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Internacional

20 de diciembre de 2002

Estampas

Vicente Romano
Rebelión
Prohibido evolucionar

En mi segundo viaje a Brasil, y durante los días 13 y 14 de agosto de 1999, el principal periódico de Sao Paulo, la Folha de Sao Paulo, publica un suelto elaborado por la redacción que viene a decir los siguiente: El Consejo de Educación de Kansas ha decidido retirar del curriculum escolar del Estado cualquier mención a la teoría de la evolución. Queda prohibido hacer ninguna pregunta sobre esta teoría en las pruebas de admisión o evaluación.
Pero la teoría de la evolución no es el único tema científico excluido del curriculum escolar de Kansas. También está vedada cualquier mención a las edades de la tierra o del universo. Así como sobre el origen de la vida.

La nación protegida de Dios

En EE. UU., paladín de la democracia, de la libertad de expresión, de credo y de mercado, todos los niños de todas las escuelas, sean cuales sean sus creencias religiosas o sus ideas, están obligados a jurar todas las mañanas su lealtad a la bandera y al sistema. Algo muy parecido a lo que hacíamos todos los niños españoles al cantar el "Cara al Sol" durante la dictadura franquista antes de entrar en la escuela.
Como el juramento incluye la expresión de que EE. UU. Es "una nación protegida de Dios", un padre, a todas luces disidente, considera que esa manifestación viola el principio de separación entre Iglesia y Estado. Ha conseguido que un tribunal de San Francisco declare anticonstitucional la invocación divina y permita a su hija abstenerse del acto. La publicación de la sentencia ha armado la marimorena. Con el ex -alcohólico Bush a la cabeza, el Congreso y el Senado, los defensores de esa misma sacrosanta Constitución, se han alzado en un inmediato clamor de indignación y reprobación de esos jueces. He aquí algunas exclamaciones de los padres de la patria: "Es una locura" (Tom Daschle, jefe de la mayoría demócrata en el Senado), "No voy a permitir que esta nación esté gobernada por una banda de ateos" (Robert Byrd, senador demócrata), "El sistema judicial de ese país está patas arriba" (Tom DeLay, jefe republicano en la Cámara de Representantes). Y para predicar con el ejemplo, sus señorías inician ahora sus sesiones como todos los niños en las escuelas y todos los ciudadanos en cualquier acto público ya sea un mitin político, una competición deportiva o la proyección de una película en una sala de cine. Así, para dejar bien claro que este país está bajo la protección de Dios, el propio Tribunal Supremo comienza todos los días sus deliberaciones con la frase "Dios proteja a este tribunal", prueba evidente de que los fallos serán justos e inapelables. Asimismo, cada dólar lleva impresa la leyenda "In God we trust", a fin de que la economía funcione como es debido. Y así sucesivamente.
Pero, ni por esas. Los jueces siguen cometiendo equivocaciones fatales, los gobernantes crímenes contra la humanidad y las empresas quiebras fraudulentas y ecocidios .
De todos modos, agobiados, encogidos por la indignación desatada contra ellos, los jueces que se han atrevido a sentenciar conforme a la Constitución, han tenido que retractarse de su sentencia. Una prueba más de que la Justicia yanqui es ciegamente imparcial.

Patinaje impúdico

En Salt Lake City, capital de Utah, el estado de los mormones, el presidente Bush inaugura los juegos olímpico de invierno de 2002. Ha presionado a los miembros del Comité Olímpico para que la bandera de las barras y estrellas ondee señera. La inauguración se escenifica como un acto patriótico cargado de simbolismo. Este tipo de actos recuerda cada vez más las escenificaciones públicas del III Reich. Durante las dos horas que dura el evento no paran de sobrevolar el estadio helicópteros y aviones militares. 300 gargantas del coro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días acompañan con sus himnos la ceremonia de 37 millones de dólares. Tras la salutación del presidente del Comité Organizador, el mormón Mitt Romney, el señorito Bush declara inaugurados los juegos, aunque medio escondido, sin asomarse al estadio.
Pero como estamos en pleno fervor patriótico y en plena campaña antitalibán (léase antiterrorismo o antifundamentalismo islámico), en algo tenían que distinguirse estos juegos de todos los anteriores.
Con independencia de los escándalos de corrupción entre los miembros del COI (Comité Olímpico Internacional), el ISU, la federación internacional de patinaje, en un acto de sumisión a los mormones polígamos, ha introducido nuevas normas para velar por la pudibundez del patinaje artístico. Quedan descalificadas las posturas y los ejercicios sexualmente sugerentes. Hay que cuidar las buenas costumbres y evitar que las patinadoras puedan recalentar la pista con sus falditas levantadas en sus saltos y piruetas. Una de ellas, la italiana Bárbara Fusar Poli, pretexta que "patinamos en una pista, no en una iglesia".
La fanática gazmoñería de la América profunda, en victoriosa competencia con otros fundamentalismos, puede dormir con su conciencia tranquila. Han dado una lección de moralidad al mundo.

Estatuas impúdicas

El fervor patriótico y puritano desatado por el estadounidense con motivo de la guerra contra el fundamentalismo islámico de los talibán y por el control de las fuentes del petróleo y del gas de Asia Central ni siquiera se detiene ante las estatuas que adornan sus edificios más emblemáticos. El fiscal general de los EE. UU. Ha ordenado cubrir las impudicias de las estatuas de su ministerio, interpretando así la pornografía en el sentido originario e inocente que le dieron los griegos, esto es, la exposición de porciones desnudas del cuerpo humano. Carlos Fresneda, corresponsal de El Mundo, publica el 29 de enero de 2002 la crónica siguiente: "Nueva York.- Como si no tuviera suficiente con la guerra contra el terrorismo, el fiscal general John Ashcroft ha decidido emprenderla con furor papal contra las estatuas ligeras de ropa y ordenar que las cubran con velos. La primera víctima ha sido el Espíritu de la Justicia, estatua re refulgente aluminio en la que sobresalía un pecho femenino. La segunda, masculina, obedece al nombre de la Majestad de la Justicia. Las estatuas llevaban desde los años 30 en el recibidor de entrada del Departamento de Justicia. Nadie había reparado hasta ahora en su provocativa presencia, hasta que llegó el ultraconservador Ashcroft y dio la orden censora: Esas estatuas ofenden mi sensibilidad.
Al parecer, la cólera del fiscal general fue motivada por una imagen indiscreta, tomada el pasado noviembre con motivo de la presentación de las nuevas medidas contra el terrorismo. El Espíritu de la Justicia sirvió de telón de fondo del acto, y en casi todas las fotografías aparecía el pecho furtivo, sobresaliendo más o menos a la altura del hombro de Ashcroft. Desde ese momento, Ashcroft decidió tomarla con esta obra de arte. Según adelantaba ayer la cadena ABC, el fiscal general se planteó retirar la monumental estatua, pero al final optó por una solución más fácil, aunque no menos cara: cubrirla con un tapiz (a 8.000 dólares la pieza). Para no desentonar, Ashcroft ha mandado también tapar la otra estatua, Majestad de la Justicia, pese a tener los atributos masculinos bien cubiertos.
La oficina del fiscal general intentó restar importancia ayer a la noticia y despachar el asunto diciendo que Ashcroft tiene otras cosas mucho más importantes que pensar.
Ayer mismo, en una intervención ante la Organización de Estados Americanos, el fiscal general pidió a los países del hemisferio occidental que extremen la vigilancia de sus fronteras para hacer frente a la amenaza común. Se refería al terrorismo, y no a las estatuas." Claro que esto no impide que los EE. UU. Sean el principal productor y exportador de pornografía del mundo, en la acepción actual de bajeza y degradación sexual. Pues de lo que se trata, en última instancia, es de hacer dinero. Business is business.