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12 de julio del 2002
Dos globalizaciones
Esteban Valenti
Bitácora
Se puede discutir si es buena o es mala, si su sustento es el sistema financiero
basado en las nuevas tecnologías, es una tendencia irrefrenable del desarrollo
de la humanidad o la consecuencia de un sistema triunfante y sin alternativas.
Pero ella está allí, imperturbable. Es el personaje principal
de este nuevo milenio: es la globalización.
El rasgo distintivo de la globalización es sin duda la existencia
de procesos comunes que actúan simultáneamente en todo el mundo.
Abarcan una geografía global y son simultáneos. Pero otra de sus
condiciones debería ser la máxima apertura y circulación.
Y es allí donde el discurso se viene abajo.
Hay un error de fondo, una confusión imperdonable: no hay una globalización
sino dos, absolutamente definidas y separadas por muros cada día
más altos y visibles.
Del lado interno de la ciudadela hay menos de 30 países, cuyo núcleo
duro es el G-7, donde viven algo más del 11% de la población total
y representan el 70% del Producto Bruto Mundial. (en 1993 eran el 63.1% del
PBM)
No hay ninguna duda que para estos países la globalización ha
sido maravillosa, deslumbrante y de allí su esfuerzo por transformarla
en la religión económica y política para toda la humanidad.
Y si fuera posible para toda la eternidad.
Si en lugar de hablar de naciones - un término también puesto
en discusión por algunos sacerdotes de la nueva era - hablamos de personas
sabemos que el 6% del total de la población del planeta, (que casualmente
vive en un 98% en los países más ricos) poseen el 59% del total
de la riqueza.
En la globalización rica. Allí la riqueza tiene una gran
tendencia a la concentración - todos los indicadores internacionales
y nacionales así lo demuestran-, crece incesantemente el peso de las
grandes corporaciones, se concentra el poder económico-político-militar,
tienen acceso a un comercio mundial en permanente expansión, las nuevas
tecnologías (información, comunicación, biotecnologías)
están revolucionando la economía, la sociedad, la producción
y la cultura y los medios de prensa planetarios y la industria de las sensaciones
(deporte, entretenimiento, turismo, etc) transmiten a nivel planetario un mensaje
cultural uniforme y funcional al sistema.
La globalización pobre
Del otro lado del muro esta la "otra" globalización. La globalización
de la miseria, de la postergación y del subdesarrollo. Es allí
donde habita la abrumadora mayoría del 80% de la población que
vive en la pobreza y dentro de estos el 33% que se muere literalmente de hambre.
Durante algún tiempo se propaló la ilusión de que el pasaje
de la globalización "pobre" a la globalización rica era
un camino fácil y en definitiva la senda del progreso y el desarrollo.
Han pasado los años y nuestros países que apostaron a ese proyecto,
se encuentran:
· Que los índices principales de pobreza, miseria y marginalidad han
empeorado, con muy pocas excepciones.
· Que en amplias zonas del mundo estamos, como lo discutieron infructuosamente
en la reciente Conferencia de la FAO en Roma, ante una crisis alimentaria global.
Sin ningún tipo de avances.
· Que la deuda externa de nuestros países luego de muchas décadas
de pagar enormes cifras por sus intereses ha crecido y estamos más endeudadnos
que nunca. La Argentina por ejemplo en 1975 debía 7 mil millones de dólares,
hoy debe más de 170 mil millones (se multiplicó por 25 veces)
y en ese mismo periodo pagó la friolera de 206 mil millones de dólares!!!
· Que en algunos de los países que con más fuerza creyeron que
podían pasar de una globalización a la otra, como Argentina y
otros de América Latina, la situación se ha deteriorado hasta
precipitarlos en la peor crisis de su historia.
· Dentro de los países, ricos y pobres se ha producido la mayor concentración
de riqueza y poder de todos los tiempos.
La globalización pobre también comparte el fenómeno
del "tiempo-espacio" es decir la simultaneidad y extensión de los procesos.
El primero y más importante es que la distancia económica y social
con la "globalización rica" es cada día mayor, todos los indicadores
muestran este dato. Los países en "vía de desarrollo", están
cada vez más en la "vía" y menos en el "desarrollo", o al menos
sus ritmos son muy inferiores, mas lentos en términos absolutos y peores
en relación al crecimiento de su población.
La ilusión creada por algunos – muy pocos – países que han saltado
a la otra parte el muro, no cambia el dato de fondo. Son una confirmación
de la regla y un espejismo, una brecha estrecha que mantiene la ilusión
de esta posibilidad. En América Latina el ejemplo de Chile juega ese
papel. Del otro lado del muro no hay espacio para la mayoría de la globalización
pobre, implicaría un cambio radical del propio sistema.
Pero hay otros elementos "globales" en nuestro sur. Por ejemplo la radical transformación
del trabajo como factor de ajuste. La desocupación, la destrucción
de la legislación laboral, la reducción drástica de su
participación en la riqueza de nuestras naciones (reducción de
salarios), tiene un significado no sólo económico y social, es
en realidad uno de los principales elementos políticos de la debilidad
de nuestros países y de la cultura del cambio y del progreso. Es el arma
más potente y destructiva manejada por la ideología de la desesperación
y la inseguridad.
El trabajo genera solidaridad social, comunidades con su propia personalidad,
sentido del progreso e impulsos culturales fundamentales. La destrucción
del trabajo es disgregación, marginación, atomización social
e inseguridad y miedo.
Los otros dos factores de nuestra globalización pobre son la total apertura
comercial y, bajo el doble pretexto de la ineficiencia del estado y la necesidad
de realizar activos (para reducir la deuda y el déficit público)
la venta de las empresas de los estados nacionales. Esto también es absolutamente
"global".
Las antenas sensibles de la globalización rica perciben las enormes
tensiones que hoy se están creando en el mundo y están reaccionado
en cuatro direcciones diferentes:
Una aclaración necesaria: no estamos hablando de una conspiración,
ni de esa visión pueril de la historia que hace de sus actores personajes
de una mala obra de teatro. Estamos hablando de tendencias, de grandes movimientos
políticos, económicos, culturales e ideológicos y de sus
consecuencias éticas e históricas.
Los cuatro círculos del muro
Son cuatro los muros que separan ambas globalizaciones:
El muro del proteccionismo. Se proclama la globalización,
hermana carnal e inseparable de la liberalización del comercio y sin
embargo se gastan ¡ mil millones de dólares diarios ! si, trescientos
sesenta mil millones de dólares anuales en subsidios a la producción
de los países ricos. Dentro de la ciudadela rica, pueden competir entre
ellos, pero jamás, absolutamente jamás podrán competir,
crecer y desarrollarse nuestros países en estas condiciones, y sobre
todo con el modelo de la apertura inocente y sin limites de nuestros propios
mercados.
El circulo de la emigración. Condenados a mirar el desarrollo,
la prosperidad a través de los medios de comunicación como un
espejismo, enormes masas de seres humanos se ponen en movimiento. Previendo
estos procesos se está levantando en los bordes de la globalización
rica, enormes vallas de contención, no sólo legal, policial, sino
también ideológica. La xenofobia es su bandera. No es todavía
un fenómeno dominante, pero ha crecido exponencialmente en Europa.
Muchas veces la xenofobia como patología, sirve para justificar "políticas
serias y legalmente organizadas de control de la emigración". Vano e
injusto intento (1)
El muro de las finanzas. Todo esta regulado por la capacidad y necesidad
de atraer inversiones . Y los inversores han inventado sus perros guardianes.
No sólo las instituciones multilaterales de crédito, como el FMI
o el Banco Mundial donde al menos en minoría tenemos derecho a hablar,
sino a nivel privado, - donde sólo se escuchan sus propias voces - nos
referimos a las calificadoras de riesgo. Esos nuevos actores que en la globalización
rica se han comido sapos gigantescos como Enron y ahora como WorlCom y Xerox,
pero que son implacables al medir el riesgo país de la globalización
pobre. Y el riesgo país no es sólo ni principalmente un termómetro
que utiliza el mercurio de los indicadores económicos, no, además
incorpora factores tan subjetivos como los procesos electorales y sus candidatos.
Ver el Brasil en la actualidad.
Y si las calificadoras no alcanzan, siempre es posible recurrir a un financista
de asalto como George Soros, enriquecido hasta el hartazgo por la especulación
que dispara la munición mas gruesa.
Estamos encerrados en el muro de la deuda y sometidos a la morsa de una competencia
comercial desleal e injusta.
El muro de la insensibilidad. El total fracaso de la conferencia convocada
por la FAO en Roma sobre el hambre, los escasos recursos destinados a la cooperación
internacional, el inventario prolijo y poco productivo sobre la condición
de la infancia a nivel mundial realizado hace pocos meses en Nueva York, la
resignación creciente de las autoridades de los organismos internacionales,
la absoluta insolidaridad con la Argentina no son casualidades. Es una política,
que con matices y diferencias condena a la globalización pobre
al peor de los destinos.
No es este sólo un juicio moral, es en realidad el resultado del integralismo
de una concepción del mundo, donde se salvan sólo los fuertes,
los sanos y los puros.
La única verdad irrefutable de la globalización, es que para que
exista la globalización rica es necesaria la actual relación con
la globalización pobre, y el modelo se está agotando para todos.
Las torres antiterroristas.
Como todos las fortalezas que se precien, la de la globalización
rica está jalonada por fuertes torres. La inmensa mayoría
de la humanidad – como no podía ser de otra manera – condenó los
ataques terroristas del 11 de setiembre. Pero desde esa fecha hasta ahora, la
agenda del mundo entero tiene como punto obligado y a veces casi único
la lucha contra el terrorismo.
Y en la lucha contra el terrorismo se han levantado altas y tenebrosas torres
que amenazan cosas muy profundas y que le han costado a la humanidad mucho sacrificio
y mucho sufrimiento.
Este es también un favor que le debemos al fanatismo de los Bin Laden
y sus secuaces, pero no sólo a ellos. Los derechos civiles, la cultura
de la tolerancia, zonas de conflicto incandescente como el medio oriente, son
todas presas de la nueva histeria global.
Estas torres cuestan cifras impresionantes. Con el fin de la guerra fría
y el pasaje a la guerra contra el terrorismo los presupuestos militares y de
seguridad de la globalización rica no han cambiado, se siguen
devorando enormes riquezas que podrían destinarse al desarrollo, al cuidado
del medio ambiente, a atacar las pandemias nuevas y viejas, a combatir el hambre.
Estas torres del despilfarro en seguridad y sobre todo en armamento no son construidas
por maldad, ni siquiera por estupidez sino por razones económicas y políticas.
Michel Collon, nos dice: "Para la economía, es imposible imaginar
un sustituto de la guerra. Ninguna técnica es comparable, en términos
de eficacia, para mantener el control sobre el empleo, la producción
y el consumo. La guerra es y seguirá siendo con mucho un elemento esencial
para la estabilidad de las sociedades modernas. (El sector militar) constituye
el único sector importante para la economía global sujeto a un
control completo y discrecional de las autoridades gubernamentales. La guerra
y sólo la guerra, es capaz de resolver el problema de las existencias"
El Instituto Internacional de Investigaciones sobre la Paz (SIPRI) afirma
que en el año 2001 se gastaron 8.390.000.000.000 de dólares, es
decir 8,39 billones de dólares (Un billón=un millón de
millones) en armamentos y tecnología bélica.
Los muros y las torres además de hacer negocios deben estar bien protegidas.
El presidente Goerge W. Busch no pierde oportunidad de reclamarles a sus aliados
de Europa y Japón que eleven sus presupuestos militares y de seguridad.
Este fue uno de los temas centrales de la reunión del G-8 que se realizó
en Canadá en una aislada y cercada estación de sky. Todo un símbolo.
Un enorme hueco en el muro
La deuda externa esa si es global – global. La diferencia es como la afrontan
los diversos países. Estados Unidos tiene en la actualidad 2.2 billones
de dólares de deuda externa ( para que no haya confusión con el
ingles, estamos hablando de millones de millones). Casi la misma cantidad que
la deuda de todo los países del sur (2.5 billones). Trescientos millones
de norteamericanos deben lo mismo que 5.000 millones de habitantes de todos
los países subdesarrollados.
Cada norteamericano debe 7.333 dólares cada habitante del sur debe 500
dólares.
Con una pequeña diferencia, nuestros países pagan 300 mil millones
de dólares anuales por los servicios de su deuda externa y Estados Unidos,
paga 20 mil millones de dólares por una deuda casi igual. El déficit
diario de más de 2 mil millones en los Estados Unidos se cubre recurriendo
al mercado de capitales, y este se nutre en una proporción importante
de la fuga de capitales desde los países pobres.
La globalización pobre esta financiando a la globalización rica.
Así de simple.
Esta situación no puede eternizarse, está explotando por los cuatro
costados. Explota en el sistema financiero, en la economía, en las protesta
espontáneas, desesperadas u organizadas, en los foros y protestas mundiales,
en la amplitud de las reacciones dentro y fuera del propio sistema.
¿Hay alternativas?
Esta crisis creciente y sistémica puede avanzar hacia transformaciones
y cambios que pueden ser progresivos o no. No caigamos en nuevos determinismos,
todo depende la construcción conciente de los seres humanos.
El principal problema que afrontan las fuerzas del cambio, diversas y dispersas,
es que la estrategia desarrollada el siglo pasado ya no sirve y esto determinó
una profunda inseguridad y debilidad y una depresión anímica muy
grande.
Se confunde el agotamiento de una estrategia, con la inexorabilidad de un sistema.
La estrategia desarrollada por todo el arco político de la izquierda
se basaba en alcanzar el poder y de allí transformar el mundo, o el país
que era la dimensión nacional del sistema. Los diversos partidos socialistas,
socialdemócratas, comunistas, y de izquierda en general llegaron al poder,
es decir triunfaron y no transformaron el mundo. A la vista está.
Este ha sido el factor de desesperanza y desmovilización general, no
sólo en el plano político, sino intelectual y cultural.
Algo nuevo está naciendo, como lo definió Jesse Jackson, es la
"alianza del arco iris" una alianza no pactada de movimientos fundamentalmente
sociales, pero también políticos del sur y del norte, con un creciente
respaldo intelectual y con un profundo contenido antisistémico. Su elemento
más expresivo es Porto Alegre, pero no es el único. Su fuerza
esta en su diversidad y su flexibilidad asumidas explícitamente.
La batalla de este "arco iris" se libra en múltiples terrenos: en el
cultural-intelectual- ideológico enfrentando la ideología única
de la globalización. No se trata de construir la "otra" ideología"
única de la globalización pobre sino de exigir el rigor
y la valentía y la claridad intelectual para este debate y para construir
las alternativas. La globalización no se combate con el nacionalismo
y el repliegue hacia el pasado, sino con ideas globales, flexibles y abiertas
de progresos y transformación.
Se libra con la presencia y la movilización popular, sus expresiones
creativas, nuevas o tradicionales, asociadas a los problemas concretos y sufridos
en forma directa por la gente. No se puede construir nada sin dar respuesta
a las urgencias de un presente apremiante, que necesita de solidaridad, de fraternidad,
de compartir y convivir experiencias. La lucha por la casa, por el trabajo,
por la educación, por le defensa del medio ambiente, por la diversidad
cultural, por la salud, contra la violencia, por los derechos humanos, es parte
de ese arco iris de contenidos . La soledad es la primera gran derrota.
Es una batalla en la comunicación y la información utilizando
las nuevas tecnologías a nuestro alcance pero sobre un debate que comienza
a crecer sobre la democratización de la sociedad de la información.
La batalla electoral y política se integra en este proceso, hay que darla
con todos sus retos y sus exigencias. Pero el gran error es pensar que todo
puede resumirse y culminar en la batalla electoral. La alternativa de cambio
desde el gobierno forma parte de un proceso de cambios, desde la sociedad y
con la sociedad sin el cual estamos destinados a reproducir nuevas frustraciones
y derrotas.
En este tiempo de convulsiones es justo recordar la frase de Oscar Wilde "El
único deber que tenemos con la historia es reescribirla".
(*) Periodista. Coordinador de Bitácora. www.bitacora.com.uy
(1) "Porque no se puede permitir que sigan empobreciéndose todavía
más los países y las gentes más pobres del mundo -que reúnen
al 80% de la población de éste-, lo que constituye, además
de una vergüenza, uno de los mayores riesgos para la seguridad interior
y exterior de la Unión Europea. En efecto, no hay fuerza humana ni barrera
alguna que pueda detener la desesperación creciente de las inmensas capas
de población mundial sumidas en la ignorancia y en la miseria más
absolutas". Rosa Díez González, presidenta de la Delegación
Socialista Española en el Parlamento Europeo. Presidenta de la Comisión
de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.