24 de diciembre del 2002
Hasta el guardia más dormilón se daría cuenta si llevaras uno a la Línea Piccadilly
¡Cuidado con los Scuds en el subterráneo de Londres!
Mark Steel
The Independent
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
¿Puede haber un trabajo más inútil que el de esos inspectores
de armas en Irak? Hay alguien que crea honestamente que existe la más
ínfima posibilidad de que George Bush diga "Bueno, está bien,
no pudimos encontrar nada, así que me alegro de ver que Sadam se ha enmendado."Y
entonces el Pentágono anularía la guerra, siempre que Sadam se
inscriba en un programa de autoayuda en "Dictadores Anónimos", levantándose
para decir: "Me llamo Sadam y hace dos años y cinco semanas que maté
con gas a mi propio pueblo."
El titular de un tabloide desnuda la inutilidad del asunto: "Los iraquíes
desafían la ira de Bush con otro desmentido sobre las armas." Así
que, para complacer a Bush en lugar de enojarlo, hubieran debido decir: "Le
digo que estamos atiborrados de equipos de destrucción masiva. Están
en el armario para orear la ropa, ahí donde sus enviados se olvidaron
de mirar. Tenemos bombas atómicas, bombas nucleares, una máquina
para que a todos les dé la Enfermedad de la Vaca Loca. En realidad le
agradeceríamos si pudiera liberarnos de una parte, porque ya no nos queda
sitio."
Es como un juicio de brujas del siglo XII. Si encontramos algo son culpables,
si no encontramos nada tienen que ser culpables. Por eso los estadounidenses
no dejan que nadie vea el documento de 12.000 páginas de Irak con detalles
de su itinerario armamentista. Aun si ese documento demostrara que Irak no tiene
armas, EE.UU. diría que fue un trabajo vergonzoso que exige que se le
responda con una guerra terrestre, por su mala gramática y por el uso
poco claro de los tiempos. O que el argumento era débil, las escenas
de amor demasiado largas y que el personaje de Tariq Aziz está irremediablemente
mal elaborado, y que la única solución es el cambio de régimen
para poder aclarar todos estos puntos en la continuación.
Todo prueba ahora que Irak tiene que ser invadido. La evidencia de ayer de un
complot de Sadam fue un embarque de misiles Scud que navegaba de un país
a otro, ninguno de los cuales era Irak. En todo caso, los Scud son del tamaño
de un gran camión, así que difícilmente son las armas más
prácticas para utilizarlas en el terrorismo. Incluso el guardia más
dormilón en el subterráneo de Londres se daría cuenta si
alguien quiere meter uno a hurtadillas en la Línea Piccadilly.
Los políticos británicos asienten y repiten cada una de las ridículas
declaraciones de Bush, así que, en conjunto, Bush y el gabinete británico
suenan como una conversación de viejas que van en autobús. Bush
dice: "Demostró que es un monstruo dispuesto a utilizar armas de destrucción
masiva," y Geoff Hoon dice: "Sí, armas de destrucción masiva,
¡um!, sí." Bush dice: "Es una amenaza para el mundo civilizado," y Jack
Straw dice: "Es una amenaza para el mundo civilizado, y hay que tener cuidado
así como van las cosas."
Lo más irritante es cuando los políticos británicos repiten
la letanía de Bush sobre el historial de derechos humanos de Bush. En
casi cada declaración que un ministro hace al respecto, nos recuerdan
que "es un hombre que mató con gas a su propio pueblo". Lo que es verdad,
y el incidente al que se refieren tuvo que ver con armas químicas contra
los kurdos en Halabja en 1988. Los grupos de derechos humanos condenaron inmediatamente
el ataque, y se presentó una moción en el parlamento, pero Jack
Straw, que ahora utiliza el incidente como si fuera motivo para un conflicto
global, no lo apoyó. Tampoco Blair. Ni Prescott. Ni Blunkett. Ni Hoon.
Porque en aquel entonces Gran Bretaña apoyaba a Sadam. Ahora, de repente,
se horrorizan por lo sucedido. Es como si Alex Ferguson anunciara que iba a
bombardear a Roy Keane y si alguien objetara, dijera: "Pero si es un maldito
faulero."
Hace poco, en enero de 2001, a un refugiado iraquí, que había
sido detenido y torturado por los excelentes individuos del estado iraquí,
el Home Office [Ministerio del Interior británico] le rechazó
su solicitud de asilo. La carta decía: "El Secretario de Estado (Jack
Straw) tiene plena conciencia de que las fuerzas de seguridad iraquíes
sólo condenarían y sentenciarían a una persona en los tribunales
a través de una jurisdicción adecuada. Está convencido
de que si existen algunas acusaciones en su contra, usted puede contar con que
recibirá un juicio justo bajo un aparato judicial independiente y adecuadamente
constituido." Tal vez Jack Straw tiene la idea de que existen dos Iraks, uno
con un malvado régimen atiborrado de armas de destrucción masiva,
y otro que es una feliz y encantadora aldea dentro del condado de Hereford.
El belicismo de este gobierno no podría ser más hipócrita
si declarara que Irak debe ser bombardeado porque impuso gastos de matrícula
para los estudiantes o porque se negó a dar a los bomberos el mismo aumento
de sueldo que a los políticos.
***
12 de diciembre de 2002
http://argument.independent.co.uk/regular_columnists/mark_steel/story.jsp?story=360785