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5 de mayo del 2002
China: «Los trabajadores queremos comer, los trabajadores queremos un empleo» (*)
Amnistía Internacional
En China se está haciendo frente al descontento creciente entre
los trabajadores con medidas represivas, como la detención y la tortura,
y la negación de derechos humanos fundamentales como la libertad de asociación
y de expresión, según ha declarado Amnistía Internacional
en un informe hecho público en vísperas del Día Internacional
del Trabajo.
«A las protestas de los trabajadores indignados por las suspensiones temporales
de empleo, los sueldos atrasados, las deficientes condiciones laborales y la
corrupción entre los directivos se ha respondido con la represión
y uso de la fuerza. Durante las manifestaciones se han producido enfrentamientos
entre los trabajadores y agentes armados de la policía que se han saldado
con heridos y detenciones. Con frecuencia los medios de comunicación
no informan de estas manifestaciones debido a que las autoridades locales procuran
ocultar la gravedad y la amplitud de las protestas», ha indicado la organización.
Muchos defensores de la causa obrera y simpatizantes de ella han sido detenidos
y golpeados durante las manifestaciones o inmediatamente después, aunque
han quedado en libertad tras breves periodos de detención. Otros, normalmente
los organizadores, han sido acusados formalmente y encarcelados durante periodos
prolongados. Las autoridades también han hecho blando de sus ofensivas
a los periodistas y abogados a quienes intimidan y detienen cuando defienden
a los trabajadores.
Cao Maobing, activista de los derechos labores empleado en una fábrica
de seda de Funing, provincia de Jiangsu, ha señalado que tras encabezar
una huelga y tratar de fomar un sindicato para hacer frente a la dirección
corrupta de la fábrica, en el 2001 pasó siete meses en el Hospital
Psiquiátrico de Yancheng núm.4 y le administraron por la fuerza
medicación y descargas eléctricas.
Desde finales de la década de los ochenta se han producido varios intentos
de crear sindicatos independientes a través de los cuales los trabajadores
pudiesen expresarse libremente. No obstante, todos ellos han sido repremidos
rápidamente, y sus dirigentes han sido encarcelados.
Si bien la interacción entre los sindicatos extranjeros y el órgano
sindical reconocido oficialmente, la Federación de Sindicatos de Toda
China, está aumentando, no se suele hablar abiertamente de la cuestión
de la creación de sindicatos independientes o de la detención
de activistas obreros.
Amnistía Internacional ha publicado hoy asimismo una lista de casos de
personas encarceladas por diversos motivos, como intentar defender derechos
laborales, algunas de las cuales llevan recluidas desde 1989 y han sido víctimas
de torturas o no gozan de buena salud. Los miembros de Amnistía Internacional
están instando a las organizaciones obreras a que expongan estos casos
personales así como los derechos humanos que asisten a los trabajadores
en general en cualquier comunicación que mantengan con el gobierno chino
y con el sindicato oficial del país.
Amnistía Internacional está haciendo un llamamiento a las autoridades
chinas para que permitan a los trabajadores de China disfrutar del pleno y libre
ejercicio de su derecho a la libertad de asociación y expresión,
que comprende el derecho de la persona a fundar sindicatos independientes y
a celebrar protestas pacíficas sin temor a ser detenido o torturado.
Información general
En el cambio de una economía controlada por el Estado a una economía
de mercado, se ha decretado el cierre de grandes empresas públicas lo
que ha dado lugar a la cesación temporal de millones de trabajadores.
A los empleados que han perdido su puesto se les suele prometer una indemnización
por despido y pensiones que a la hora de la verdad no se satisfacen. Ha habido
numerosos casos de funcionarios oficiales que se han apropiado de estos fondos.
Por otra parte, las condiciones en que desempeñan su actividad quienes
conservan su empleo suelen ser muy duras ya que a menudo se ven obligados a
trabajar horas extras, y les pueden prohibir casarse, o salir y entrar del recinto
de la fábrica incluso una vez concluida la jornada laboral, o hablar
durante horas de trabajo, y pueden incluso multarles por ir al aseo con excesiva
frecuencia. Los trabajadores que se quejan de las condiciones suelen ser despedidos
o bien ven desoídas sus quejas.
Los trabajadores a menudo corren riesgos al manipular productos químicos
peligrosos o material explosivo sin las necesarias garantías. Como resultado,
los accidentes laborales son frecuentes. Se calcula que durante el primer semestre
del 2001, unas 1.200 personas murieron en 64 accidentes laborales. Se han recibido
informes de la Zona Económica Especial de Shenzen, en el sur de China,
según los cuales una media de 13 obreros industriales pierden un dedo
o un brazo cada día y 1 trabajador muere cada 4 días y medio.
En China no se permite la formación de sindicatos independientes. La
Federación de Sindicatos de Toda China es el organismo nacional que dirige
la actividad sindical. En octubre del 2001 se revisó la Ley de Libertad
Sindical en vigor en la República Popular de China. Pese a que se introdujeron
mejoras, la ley reformada sigue restringiendo gravemente el derecho de los trabajadores
a la libertad de expresión y de asociación, y algunas revisiones
representan un paso atrás en relación con los derechos laborales.
El 28 de febrero del 2001, el gobierno chino ratificó el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, lo que supuso un gran
paso hacia el reconocimiento de su obligación de garantizar tales derechos
al pueblo chino. No obstante, el gobierno formuló una reserva con respecto
a las obligaciones contenidas en el artículo 8 del Pacto, que garantizan
los derechos sindicales, en concreto con respecto al apartado 1.a) de dicho
artículo, relativo al derecho a la libertad de asociación.
(*) Eslogan que, según los informes, corearon los trabajadores en
las manifestaciones celebradas en la ciudad de Liaoyang en marzo del 2002.