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23 de julio del 2002
Es hora de hacer memoria del Acuerdo de Lizarra-Garazi
Simón Royo
Resulta muy difícil entender la prensa diaria cuando trata del
conflicto en el País Vasco, porque se lee una información pero
junto a ella siempre hay una serie de interpretaciones y valoraciones que la
retuercen de manera sistemática. Cuando se nos decía en julio
de 2002 que: "Así pues, en las actuales circunstancias, en el nacionalismo
vasco coinciden, por segunda vez en poco tiempo, los intereses de los radicales
violentos con los de los moderados. La anterior ocasión fue el Pacto
de Estella firmado en 1998 entre ETA, el Partido Nacionalista Vasco y Eusko
Alkartasuna" (El Mundo 15 de julio de 2002. Sección España.
ETA no atentará mientras PNV y EA cumplan con lo acordado en el
Parlamento vasco. Por Cármen Gurruchaga). ¿Creería la periodista
Cármen Gurruchaga que no nos acordábamos de quiénes eran
los firmantes del Pacto de Estella? Acaso piensa que no sabemos que las coincidencias
del nacionalismo vasco son permanentes y no puntuales y que respecto a la autodeterminación
e independencia no sólo Batasuna sino muchos otros partidos, sindicatos
e instituciones vascas están de acuerdo. ¡Eso creyó la periodista,
que no nos acordábamos! ¡Y por eso frente a la prensa "diaria" hay que
hacer siempre "memoria". ¡Hagámos memoria!
El pacto de Estella (12 de septiembre de 1998) eran dos paginitas que lo único
que venían a decir era lo siguiente: a) En el Reino Unido se ha realizado
un proceso de paz y b) se puede tomar como ejemplo ese proceso para llevar a
cabo un movimiento semejante en Euskadi. El primer punto indica que la naturaleza
del conflicto es política y que la solución debe ser política.
El segundo indica que hay que aceptar que ninguna de las partes en conflicto
puede vencer con la fuerza bruta. El tercer punto remite a la tradición
republicana como modelo de resolución de divergencias y de cohesión
de diferentes tradiciones.
El quinto nos habla, teniendo presente el caso británico- irlandes, de
la necesidad de cesiones por ambas partes y la necedad de pretender la pacificación
previa al diálogo, ya que no haría falta sentarse a negociar el
cese de la violencia si esa finalidad fuese ya condición previa de diálogo.
El sexto punto (nos presenta lo que más escuece a nuestro gobierno),
que se acepte como posibilidad política el derecho de autodeterminación.
Y el séptimo remite a lo favorable que sería el arbitraje o mediación
extranjera (ONU, Unión Europea, etc).
Respecto al Método se nos decía que tendría que ser un
diálogo abierto y sin exclusiones, (lo que podría escocer si se
considera que ETA tuviese que participar). Los firmantes dijeron pretender la
mayor democratización de Euskal-Herría y que se respete "las aspiraciones
de soberanía de los ciudadanos y ciudadanas de Eukal-Herría".
Después del pacto de Estella comenzó la tregua de ETA, como un
claro mensaje de estar de acuerdo en comenzar el diálogo cesando en la
violencia, pero el gobierno no se prestó a dialogar bajo la propuesta
de Lizarra, y al cabo de un tiempo de inmovilismo, se rompió la tregua.
El Pacto de Estella-Lizarra no estaba firmado por ETA, como dice la periodista
Cármen Gurruchaga: "el Pacto de Estella firmado en 1998 entre ETA, el
Partido Nacionalista Vasco y Eusko Alkartasuna", sino que fue seguido por una
tregua indefinida de ETA (El Mundo -citado), y los firmantes no eran
los que dice la periodista, sino que los firmantes eran los siguientes:
Firmantes del Acuerdo de Lizarra-Garazi o Pacto de Estella:
Partidos Políticos:
Abertzaleen Batasuna
Batzarre
EAJ-PNV
Eusko Alkartasuna
Herri Batasuna
Iniciativa Ciudadana Vasca
Izquierda Unida-Ezker Batua (El 26 de Enero de 2000, Izquierda Unida-Ezker Batua
decide salir del foro de Lizarra Garazi)
Partido Carlista-EKA
Zutik
Observador : Ipar Euskal Herriko Berdeak
Fuerzas sindicales
EHNE
ELA
ESK-CUIS
Euskal Laborarien Batzarra
Ezker Sindikala
Hiru
LAB
STEE-EILAS
Observador : CFDT
Movimientos Sociales
Amnistiaren aldeko batzordea- Gestoras Pro Amnistía
Anai Artea
Autodeterminazioaren Biltzarrak
Bakea orain
CAR/Ahaideak
Comité de défense de droits de l´homme en Pays Basque
Egizan
Elkarri
EPSK/Gureak
Gazteriak
Gernika Batzordea
Gogoa
Gurasoak
Hautetsi Abertzaleen Elkartea
Herria 2000 Eliza
Herriarekin
Jarrai
Presoen Aldeko Koordinaketa
Senideak
Sostengu Komiteak
UDA-Treviño
El pacto PP-PSOE (8-12-2000) era mucho más restringido que el de Estella,
el primero lo firmaban varios grupos políticos, asociaciones sindicales
y organizaciones sociales, la mayoría del pueblo vasco, mientras que
el segundo tan sólo lo firmaban dos partidos políticos, si bien
los mayoritariamente votados del conjunto de España. El título
Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo indicaba dos cosas:
1) el conflicto no es de naturaleza política sino de fascismo terrorista;
2) de modo que a los delincuentes se les priva de libertad en la cárcel
para preservar de ese modo las libertades del resto. El pacto del gobierno indicaba
que la cuestión de la autodeterminación, que hizo al PNV y EA
abandonar Ajuria Enea, era inaceptable, su mera posibilidad política
es a su juicio "un precio político al abandono de la violencia", un precio
que no están dispuestos a pagar. La estrategia de ETA, se nos decía
y sigue diciendo, es el terror, porque sus pretensiones "no lograrían
abrirse camino JAMÁS con las reglas de la democracia" (las mayúsculas
son mías); o sea, que "jamás" podrán los terroristas dejar
de ser terroristas y reinsertarse en la sociedad procurando mediante la política
dar cauce pacífico a sus aspiraciones, nos decía y dice el gobierno.
Se exigía al PNV y a EA el abandono del pacto de Estella para ser admitidos
en el Pacto Antiterrorista, lo cual se consideraba "una condición evidente
y necesaria". Sólo se puede dialogar, se nos decía, desde "la
Constitución y el Estatuto de Guernica", aunque entonces, no sé
qué es lo que habría que dialogar, ya que si los implicados en
el otro lado del conflicto estuviesen conformes con la totalidad de la Constitución,
entonces no habría conflicto, luego resulta absurdo pedir el acuerdo
como condición previa al diálogo. ¿Se entiende? Repitámoslo:
es absurdo pedir el acuerdo como condición previa al diálogo.
El acuerdo surge a través del diálogo no previamente a él.
La posición del gobierno se nos presentaba con la "firme resolución
de derrotar la estrategia terrorista, utilizando para ello todos los medios
que el Estado de Derecho pone a nuestra disposición", es decir, que a
su juicio, pues no han cambiado, hay una guerra, la respuesta es vencer y "derrotar"
al enemigo. Habrá que tener en cuenta que el ejército es un medio
que el Estado de Derecho pone a disposición del gobierno y que podría
agravarse el conflicto hasta llegar a utilizarlo (además de la policía
ya en acción). No hay ninguna posibilidad de secesión pacífica,
ni siquiera de su mera reivindicación política y pacífica,
como Rusia frente a Chechenia, ante la secesión, bombardear. Ya decía
Manuel Fraga Iribarne que cada 50 años era necesario bombardear Barcelona,
por el mismo motivo, para mantenerla agarrada. Y desde luego, desde el realismo
político, el derecho de autodeterminación no lo puede admitir
fácilmente ningún Estado Nacional, si no quiere enfrentarse a
su desintegración. Pero así, la unión, se sostiene entonces,
en la fuerza, y no en el consentimiento, lo que nos provoca una aporía.
Aporía política que afecta a la esencia de la democracia.
El primer punto del pacto PP-PSOE (8-12-2000) nos decía que "El terrorismo
es un problema de Estado" lo que estába y no estába muy lejos
del punto uno de Estella sobre el proceso de paz en Irlanda: "Todos los implicados
en el conflicto han aceptado el origen y la naturaleza política del mismo".
Es muy distinto decir "el terrorismo es un problema de Estado" a decir "el conflicto
vasco-español es de naturaleza política". Lo primero alude a un
problema político, como pueda serlo el tráfico de drogas
o el asesinato, ya que la delincuencia es un problema de todas las polis;
lo segundo alude a un conflicto político, cosa que sólo
puede darse entre dos antagonistas políticos y entre dos opciones políticas.
El Estado no dialoga con delincuentes, los encarcela, sin embargo dialoga con
partidos, sindicatos, organizaciones políticas. Pero en el caso vasco
no hay interlocutores políticos, sino tan sólo delincuencia. El
punto dos dice algo inconsecuente y que no puede decir un Estado: "La violencia
es moralmente aborrecible y radicalmente incompatible con el ejercicio de la
acción política democrática". Pero el Estado es el monopolio
de la violencia, tiene ejército, policía, cárceles y resulta
absurdo decir que la violencia es incompatible con la democracia, ya que en
la democracia de Estados Unidos mucha gente pasa por la silla eléctrica.
No hay Estado sin capacidad para ejercer la violencia, eso sí, una violencia
limitada al cumplimiento de las leyes, de ahí el nombre de Estado de
Derecho y de la legalidad de la coacción estatal. Luego la violencia
que rechaza el gobierno es la violencia que no es legal, como en Estados Unidos
la violencia de la policía no es considerada aborrecible, sino lamentablemente
necesaria en caso de violación de las normas de convivencia, y la violencia
del asesino que dispara contra todos en un Burger King es la aborrecida. Pero
la violencia vasca no es violencia política, sino violencia terrorista,
delincuencia, como la del que mata gente en el Burger para robar la recaudación,
a juicio del gobierno español. Cuando se nos decía "No existe
ningún objetivo político que pueda reclamarse legítimamente
en democracia mediante coacciones o asesinatos" nos imaginábamos a la
guillotina subiendo y bajando durante la Revolución francesa o a las
bombas que ponían los fundadores y ahora gobernantes del Estado de Israel
cuando esas tierras eran todavía un protectorado británico. ¡No
nos cuenten milongas! ¡Todo Estado ha sido fundado con una violencia inicial
y es mantenido por una fuerza posible! Lo que hace la democracia frente a la
dictadura es una autolimitación de la fuerza del Estado mediante la separación
de poderes y el respeto a los derechos (seguridad) de los ciudadanos.
En el punto tres es donde más acierta el gobierno, cuando nos decía
que "Durante más de dos décadas de democracia, el pueblo vasco
ha desarrollado su capacidad de autogobierno en el marco de la Constitución
y del Estatuto de Guernica. Ese marco ha permitido la expresión política,
cultural y social de la pluralidad que alberga la sociedad vasca". Ahí
está el problema principal para la negociación y para el conflicto
vasco, que unas elevadas cotas de AUTOGOBIERNO están ya concedidas, hasta
tal punto que el gobierno dice que ya no tiene nada que dar, nada con lo que
negociar, excepto la independencia (autodeterminación, secesión),
(pero el que ahora, ya en julio de 2002, se le pida el traspaso de 36 competencias
al gobierno nos revela que todavía hay cosas que dar y las cuales negociar)
cosa a la que, naturalmente, dada la aporía política del secesionismo
en los Estados-Nacionales modernos, resulta difícil pero no imposible
de negociar. El punto cuarto reincidía en que la solución al "problema"
de la delincuencia terrorista pasaba por la acción de las "Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado", esto es, abundaba en la solución
violenta, consistente en "derrotar" y vencer por completo al enemigo. El quinto
punto era una amenaza coactiva, después de poner de manifiesto que la
represión penal y policial de la delincuencia asesina era adecuada,
se advertía que "si nuevas formas delictivas o actitudes y comportamientos
que constituyeran objetivamente colaboración o incitación al terrorismo
exigiesen reformas legales, nos comprometemos a impulsarlas en el marco del
mutuo acuerdo", amenaza de criminalización que ya esta desde hace tiempo
puesta en marcha. Pero algo a lo que se denominaba "política penitenciaria",
y que se encargaría de la "resocialización" y de la "reinserción
social" (pero ¿de quién?: ¿de todo un pueblo?).
El sexto punto indicaba que se buscaría la colaboración Internacional
(Francia) para derrotar al terrorismo y solucionar el problema. El atentado
del 11S y la cruzada de Bush les ha venido de perlas a los firmantes del PA
respecto a su sexto punto. El séptimo prometía seguir compensando
económicamente a las familias de los muertos y heridos con dinero del
contribuyente. El octavo punto indicaba muy claramente el objetivo, que era
(y es) la "erradicación de la violencia terrorista en España"
y en la que se propone que participen todas las "instituciones, gobiernos y
ciudadanos".
La palabra "erradicación" no es muy agradable ni afortunada y suena a
"exterminio", como cuando los nazis llamaban a erradicar de judíos a
la madre patria, con lo cual parece que se nos proponía y se nos sigue
proponiendo una cruzada de limpieza, desinfección, desratización,
de todo un colectivo tenido por criminal. No se entiende que el comedido texto
de Estella fuese contestado con palabras tan violentas y tan bestiales como
"erradicación". ¿No son los terroristas los violentos, los que quieren
erradicarnos a todos? ¿Entonces?… Al ciudadano ilustrado que nada tiene de vasco
le asusta este lenguaje y al fanático de ETA le confirma su ideología,
luego no es Estella, sino este Pacto, el que más legitimación
otorga a los terroristas.
Se llama a la "movilización de los ciudadanos en contra de la violencia
terrorista y en repudio de los asesinos" pero dudo mucho que ningún ciudadano
se debiera sumar a un llamamiento para la "erradicación" de nadie, porque
eso es nazismo. Se defiende "la libertad de expresión y el pluralismo
informativo", pero se cierra el diario Egin, se encarceló a diputados
de Herri Batasuna por difundir un video-electoral (se legisla para ilegalizar
a Batasuna) y se encarcela a los periodistas pro-aberzales, alcanzándose
con ello otra de las aporías políticas de los Estados-Nación,
la de tipificar como delito las informaciones del otro bando bajo la acusación
de "colaboración con banda armada", lo cual es, sin lugar a dudas, una
censura encubierta. Si yo al escribir aquí el Rey es un idiota
puedo incurrir en delito, es porque en la Constitución se dice
la tontería de que la figura del rey es inviolable y no está
sujeta a responsabilidad, entonces no hay una total libertad de expresión.
Se nos decía a continuación en el Pacto Antiterrorista que "ETA
debe perder toda esperanza", lo que nos recuerda lo escrito a la entrada del
infierno de Dante, y se nos decía también que se quería
implicar "especialmente a los jóvenes" en esa propuesta de solución
del problema: la erradicación. Los puntos nueve y diez venían
a terminar diciendo que PP y PSOE unirían todo su poder para culminar
la "lucha antiterrorista" y lograr "el objetivo de erradicar la lacra del terrorismo".
Después de recordar el Pacto de Estella y el Pacto Antiterrorista. Después
de recordar quiénes fueron sus firmantes y compararlo con las informaciones
que se dan cuando se piensa que se ha olvidado, volvamos a la misma página
de periódico en la que Cármen Gurruchaga apelaba a nuestra amnesia.
En la misma página del mismo periódico, del mismo día,
podía leerse lo siguiente:
"BILBAO.- Siete de cada 10 vascos consideran que tienen derecho a que se les
convoque a un referéndum de autodeterminación, frente a un 12%
que rechaza esta posibilidad. Si esta consulta se planteara sobre la independencia
de Euskadi, el 34% de los vascos declara que optaría por votar a favor,
frente al 29% que lo haría en contra, mientras que el 11% se abstendría
y el 26% restante no se pronuncia.
El Sociómetro vasco que el Gabinete de Juan José Ibarretxe elaboró
con un muestreo de 2.851 entrevistas realizadas en mayo, y que difundió
ayer, ofrece porcentajes muy repartidos cuando se pregunta abiertamente sobre
la independencia, punto que no concita una mayoría clara. Sin embargo,
la encuesta sí refleja una amplia tendencia social favorable al derecho
del pueblo vasco a que se le consulte en un referéndum".
(El Mundo 15 de julio de 2002. Sección España. Siete de cada
10 vascos están a favor de un referéndum. El 34% votaría
a favor de la independencia, según el Sociómetro vasco. Por J.
Iturri).
Volvemos a no entender a los periodistas. Si en la encuesta que se nos muestra
se nos dice que:
"Si esta consulta se planteara sobre la independencia de Euskadi, el 34% de
los vascos declara que optaría por votar a favor, frente al 29% que lo
haría en contra, mientras que el 11% se abstendría y el 26% restante
no se pronuncia". Está claro que la mayoría del pueblo vasco está
a favor de la independencia y que, como incluso el periodista reconoce, están
a favor de la autodeterminación y de ser ellos quienes decidan su futuro
mediante referéndum.
Yo soy demasiado marxista como para estar totalmente de acuerdo y no tener algunas
dudas con respecto a la independencia del País Vasco, sin embargo, reconozco
el derecho a decidir sobre su destino de los vascos, pues si bien Marx dijo:
"Así acabaron, por el momento, y, más probablemente, para siempre,
las tentativas de los eslavos de Alemania de recuperar su existencia nacional
independiente. Los restos dispersos de los numerosos pueblos cuya nacionalidad
y vitalidad política se habían extinguido hacía tiempo
y que, en consecuencia, se habían visto obligados a seguir durante casi
mil años en pos de una nación más poderosa, que los había
conquistado, lo mismo que los galeses en Inglaterra, los vascos en España,
los bajos bretones en Francia y, en un período más reciente, los
criollos españoles y franceses en las regiones de Norteamérica,
ocupadas luego por angloamericanos, estas nacionalidades fenecientes de bohemios,
carintios, dálmatas y otros habían procurado aprovechar la confusión
general de 1848 para recuperar el statu quo político que existió
en el año 800 de nuestra era. La historia milenaria debió haberles
enseñado que semejante regresión era imposible". (Karl Marx Revolución
y contrarrevolución en Alemania 1851-52.
XIV: El restablecimiento del orden. La Dieta y la Cámara.
Negritas nuestras). Considerando que el nacionalismo no tenía futuro,
también Marx dijo: "La monarquía absoluta en España, que
sólo por encima se parece a las monarquías absolutas europeas
en general, debe ser clasificada más bien entre las formas asiáticas
de gobierno. España, como Turquía, siguió siendo una aglomeración
de repúblicas mal administradas con un soberano nominal a la cabeza"
(Marx, La Revolución en España, Progreso, Moscú,
1974, p.13. La España revolucionaria, New York Daily Tribune
9 de septiembre de 1854), considerando que no tenía futuro la monarquía
española ni la nación española. Y la historia no le dará
la razón en alguna de estas dos cosas como no se la dio en otras cosas
tampoco.
A mi juicio el nacionalismo tiene mucho futuro y la independencia del País
Vasco y de Cataluña, para bien o para mal, será algún día
un hecho que todos tendremos que aceptar. Aunque también Europa tiene
futuro. ¿El futuro es una España disgregada en un conjunto de repúblicas
independientes que formarían parte de Europa? ¿El futuro es la federación,
la confederación…?… No estoy seguro de cuál será el futuro
ni de qué opción se tomará, pero lo que si es seguro es
que criminalizando a la España invertebrada, no se conseguirá
su vertebración.