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Durante los enfrentamientos murieron 41 personas y 323 resultaron heridas
Chávez volvió y llamó a la calma
Hugo Chávez volvió al poder en la madrugada del domingo en Venezuela
en un espectacular contragolpe protagonizado por sus oficiales leales, sus fervorosos
seguidores y la presión internacional, y llamó a la calma a la
población, mientras se desencadenaban nuevos saqueos en Caracas.
Los saqueos estallaron el viernes en la capital y el interior, se multiplicaron el sábado y continuaban este domingo en zonas populosas del oeste y suroeste de Caracas.
Freddy Bernal, alcalde del municipio Libertador (centro y populoso oeste capitalino), denunció "saqueos generalizados en (la parroquia) Sucre, Caricuao (suroeste) y otros lugares" de Caracas.
Fuentes independientes también reportaron saqueos en Catia (extremo oeste), Antímano y La Yaguara (suroeste), sin informar sobre posibles víctimas ni cuantificar los daños de estas nuevas violencias.
Desde el jueves pasado, cuando se desencadenó el golpe cívico-militar contra Chávez, hasta el mediodía de este domingo, los enfrentamientos en Caracas dejaron 41 muertos y 323 heridos, la mayoría chavistas, según el asesor personal del Presidente venezolano.
Chávez emergió en la madrugada del domingo como un Lázaro político, después de ser derrocado el viernes de madrugada, al cabo de una jornada de enfrentamientos (15 muertos), de una huelga general convocada desde el martes por las principales federaciones empresariales y sindicales y de la rebelión de numerosos militares.
El viernes asumió el poder con carácter provisorio Pedro Carmona, líder del organismo de la cúpula empresarial Fedecámaras, quien disolvió los poderes legislativo y judicial.
Para Chávez, confinado en una unidad militar, todo parecía en ese momento perdido.
Sin embargo, el sábado se revirtió la situación: el contragolpe empezó cuando la brigada de paracaidistas desconoció la autoridad de Carmona, mientras miles de habitantes de barrios pobres ocuparon con la propia la guardia presidencial la sede del gobierno.
Carmona fue forzado luego por el ejército a reinstalar la Asamblea Nacional que sesionó con mayoría chavista en el Palacio de Miraflores, para juramentar como presidente encargado constitucional, ante ausencia del jefe de Estado, a Diosdado Cabello, el joven vicepresidente de Chávez. Carmona, ya sin apoyo, se vio obligado a refugiarse en una unidad militar, donde poco después fue detenido.
Chávez, en cambio, fue traído en helicóptero desde la isla caribeña en la cual se hallaba recluido, y al llegar a Miraflores en medio de los vítores de la multitud fue reinstalado en el poder y lanzó de inmediato un llamado al diálogo a todos sus opositores, incluido el empresariado.
También pidió a sus seguidores regresar a sus hogares y evitar los enfrentamientos y desmanes, pero en ciertos barrios, donde se prosiguen los saqueos, su llamado fue desoído.
El retorno de Chávez causó sorpresa en la comunidad internacional. Estados Unidos, que vio con malos ojos el acercamiento de Chávez a países en conflicto con Washington --como Cuba, Irak, Libia e Irán-- reaccionó sin entusiasmo, recomendándole que corrija el rumbo.
"Espero que Hugo Chávez comprenda el mensaje que su pueblo le envió, que su política no funciona para el pueblo venezolano (...). Espero que aproveche la ocasión para cambiar de rumbo, que era realmente equivocado desde hace cierto tiempo", declaró la consejera estadounidense de Seguridad nacional, Condoleezza Rice.
Irak, Irán, Qatar y Libia, socios de Venezuela en la OPEP, saludaron el regreso al poder de Chávez, mientras Gran Bretaña se felicitó por el retorno de la "democracia constitucional en Venezuela".
Entre los latinoamericanos, en Cuba hubo alegría y alivio por su restitución en el poder. El gobierno de Chávez es el más cercano al de Fidel Castro, y le vende petróleo en condiciones favorables.
En Colombia se consideró que el retorno de Chávez representa un escenario difícil, dado que Bogotá reconoció el efímero gobierno de Carmona.
Los dos países protagonizaron en los últimos tiempos varias polémicas por denuncias de que Caracas tenía contactos con las guerrillas izquierdistas colombianas.
El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) había condenado el domingo la alteración del orden institucional de Venezuela, y decidió enviar a Caracas a su secretario general, César Gaviria, quien debería llegar este domingo por la noche.
En el plano interno, el comandante general de la militarizada Guardia Nacional, Francisco Belisario Landis, reconoció que había una fractura interna en su arma, afirma.
La cúpula del ejército tampoco salió indemne, consideraron analistas, tras la puja entre sus generales, presionados por las guarniciones que finalmente lograron reponer a Chávez en el poder. *