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El destino de Euskal Herria como nación sólo lo deben decidir sus habitantes, dicen
Advierten 358 curas vascos sobre las graves consecuencias que
traería ilegalizar Batasuna
Se solidarizan con los obispos de Euskadi, a los que el gobierno calificó
de "inmorales"
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Maadrid, 1º de junio. Un grupo de 358 sacerdotes católicos del
País Vasco envió ayer una carta a la Conferencia Episcopal Española
(CEE) en respuesta a los "ataques que han recibido los obispos de la Comunidad
Au-tónoma Vasca", en la que advirtieron sobre las "consecuencias" que
traería a la región la futura ilegalización de Batasuna,
considerada el brazo político de ETA.
Una amplia mayoría de los curas vascos se solidarizó así
con los tres obispos a los que el gobierno español tachó de "inmorales",
y dijeron que Madrid ha creado un "entorno poderosamente hostil" en la re-gión,
sobre todo a raíz del trámite de la nueva ley de partidos políticos,
creada para desaparecer del escenario político a la coalición
de la izquierda separatista vasca Batasuna, la cual representa a 10 por ciento
del electorado vasco y defiende la ideología del grupo armado.
La acción de los obispos católicos motivó que el viernes
el presidente del gobierno español, el conservador José María
Aznar, presentara una queja formal ante el Vaticano para que llame a los prelados
"al orden".
El Vaticano anunció este sábado que "de momento" no piensa intervenir
en la polémica en respeto a la soberanía de las respectivas diócesis
de los obispos.
Los 358 sacerdotes vascos enviaron la misiva en la que manifiestan su coincidencia
con la postura de los obispos sobre las consecuencias futuras de la ley de partidos,
y exigieron el "cese de toda violencia", al tiempo que alertaron que la "conciencia
de pertenecer a un pueblo llamado Euskal Herria se va afirmando, desarrollando
y creciendo cada día a pesar de un entorno estatal poderosamente hostil".
Estos sacerdotes, según informó ayer Ra-dio Euskadi, reconocieron
además que "la realidad vasca como pueblo está atravesando una
serie de problemas como consecuencia de grandes oposiciones y dolorosos conflictos
políticos, sociales y culturales que demandan soluciones que superen
los enfrentamientos".
Agregaron los religiosos que por lo anterior demandan "el cese de la violencia"
y "el reconocimiento de los derechos individuales y colectivos sin excepción",
en alusión a uno de los reclamos históricos en la región,
la autodeterminación, uno de los orígenes del conflicto.
Además sostienen que "lo único que tiene legitimidad como valor
democrático para determinar el destino y configuración de Euskal
Herria como nación es la decisión libre y democrática de
sus miembros, lo antidemocrático es entorpecer o negar el ejercicio de
ese derecho fundamental de autoderminación que reclama la mayoría"
del pueblo vasco.
Mensaje a la CEE
Pero los sacerdotes también lanzaron un mensaje a la propia CEE, que
se deslindó de la postura de los obispos y además criticó
la intención de los prelados vascos que demandan una Iglesia vasca autónoma
y con administración propia.
El ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Piqué, calificó
la carta de los 358 sacerdotes como "inmoral y absolutamente contradictoria
con los valores de la Iglesia".
Más duro fue el dirigente del Partido Popular (derecha) vasco, Carlos
Iturgáiz, quien acusó a los sacerdotes vascos que estar a las
"órdenes de su amo Arzalluz", en alusión al presidente del moderado
Partido Nacionalista Vasco (PNV), en el gobierno regional, y de "apoyar a los
verdugos y no a las víctimas".
De su lado, el vocero de los socialistas, Jesús Caldera, criticó
la "ceguera" de los religiosos vascos ante una ley "debatida de forma democráctica".
La postura de las tres formaciones de la coalición del gobierno vasco,
el PNV, Eus-ko Alkartasuna e Izquierda Unida, fue radicalmente distinta, al
sostener que la Iglesia vasca mantiene una postura "realista y comprometida
con los diálogos para la paz", por lo que "aplauden" las "líneas
ge-nerales de la pastoral y asumimos el clima de incomunicación política
que denuncian los obispos, pero debemos señalar que es vergonzoso y una
aberración criminalizarla (a Batasuna), lo que refleja la mente
fascista de Aznar".
Arzalluz añadió que "a éstos (en referencia a Aznar y la
oposición socialista) les gustan los obispos como los de antes, que recibían
en palio al caudillo. Espero que no pretendan llevar bajo palio a Aznar ahora,
pero eso es lo que les gusta y en cuanto se salen del guión, ya veis
el lichamiento".
El dirigente vasco explicó que la solución del conflicto vendrá
de la distensión, el diálogo y la negociación, "independientemente
de que la policía tenga que actuar cada vez que maten a alguien o extorsionen
o atropellen a alguien".
El origen de este enfrentamiento es la carta pastoral "Preparar la paz", en
la que los obispos de Bilbao, Ricardo Blázquez; de San Sebastian, Juan
María Uriarte, y de Vitoria, Miguel José Azurmendi, se manifestaron
radicalmente en contra de las in-tenciones del gobierno y del principal partido
opositor, el Socialista Obrero Español, a la futura ilegalización
de Batasuna.
Esta declaración pública provocó un torbellino político
y severas críticas desde el gobierno del presidente Aznar, que los acusó
de favorecer la "impunidad" de Batasuna y dar cobertura a los violentos antes
que a las víctimas de las acciones terroristas de la organización.