|
22 de abril del 2002
Chile: Plena coincidencia con los golpista venezolanos
Sergio Ramírez
La conspiración que derribó al gobierno de Chávez, con
el contubernio de los grandes empresarios, los políticos corruptos y
la dirección burocrática de la Central Sindical, consiguió
abrir paso al golpe militar. Mientras que el gobierno de Lagos, obedeciendo
los dictados de EE.UU, justificó la asonada militar y reconoció
al régimen dictatorial que nacía del intento de destruir el estado
de derecho en Venezuela.
Chávez lleva a cabo profundas transformaciones sociales, mediante
una política internacional autónoma en defensa de los recursos
naturales, especialmente el petróleo. Se esfuerza por abrir paso a una
democracia participativa. Todo esto resulta intolerable para los que habían
ejercido el poder en beneficio de los poderosos y de una clase política
corrupta. Los medios de comunicación, controlados por los grandes empresarios,
generaron un clima de subversión. A éste contribuyeron declaraciones
de personeros del gobierno de EE.UU, como el secretario de Estado Colin Powell,
quién se manifestó abiertamente por derribar al gobierno democrático
de Chávez. Para lograr tal objetivo, se puso en ejecución un plan
de desestabilización similar al que culminó en Chile en 1973 con
el golpe facista de Pinochet.
En Venezuela se produjo un golpe de Estado. Esto lo confirma el Fiscal General
de ese país al expresar que el presidente Chávez había
sido arrestado y se le mantenía, por la fuerza, retenido en una instalación
militar. El no había renunciado. Por tanto, según afirmaba la
cancillería cubana, "es el presidente constitucional de Venezuela, que
ha sido por la fuerza retenido mientras avanza un golpe de estado". En efecto,
según la Constitución del país, aún si el Presidente
hubiera decidido dimitir, esto hay que hacerlo efectivo ante la Asamblea Nacional.
Y eso no ocurrió. Tampoco se produjeron las renuncias o los traspasos
de autoridad que corresponderían al Vicepresidente o al Presidente del
Parlamento. Y, mucho menos, los ministros renunciaron o fueron destituidos por
Chávez.
A partir de esta realidad, los que intentaron usurpar el poder por la fuerza,
estaban violando la Constitución y la Carta Democrática Interamericana.
Los venezolanos que resistieron a aceptar la legitimidad del golpe, fueron detenidos
en lugares desconocidos, mientras los golpistas desataban una represión
indiscriminada contra el pueblo.
Ante los ilegales sucesos para apropiarse por la fuerza, del control de Venezuela,
Pérez Roque, canciller cubano señalaba que "Cuba sigue con suma
atención las reacciones que en este caso tendrán, y espera que
los gobiernos de la región y las instituciones regionales e internacionales,
se opongan al golpe de estado que se ha dado en Venezuela, y reclamen, como
Cuba, la restitución del gobierno democrática y constitucionalmente
elegido, la restitución de las autoridades legítimas y espera
que no haya ningún tipo de tolerancia o connivencia.".
El rol que EE.UU jugó en el golpe militar venezolana ha quedado al descubierto.
Tenía conocimiento de los planes golpistas. Sus funcionarios se reunieron
con los líderes que intentaron derrocar a Chávez, aunque voceros
de Bush cínicamente sostienen que EE.UU no alentó el golpe militar.
Pero, el diario "The New York Times" aseguró que personeros venezolanos
y norteamericanos estuvieron de acuerdo en que el presidente venezolano debía
ser removido del cargo.
La acción del gobierno de George W. Bush en Venezuela quedó al
decubierto cuando se informó que Chávez había renunciado.
Inmediatamente la Casa Blanca señaló que fue el presidente venezolano
el causante de la crisis, al ordenar que se disparara contra una manifestación
en su contra. "Lo que sabemos es que las acciones fomentadas por Chávez
provocaron una crisis", aseguró Ari Fleischer, vocero oficial de gobierno.
Después de que Chávez retomara el poder, Washington no ha cambiado
el tono agresivo y las mentiras de su discurso. No ha reconocido su legitimidad.
"La legitimidad es algo que no se basa sólo en una mayoría de
votos. Queremos ver un retorno a la democracia", asegura el protector de los
golpistas venezolanos.
Intentado ocultar la verdad, Ari Fleischer, junto con admitir que funcionarios
norteamericanos se reunieron con Pedro Carmona (el empresarios que "sucedió"
a Chávez) y con conspiradores civiles y militares, aseguró falazmente:
"dijimos expresamente a los líderes de la oposición que EE.UU
no apoyaría un golpe". Tales palabras indican, aparte de la mentira de
no propiciar la asonada, que en las reuniones con los golpistas se discutió
sobre un golpe. El diario The New York Times reveló que voceros de Bush
estuvieron de acuerdo en que Chávez debía ser removido del poder.
Desde que asumió la presidencia en 1999, Washington ha conspirado contra
el gobernante venezolano, utilizando como pretexto su relación con Cuba,
su papel en el alza de los precios del petróleo y sus presuntos vínculos
con la guerrilla colombiana. Además, el diario venezolano "El Nacional"
publicó un informe de la consultora de análisis de riesgo estadounidense
Stratfor, que afirmó que la CIA y el Departamento de Estado están
involucrados. Mientras que la revista "News-Week" reveló que militares
venezolanos informaron a la embajada de EE.UU en Caracas, a fines de febrero,
que estaba en marcha un golpe contra Chávez y pidieron el apoyo de Washington.
Al mismo tiempo, el gobierno venezolano anunció que está investigando
la presencia de un avión privado con siglas de EE.UU en el cual se pretendía
sacar del país a Chávez cuando éste se encontraba "recluido"
en la isla de la Orchila.
A pesar de que la posición del gobierno chileno fuera similar a la norteamericana,
Lagos ha tratado de disfrazar la postura que adoptó ante al golpe militar
que derrocara al Presidente de Venezuela. Trata inútilmente de borrar
y manipular aún sus propias declaraciones. En efecto, tan sólo
horas después que Chávez fuera sacado del poder -el que recuperó
posteriormente-, la canciller chilena, Soledad Alvear (DC), emitió un
comunicado acusando de los hechos de violencia y alteración de la institucionalidad
a Chávez: "El gobierno de Chile lamenta que la conducción del
gobierno venezolano haya llevado a la alteración de la institucionalidad
democrática con una alto costo de vidas humanas y de heridos, violentando
la Carta Democrática Interamericana a través de esta crisis de
gobernabilidad". Tales afirmaciones, que culpan al gobierno de Chávez
de violar la institucionalidad democrática de Venezuela, son similares
a las de voceros norteamericanos y, más inconsecuentes y reaccionarias
que la declaración del Grupo de Río que condenó la "interrupción
del orden institucional en Venezuela generada por un proceso de polarización".
La posición del gobierno de Lagos estuvo determinada por una absoluta
subordinación a la política de EE.UU en el golpe militar en Venezuela.
Sus declaraciones son coincidentes. Similares conceptos justificaron la asonada
militar y el reconocimiento al nuevo "presidente". Una síntesis de la
actuación del gobierno de Lagos durante los días cruciales de
la intentona golpista así lo demuestra.
11 de abril, (21 horas): la Cancillería chilena expresa su preocupación
por el "clima de creciente polarización". Y, poniendo en duda el caracter
democrtico del legítimo gobierno venezolano agrega su esperanza en que
la administración Chávez "mantenga los cauces institucionales
vigentes con apego a la Constitución". Pasadas las 21.30, generales golpistas
se rebelan. Mientras que en Costa Rica, Lagos, que participa en la XVI Cumbre
del Grupo de Río, omitiendo que se trata de un golpe militar en desarrollo,
señala: "estoy seguro de que los amigos venezolanos estarán a
la altura de su historia y de Bolívar y no habrá situaciones en
la región que nosotros no queremos aceptar".
Al día siguiente (12.04), Chávez es derrocado por un golpe militar
y encarcelado. El empresario Pedro Carmona asume la presidencia. A las 13 horas
en un comunicado el gobierno de Chile "lamenta que la conducción del
gobierno venezolano haya llevado a la alteración de la institucionalidad
democrática con un alto costo de vidas humanas y de heridos, violentando
la Carta Democrática Interamericana a través de esta crisis de
gobernabilidad". En el documento, verdadero reconocimiento del golpe, se insta,
además, a la normalización de la institucionalidad democrática
y a que se adopten las medidas para convocar a elecciones libres. A su vez,
en Costa Rica, Lagos señala que "se condena el hecho porque hubo una
interrupción del orden constitucional. Ese es un hecho. Pero, por otra
parte, nos parece muy importante la capacidad que tengamos de colaborar con
las nuevas autoridades para salir adelante". Así Lagos reconocía
y apoyaba a los golpistas. No obstante, los mandatarios de Brasil y México
fueron claros en calificar la salida de Chávez del poder como un "golpe
de Estado", definición que el gobierno chileno evitó utilizar.
Además, las reaccionarias posiciones de la administración Lagos
también se hicieron presentes al legitimar al "gobierno" de Carmona.
Mientras el presidente habló de "colaborar con las nuevas autoridades",
su embajador en Venezuela, Marcos Alvarez, entregaba su respaldo a la nueva
autoridad golpista, destacando las cualidades del empresario.
El 13.04, dos días después de haber sido derrocado, Chávez
retoma el poder gracias al apoyo de millones de venezolanos y de un grupo de
militares leales. Al día siguiente (14.04) se produce la voltereta circense
del gobierno de la Concertación. La canciller Alvear trata de escamotear
la verdad. Afirma con absoluto cinismo que su gobierno en ningún momento
reconoció a Pedro Carmona como presidente venezolano, sino que su planteamiento
fue que debía invocarse la carta democrática del Grupo de Río
porque se produjo "un quiebre en la institucionalidad". Y, en oportunista negación
de todo lo afirmado anteriormente, señala en una nueva versión:
"Hay que leer bien las declaraciones del gobierno en dos distintos momentos:
la primera se emitió cuando ocurrían disturbios en Venezuela,
con muertos y heridos, y entonces lamentamos la pérdida de vidas humanas
y manifestamos nuestra esperanza en una salida en los cauces constitucionales"..(…)..Al
día siguiente, el gobierno de Chile no reconoció al nuevo Gobierno
y manifestó la necesidad de convocar a una reunión de la OEA de
acuerdo a la Carta Democrática… ".
Lagos es primerísima figura en la voltereta circense. El Presidente,
en el colmo del cinismo, desconoce el comunicado de su gobierno donde se responsabiliza
de los hechos a la conducción de Chávez: "Esa no es la frase de
la declaración, pero no importa (...) Lo que dijimos fue algo muy simple
y que se lo han planteado también otros gobernantes al Presidente Chávez,
la necesidad de evitar la polarización del país", afirmó
falazmente.
Para acallar las críticas por su apoyo a los golpistas, el gobierno de
Lagos culpa de todos "los platos rotos" a su embajador de Chile en Venezuela,
Marcos Alvarez (PRSD), por una serie de errores cuando Chávez fuera sacado
del poder. Además de descartar que se hubiese producido un golpe de Estado,
Alvarez legitimó el gobierno de Pedro Carmona, al igual que lo hicieron
Lagos y Soledad Alvear. Así, el embajador Alvarez- quedaba "técnicamente
liquidado". Su salida era cuestión de tiempo. Así ocurrió.
Se le ha solicitado la renuncia. El gobierno está buscando un sucesor.
Todos los partidos oficialistas alegan el mejor derecho a la nueva cuota de
poder.
La determinación del Ejecutivo obedece, por una parte, a las declaraciones
que realizó el embajador a medios chilenos (12.04) donde afirmó
que "el nuevo Presidente (Carmona) tiene una excelente relación con Chile".
Además, se negó a calificar la salida Chávez como un golpe
de Estado y destacó el espíritu democrático de Venezuela.
"Aquí no se ha hablado de golpe de Estado. No lo ha habido (...) Hoy
me asombra la tranquilidad y civilidad de este pueblo empapado de democracia
durante 40 años. Las democracias, sabemos, también son imperfectas,
pero son democracias al fin y al cabo", dijo horas después de la caída
de Chávez. Además, hubo reclamos por su rechazo a solicitudes
de asilo. En la Cancillería,. en forma oportunista, se enfatiza que tales
declaraciones no representan el pensamiento del gobierno. Pero, por otra, en
realidad, con la solicitud de renuncia de Alvarez se trata de ocultar la inconsecuencia
de Lagos y de Soledad Alvear, que expresaron similares conceptos.
Alvarez considera que se encuentra pagando "los platos rotos de conocer a Carmona"..(…)..Ahora,
si quieren ver más allá, yo no puedo responder por eso". Posteriormente,
en declaraciones a TVN dijo: "Estoy dolido por la injusticia que se ha cometido
conmigo. Yo creo que la Cancillería va a tener que evaluar la decisión
que ha tomado con mi persona". Además, fue enfático en señalar
que él no había reconocido el gobierno de Carmona. Y, ante la
solicitud de renuncia, dijo que "no se me ha dado ninguna razón específica".
El dicho popular de que "la cuerda se corta por la parte más delgada",
es una realidad en Chile. Se despide al embajador, mientras que Lagos y su canciller,
que también reconocieron y apoyaron a los golpistas, continúan
en sus cargos, aplicando las instrucciones de EE.UU en política internacional,
como lo demuestra su condena al pueblo cubano en Ginebra por supuestas violaciones
a los DD.HH.