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4 de junio del 2002
Carta a los medios de comunicación social de Venezuela
Las comunidades cristianas de Petare se pronuncian
A : Medios de Comunicación Social, Venezuela
De parte de : Comunidades Cristianas de Petare, Edo: Miranda
Fecha : 27 de Mayo de 2002-05-27
Asunto : Dentro de la justicia, busquemos paz y reconciliación, en vez de seguir alimentando odios y frustraciones
Apreciado Señor/a Director/a, estimado/a Periodista:
Junto con la presente, los siguientes grupos, integrantes de Comunidades Cristianas de Petare, tenemos el gusto de entregarle carta referida a la postura de los diversos Medios de Comunicación Social en nuestro país en la actual coyuntura política y económica.
Nos anima una profunda preocupación humana y cristiana por la suerte de nuestra querida Venezuela, más importante que la trayectoria de un Poder Ejecutivo determinado o de la orientación determinada de cualquier grupo de presión. Nos anima el sentimiento doloroso de estar implicados, sin desearlo, en una dinámica no inevitable de frustraciones y amarguras, de odios y venganzas, de violencias, en fin, a las cuales queremos oponer la inmensidad de nuestro deseo de paz.
Estamos hartos de incitaciones más o menos veladas a la violencia, la retaliación, la descalificación, la intolerancia. Muchos de nosotros confiesan apagar la televisión , o dejar de leer los periódicos, cuando se exceden en imágenes o palabras ofensivas o portadoras de odios.
Queremos paz, y reconciliación, en nuestro bendito país.
Nos acusarán de tener poco sentido político, o de querer defender de antemano al Presidente y su Ejecutivo, o de no reconocer la necesidad de la oposición dentro del marco democrático, o de desconocer la amplitud de los problemas políticos: supuestamente, los Medios no fabrican la noticia "mala"... O de cualquier otra cosa.
Frente a estas posibilidades, nos aferramos a lo dicho: dentro de la justicia - tan a menudo olvidada para desgracia nuestra -, queremos paz, y les pedimos insistentemente que procuren tener este objetivo que interesa a todos los habitantes de nuestro país.
Dispuestos a seguir presentando pacíficamente y con constancia este legítimo derecho, nos suscribimos, de Usted/es,
Por las Comunidades Cristianas de Petare abajo firmantes,
Carmen Rosa Fernández (Tlf. 514 26 27)
Alí León (Tlf. 514 13 23)
María Guevara (Tlf. 0412 - 725 96 24)
Bruno Renaud (Tlf. 272 27 93 - 0416/ 805 82 55)
Carta a los medios de comunicación social de Venezuela
Nosotros, integrantes de Comunidades Cristianas de Petare (Edo. Miranda), apremiados por la emergencia que atraviesa nuestro querido país, y movidos por una honda preocupación humana y cristiana, queremos entregar a los Medios de Comunicación Social el motivo de nuestra angustia.
¿De dónde será que el Venezolano, que es un ser habitualmente solidario y humanitario, se ha vuelto últimamente tosco, receloso y desconfiado? ¿Por qué será que, de despreocupado y relajado, se ha tornado tenso y lleno de zozobra? ¿Por qué hemos tenido que descubrir con dolor, en nosotros, en los últimos meses, motivos irracionales de odio y rencor hacia "el otro"? Somos profundamente creyentes: creemos en el amor de Dios, y en las inmensas virtudes del amor compartido entre nosotros. Vivimos normalmente en la acción de gracias y la búsqueda del amor.
Pensábamos estar vacunados contra el desamor y el cultivo de la desunión. Sin embargo, con sorpresa hemos descubierto en nosotros mismos, en nuestros corazones, y en los demás, la posibilidad real de odiar.
Éste es el motivo de nuestra profunda inquietud. No nos reconocemos a nosotros mismos. Las rupturas ideológicas y - peor - afectivas, pasan por el seno de nuestras mismas familias. Somos seres divididos.
Pensamos que, en estos meses, una locura irracional y diabólica está recorriendo todos los estratos de la vida colectiva y privada de nuestra sociedad. Todos están acusando a todos, y nadie quiere reconocer parte alguna de responsabilidad en la trágica situación colectiva que estamos conociendo a nivel nacional.
¿Cómo puede una sociedad construirse en la perpetua acusación mutua, o la satanización del hermano? Algo nos dice que, por este camino, no puede llegarse a ninguna sociedad fraternal y solidaria.
En la Biblia, según la Primera Carta de san Juan, el acusador es el demonio: haciendo caer al ser humano en el error, se encarga, después, de tomar a Dios mismo como testigo de la caída lamentable de quien fue inducido al mal. Pero la misma Carta de san Juan nos avisa: el demonio es el padre de la mentira.
Reconocemos que todos tenemos parte de culpa en nuestra peligrosa desunión nacional. Hemos proferido acusaciones violentas y a veces infundadas, a menudo por desconocimiento del "otro" actor social, del "otro" estrato de la sociedad (en una sociedad lamentablemente dividida por una injusticia social de larga fecha). Hemos descalificado a los demás, los hemos calificado con palabras desagradables e insultantes; no hemos respetado su condición de seres humanos viviendo bajo el mismo cielo nacional, y de hermanos destinados a integrar la misma fraternidad. No hemos favorecido el diálogo, y peor aún, hemos blasfemado de esta preciosa palabra para ponerla injustamente al servicio de nuestros rencores y nuestros egoísmos.
Pero nosotros, gente de ambiente popular, somos personas sin gran poder social ni comunicacional. Recibimos el impacto de los Medios. Y debemos decir que nos hemos sentido defraudados, engañados, manipulados, inducidos, por la violencia que emana de los medios de comunicación social. Varios canales de televisión y varios periódicos, varios/as periodistas, han tenido y siguen desempeñando, a nuestro entender, una función grave de incitación al rencor, la amargura, el odio; de incitación a estos mismos sentimientos que, precisamente, encuentran hoy asidero en nuestras vidas, por nuestra fragilidad frente al mensaje recibido.
Nos dicen que los Medios no inventan la noticia mala, y que sólo le dan la debida publicidad. No creemos en este razonamiento, ni en esta supuesta inocencia. No tenemos por qué recordar a los Medios de Comunicación Social su tremendo poder educativo, o anti-educativo. Ellos saben mejor que nosotros que la información supuestamente objetiva no existe. Que mucho depende del "conjunto" de las noticias, de su interrelación, del análisis que le dan, de los "montajes", del tamaño de los títulos, y finalmente de la intención de la publicación; tanto televisada como escrita.
A todos estos niveles, pedimos urgentemente que los Medios reflexionen, y rectifiquen sus numerosos errores.
Esto no significa que vayamos a callar nuestra convicción en cuanto a la grave responsabilidad compartida también por los poderes públicos en la situación que conocemos. Algo de ella sabemos y criticamos. Tenemos la intención de pronunciar otra palabra en ese sentido, y dirigirla a los poderes públicos. No deseamos absolver el error legal y moral, allí donde se encuentra. Queremos llevar a cabo, con sinceridad, la necesaria crítica a las instituciones y personas del Estado.
Reconocemos la necesidad de los Medios para este libre ejercicio de la crítica.
Queremos, por eso, que los Medios nos ayuden a realizar este trabajo importante de conocimiento de la verdad y formación de criterios propios.
Pero a su vez, nos oponemos a que los Medios de Comunicación Social, olvidando su función propia, se transformen en los voceros sistemáticos de la crítica, en "partidos de oposición", e impidan el conocimiento de la verdad que pretenden servir. Que asuman, mas bien, de manera responsable, su enorme papel en el campo informativo y pedagógico, evitando lo que contradiga la moral social y política. En esta hora aciaga de divisiones y peligros, descalificaciones mutuas, acusaciones con o sin fundamento, distorsiones, rencores, y edificaciones de odios que podrían llegar a ser literalmente mortales para nuestro país, suplicamos insistentemente a los propietarios de los Medios, a los periodistas y demás comunicadores: QUE BUSQUEN LA VERDAD, DENTRO DE LA PAZ Y LA JUSTICIA.
Somos un país pobre y sufrido. Necesitamos superar nuestra situación de atraso, de pobreza, falta de salud y educación. Necesitamos crear un marco de sosiego y esfuerzo, creatividad, y sobre todo, de tolerancia y respeto mutuo, para avanzar en el logro de nuestras grandes metas: justicia, y dignidad, trabajo, educación, salud, vivienda, recreación, alegría de vivir, para todos.
No nos reconocemos en los extremismos ni el desbordamiento de las pasiones, cualquiera sea su origen o su pretendida justificación. No queremos caer en la trampa de las intolerancias y las descalificaciones. No podemos desesperar unos de otros, y menos aún satanizar a los del "otro bando".
Rechazamos categóricamente la afirmación de quienes consideran la violencia como inevitable.
Rechazamos absolutamente la eventualidad misma de la guerra civil en nuestra querida Venezuela. Si se desatara mayor violencia en nuestro país, todos perderíamos, - empezando, por supuesto, por nosotros, los más pobres. La situación histórica de otros países, vecinos, o en otros continentes, nos llama a gritos a dejar de coquetear (implícita o explícitamente) con la muerte, so pena de cosechar muerte durante años. QUEREMOS PROPICIAR LA RECONCILIACIÓN entre Venezolanos/as y Venezolanos/as. Sabiendo, además, que si esta reconciliación, por desgracia, no llegara a producirse antes de una guerra, de toda manera tendría que realizarse después de ella. ¿Acaso no podemos ahorrarnos miles y miles de víctimas innecesarias? Un gran estadista judío - lamentablemente asesinado por sus paisanos ultra-ortodoxos - tuvo la valentía de decir a quienes lo acusaban de buscar la paz con los Palestinos: "La paz no se realiza con el amigo, sino con el enemigo". ¡Palabras de inmensa sabiduría que deberían servirnos de norte nacional! Estas mismas palabras, así como los modelos no-violentos de Gandhi y Martin Luther King, nos quieren servir de guía, e ilustración de un evangelio generoso y amplio, buena noticia dirigida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Esa misma buena voluntad que se encuentra felizmente repartida - más allá de nuestros sentimientos de mutua desconfianza - en todos los estratos de la sociedad.
INVITAMOS A LOS MEDIOS A AYUDARNOS A DESARMAR LAS MENTES Y LOS ESPÍRITUS, PARA CULTIVAR ALEGRÍA, CONFIANZA Y VIDA.
Jesús dijo: "He venido para que tengan vida, y que la tengan en abundancia" (en san Juan). Este es nuestro ideal, e suplicamos insistentemente a los Medios de Comunicación Social a que nos ayuden a cultivar VIDA, antes de que sea tarde.
Firman los integrantes de los siguientes grupos cristianos de Barrios de Petare:
- Comunidad Cristiana del Gran Poder, Los Topitos
- Iglesia Evangélica Fuente de Vida, José Félix Ribas
- Comunidad Cristiana Pueblo de Dios, Vista Hermosa
- Comunidad Cristiana La Milagrosa, La Pamplona
- Asamblea Dominical Bartolomé Salóm, Valle Alto
- Grupo Bíblico Nuevo Renacer, San José de La Urbina
- Comunidad Cristiana Santa Ana, Carpintero
- Comunidad Cristiana Ánimo, confianza, Dios está con nosotros, Sector La Cruz
- Grupo La Planada, El Carmen
- Grupo de Madres Catequistas San José
- Grupo de la Comunidad Paramaconi, Cuatricentenario
- Comunidad Cristiana Sendero de Esperanza, Cuatricentenario
- Comunidad Cristiana Semilla de Amor, Las Casitas, Carpintero
- Comunidad Cristiana del Isaías Medina Angarita
- Grupo Juventud Obrera Católica, 24 de Marzo
- Grupo Juventud Obrera Católica, Cuatricentenario
- Comunidad Cristiana Santa Marta, Carpintero
- Comunidad Cristiana Los Peregrinos de María, 24 de Marzo
- Grupo Esperanza, Barrio Bolívar
- Comunidad Cristiana San Judas Tadeo, Antonio José de Sucre Parte Alta
- Grupo de Comunidades Carismáticas Corazón de la Virgen del Carmen, Maca
- Comunidad Cristiana del Píritu
- Comunidad Cristiana del Metropolitano
- Comunidad Cristiana María Auxiliadora, La Parrilla
- Comunidad Cristiana del Carmen, Segunda Parrilla
- Comunidad Cristiana La Chiquinquirá, El Manguito,
- Comunidad Cristiana Virgen del Valle, Julián Blanco
- Comunidad Cristiana Santa Teresita, 24 de Marzo
- Comunidad Cristiana La Gruta, San José
- Comunidad Cristiana Virgen del Carmen, C. Torres
Y otros veinte grupos en espera.
Además:
- Escuela de Formación Popular de Petare
- Justicia y Paz de Petare
Con el apoyo de la Coordinadora Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base de Venezuela