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Medios de EEUU elogiaban el cambio político que beneficiaba los intereses de su país
El gobierno estadounidense, algunos de los medios nacionales y varios analistas habían celebrado el derrocamiento de Hugo Chávez en Venezuela como un "rescate" de la democracia y Wall Street aconsejaba a inversionistas "lucrar con la transición", pero todos enfrentaban un hecho curioso: cómo evitar comentar que los medios utilizados --un golpe de Estado, o como se dice diplomáticamente, una "interrupción del proceso democrático"--, para llegar al fin que todos deseaban, la caída del presidente constitucional de Venezuela, fueron ajenos a los principios democráticos que dicen defender.
Más allá de si resulta que todos aquellos que en Estados Unidos se congratularon por el cambio de régimen que duró 47 horas en Venezuela, podrían arrepentirse por su precipitación --dados los sucesivos y rápidos acontecimientos en ese país--, el hecho es que la crisis provocó un gran problema para los que dicen ser campeones de la democracia: cómo no condenar un golpe mientras se elogia un cambio que conviene a los intereses económicos y políticos de Estados Unidos.
El editorial principal del New York Times afirmó ayer: "Con la renuncia ayer del presidente Hugo Chávez, la democracia venezolana ya no está amenazada por un pretendido dictador".
Y agrega: "Washington tiene un fuerte interés en la recuperación de Venezuela. Caracas satisface ahora 15 por ciento de las importaciones petroleras estadounidenses, y con políticas más sanas podría dar más.
Una Venezuela estable y democrática podría ayudar a anclar una región en problemas, donde Colombia enfrenta una guerra de guerrillas ampliada, Perú está viendo el renacimiento del terrorismo y Argentina lucha con una crisis económica devastadora".
Un asunto "puramente venezolano"
El Times afirmó que "sabiamente" Washington nunca atacó directamente a Chávez, evitando así convertirlo en un "mártir nacionalista".
Asegura que "su remoción fue un asunto puramente venezolano".
El diario opinó que debería convocarse a nuevas elecciones lo más pronto posible y elogió la activa participación de las clases medias en el movimiento civil, lo cual "podría" ayudar a revitalizar la democracia del país y "mantener un involucramiento militar... a un mínimo".
En Washington, tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado habían culpado a Chávez por la crisis política y evitaron criticar la participación de los militares en el derrocamiento del gobierno constitucional.
"Estamos haciendo un esfuerzo muy decidido para no llamarlo golpe", comentó al Washington Post un ex oficial militar estadounidense que analiza la política exterior hacia América Latina.
"Fue una acción abrumadoramente popular, pero fue un golpe militar", declaró J. Samuel Fitch, experto en las fuerzas armadas latinoamericanas de la Universidad de Colorado citado por el Post. "Estados Unidos no desea decir que consiguió algo que anhelaba --sacar a Chávez-- mediante un mecanismo que no aprueba", dijo.
Wall Street esperó sólo unas horas para declarar su satisfacción por el cambio de gobierno, y menos de ocho horas después que se informó de la supuesta "renuncia" de Chávez, la correduría más grande de Estados Unidos, Merrill Lynch, en un comunicado que tituló Lucrar con la transición dijo a sus clientes que el panorama para las inversiones en Venezuela había mejorado.
Festejo en Miami
Otro sector en Estados Unidos que podría quedar decepcionado por haber celebrado demasiado rápidamente es la comunidad venezolana en Miami, la que festejó la noticia del derrocamiento de Chávez y la instalación del nuevo gobierno.
El Miami Herald reportó que cientos salieron a la calle para expresar su felicidad y decir que ya estaban pensando en regresar a su país después de abandonarlo cuando Chávez llegó al poder.
Aunque la cifra oficial de venezolanos en Florida es de 41 mil, expertos dicen que alcanza a cerca de 100 mil, entre ellos un amplio número de personas de clase media que salió después de la elección de Chávez. *