que el gobierno de los Estado Unidos comprara las acciones por $40 millones,
pago que terminaría de regreso en sus manos. Con el propósito
de lograr esto, primero tuvieron que vencer a un lobby nicaragüense muy
bien posicionado.
Nicaragua era la ruta preferida para el canal debido a sus dos grandes lagos,
y también porque los franceses ya habían intentado construir un
canal en Panamá pero habían fracasado tristemente y los Estados
Unidos ya estaban rumbo a construir el canal en Nicaragua. La Cámara
de Representantes aprobó el presupuesto para el canal de Nicaragua, se
firmó un tratado con Nicaragua, el presidente McKinley había aprobado
el presupuesto y las excavaciones ya estaban en marcha en Nicaragua. Esto ya
era un trato en firme, hasta que Cromwell llegó al Capitolio y empezó
a arrojar dinero por todos lados. El senador Mark "Dólar" Hanna, quien
en ese momento era presidente del Partido Republicano y probablemente el hombre
más poderoso de la nación, recibió $60,000, en ese momento,
la más grande donación hecha a político alguno. A cambio
de ello, Hanna empezó una campaña para construir el canal en Panamá.
La política de los EE.UU fue revertida, y en 1902, el Congreso decidió
que el Canal iba a pasar a través de Panamá. Había sólo
un problema -en ese momento, Panamá era una provincia de Colombia, y
los EE.UU necesitaban la aprobación de Colombia para seguir adelante.
Teddy Roosevelt envió a Cromwell, que iba a beneficiarse económicamente
del trato, para negociar con Colombia. Colombia se opuso, demandó más
dinero. Cromwell decidió evitar la negociación con Colombia y
en cambio hacer que Panamá se independizara y creara su propio país-
lo cual consiguió. "Lo que es escandaloso de esta parte de la historia
es que Wall Street planificó, financió y ejecutó toda la
independencia de Panamá", nos dice Díaz. En efecto, Cromwell y
J.P.Morgan contrataron al Jefferson y al Washington de Panamá, un relato
de intriga que Díaz ha documentado. Panamá fue declarada una nación,
Cromwell negoció un tratado para construir el canal con sus camaradas,
y se largó con sus millones. (O, como el senador Samuel Hayaka lo expresó
años más tarde, "la robamos limpiamente y en buena ley"). La semana
pasada, llamamos a un socio ejecutivo de Sullivan & Cromwell aquí
en Washington y le preguntamos si la firma de abogados tenía alguna reacción
ante las aseveraciones de que el padre fundador de la firma estuvo comprometido
en tal escándalo. El socio nos dice, "Bueno, David McCullough escribió
un libro sobre el Canal de Panamá (El Sendero entre los Océanos),
denle una ojeada." Díaz dice, "McCullough no dedica ninguna página
a la cuestión acerca de la conspiración y especulación
secreta de los financistas de Wall Street." El socio de Sullivan & Cromwell
también nos dijo, "¿Qué importancia tiene esta historia 100 años
después?". Nosotros le hicimos la pregunta a Díaz. "Quiero que
la gente conozca un capítulo de la historia del mundo que derrotó
a una República Francesa, a un gobierno Colombiano, creó una nueva
República, removió las bases políticas en Washington con
corrupción y dio a luz al imperialismo americano en América Latina,"
dice Díaz.
"Aquello fue uno de los mayores escándalos de la historia y creo que
sólo por eso ya es bueno conocerlo".