24 de octubre del 2002
Efectos adversos en países donde se ha privatizado el sector eléctrico
La Jornada
Los países que han llevado a cabo la privatización del
sector eléctrico han experimentado un desmesurado incremento de tarifas
a los consumidores de hasta 700 por ciento; reducción de salarios para
los trabajadores de esta industria, así como despidos y desconocimiento
de sus contratos colectivos de trabajo; además, registran salidas de
divisas "sin límite", porque las grandes trasnacionales envían
al extranjero hasta 80 por ciento de las ganancias que obtienen y realizan inversiones
mínimas.
Los dirigentes de los principales sindicatos de trabajadores de la industria
eléctrica de Chile, Mario Oyarzun, y de Argentina, José Rigane,
así como de Uruguay, Gabriel Portillo, quienes participaron ayer en el
foro La privatización eléctrica en América, organizado
por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), denunciaron los efectos adversos
que ha dejado para las economías nacionales y para sus ciudadanos la
apertura de este sector al capital privado.
Los líderes obreros de la región se comprometieron a apoyar al
SME en su lucha contra la reforma que intenta el presidente Vicente Fox. Además,
representantes de organizaciones políticas de Argentina y de Canadá
les dieron su respaldo para, "de ser necesario, formar un frente contra esta
privatización, que ha traído pobreza a los países donde
se aplica".
También estuvieron presentes en este foro diversos legisladores que están
en contra de la reforma foxista, como Manuel Bartlett, quien señaló
que ni con su "mercadotecnia" el mandatario logrará convencer al Congreso
de que vote a favor de esta iniciativa y "no le podrá vender a los mexicanos
un producto podrido" como es la privatización del sector eléctrico.
El secretario general del principal sindicato de trabajadores de energía
de Chile, Mario Oyarzun, planteó que en su país, primeramente
el Estado le vendió al "círculo de amigos" del gobierno en 35
millones de dólares el principal conglomerado de producción de
electricidad, y éstos, al poco tiempo, lo revendieron a un consorcio
estadunidense en 830 millones de dólares.
Chile, dijo, ha experimentado con esta privatización enormes daños
económicos.
En primer lugar, se ha registrado una desinversión en diversos sistemas
del sector eléctrico, porque las empresas trasnacionales que "se quedaron
con el pastel" de la industria eléctrica chilena, lejos de lo que se
dice, no invierten, y sacan prácticamente 80 de cada 100 dólares
que obtienen. Además, han reducido en algunos sectores hasta 57.5 por
ciento de los trabajadores de esta industria; el Estado no recauda nada por
la explotación de esta energía, y recoge muy pocos impuestos de
estas empresas.
Por su parte, el secretario general de la Federación de Trabajadores
de la Energía de la República Argentina, José Rigane, hizo
una amplia exposición sobre los efectos de este fenómeno en el
sector laboral. Llamó a los electricistas a "resistir" la embestida gubernamental,
porque el costo de no hacerlo es muy alto. En Argentina se registró una
concentración de más de 65 por ciento de la industria en empresas
trasnacionales, y algunas de ellas elevaron las tarifas hasta en 700 por ciento,
han incumplido con las normas de operación que se les fijaron, desconocieron
los contratos colectivos de los trabajadores del sector, incrementándoles
las horas de labor, reduciendo sus salarios y hasta pagándoles en especie,
entre otras funestas medidas, sostuvo.
Mario Alderete, líder del Movimiento Político Sindical Liberación
de Argentina, se pronunció por dar un "apoyo continental" al SME; así
como el secretario de Integración y Programas de la Agrupación
de Usinas y Transmisiones Eléctricas de Uruguay, e incluso el fundador
de la Coalición de Electricidad de Ontario, Canadá, Paul Kahnert,
propuso la conformación de un amplio frente regional contra esta privatización
a fin de lograr revertirla en algunas naciones.
El secretario general del SME, Rosendo Flores, dijo sobre el acuerdo para que
a los usuarios del país que enfrentan cobros irregulares en sus recibos
no se les corte el servicio que esta medida sólo es un paliativo y mientras
no se derogue el decreto del 7 de febrero que modificó el esquema de
subsidios van a persistir los problemas.