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"Chávez está muy debilitado, y lo estará más si va a la conciliación"
Para el ex guerrillero, ex chavista y líder del Movimiento Tercer Camino Douglas Bravo, el chavismo salió más debilitado, y no fortalecido, luego del intento golpista. Explica por qué Chávez puede perder la mayoría en la Asamblea Nacional y cuál es la disputa dentro de su movimiento político.
Una escena de los destrozos y los saqueos en el barrio popular de La Yaguara, en Caracas.
Douglas Bravo, ex guerrillero, ex compañero de militancia de Hugo Chávez y actual líder del disidente Movimiento Tercer Camino, dialogó con Página/12 sobre el futuro de Venezuela. Bravo parte de una constatación: el gobierno está débil y el golpe fallido en su contra actualiza los dilemas más profundos de las diferentes líneas internas que surcan el chavismo. Bravo, además, augura nuevos conflictos si el gobierno no da un vuelco hacia un "proyecto nacional patriótico que se realice en los hechos, más allá de los bellos discursos". Y, en primer lugar, eso significa –aclara Bravo– no hacer una política de concesiones que le permita a la derecha retomar posiciones. A continuación, sus palabras.
–¿Por qué cree que van a continuar los conflictos?
–El 27 de febrero de 1989, con la movilización de 10 millones de pobres,
se produce el Caracazo y desde entonces hay dos fuerzas desatadas: las que luchan
por la emancipación y las que intentan imponer el neoliberalismo.
Esa rebelión de los pobres funda un alto grado de inestabilidad institucional
en el país, que se continúa actualmente con un gobierno que pretende
institucionalizar esa reacción popular. Creo que ahora se van a suceder
golpes de Estado, enfrentamientos y huelgas insurrecionales. Quiero decir: aquí
hay una confrontación por el poder político, por el petróleo,
y las dos fuerzas que se lo disputan son neoliberales, aunque de distinto signo.
Por un lado, está el bloque de lo que se llama la Cuarta República:
los políticos de derecha tradicionales, los empresarios y sus medios,
los militares golpistas y el sindicalismo moderado de la Central de Trabajadores
de Venezuela (CTV). Ellos sostienen un neoliberalismo atrasado y clásico
en cuanto a la distribución de riqueza. Por otro lado, existe un neoliberalismo
mucho más avanzado en cuanto a la concepción filosófica
del capitalismo: es el que sostiene el gobierno. Lo que aquí falta es
una tercera fuerza, revolucionaria y patriótica, capaz de disputarle
el poder a la burguesía y al imperialismo.
–En este esquema, ¿cómo se entiende que el pueblo salió a las calles a defender a Chávez y que las tropas se mantuvieron leales al presidente?
–Es claro que existen dos corrientes bien definidas dentro del chavismo. Una minoritaria, que dirige ideológica y políticamente las decisiones económicas oficiales, los altos mandos de las Fuerzas Armadas, el Tribunal Superior y el Poder Ejecutivo. Esta vertiente es la que hace que el chavismo pierda cuadros continuamente y este es un problema porque, por ejemplo, si Chávez pierde cinco diputados más, pierde la mayoría de la Asamblea Nacional. Luego está una segunda corriente que es mayoritaria cuantitativa pero no cualitativamente. Esta es la corriente que salió a defender a Chávez. Son los oficiales dispuestos a atacar para defender al gobierno aun cuando no dominan el aparato militar y los sectores políticos civiles que creen en el proyecto revolucionario bolivariano.
–¿Cuál es la situación actual del gobierno?
–El gobierno de Chávez está muy debilitado: a eso se debió el golpe. Pero esa fragilidad va a continuar si se pone en práctica este discurso de conciliación que anuncia desde que regresó al poder. La concertación tal como Chávez la plantea es un nuevo pacto –como el de Punto Fijo– que deja de lado al pueblo que lo apoyó y negocia con los sectores de derecha que intentaron derrocarlo.
–¿Cuál fue durante el golpe la postura de su movimiento?
–Con Tercer Camino rechazamos el golpe, salimos a la calle pero hicimos una petición de que se instaurara un gobierno patriótico.
–¿A qué se referían?
–A lo mismo que ahora está planteando un sector mayor al que se puede considerar el bloque patriótico-popular del país, compuesto por civiles y militares, algunos actualmente en el gobierno y otros no, que están elaborando un documento para presentarle al presidente en estos días.
–¿En qué consiste esa propuesta?
–Se trata de una oposición radical a lo que se diagnostica que vendrá si Chávez sigue con su política de concesiones: privatización del petróleo, del gas y de los servicios básicos. Nuestra iniciativa propone, entre otras cosas, la expulsión del ala derechista de las Fuerzas Armadas, incluso algunos que Chávez está confirmando y la revisión de medidas consensualistas como la aceptación de la renuncia de la cúpula de Petróleos de Venezuela (PDVSA), a la que el propio Chávez había nombrado.
Entrevista: Verónica Gago