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13 de junio del 2002
Victor F
A luchar por el Socialismo n.º 5
Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas del 21 de abril provocaron un auténtico terremoto político en Francia y en toda Europa. No en vano, Francia es el país que, desde la revolución de 1798, ha marcado las tendencias políticas europeas. Veamos qué ocurrió.
LA QUIEBRA DE LA Vª REPUBLICA Y SUS PARTIDOS
Mientras los partidos de la "mayoría presidencial" perdían 1,2 millones de votos y Chirac sacaba su peor puntuación, los partidos del gobierno de "la izquierda plural" se hundían. El PS de Jospin recibía un castigo brutal, al perder 2,5 millones de votos y quedar descabalgado de la segunda vuelta. El PCF perdía dos tercios de sus electores y quedaba, con el 3,37%, al borde de la extinción.
Paralelamente, aumentaba en más de 3 millones la abstención y los votos en blanco, llegando a los 13 millones, casi la tercera parte del electorado. Y emergían también los dos extremos: por un lado el fascista Le Pen que, con el 16,86%, pasaba a la segunda vuelta y, por otro, dos organizaciones que se reclaman del trotskismo, Lutte Ouvrière (LO) y LCR, con un incremento de 1,4 millones y un porcentaje global que supera el 10% (3 millones de sufragios).
Los partidos de la "izquierda plural" se lanzaron a degüello contra LO y LCR, culpándoles de forma indecente del ascenso de Le Pen. Pero fueron ellos y no fue Arlette Laguiller (la candidata de LO, a la que dimos nuestro apoyo) quienes gobernaron durante 5 años sometidos al capital y traicionando a las masas trabajadoras que los llevaron al gobierno.
Al pasar Le Pen a la segunda vuelta, todos los partidos del sistema, los de derechas de la "mayoría presidencial" y los del gobierno de la "izquierda plural", tocaron a rebato: había que "salvar a la República". Todos llamaron a apoyar al corrupto Chirac. Y haciendo piña con ellos, se unieron la gran patronal, la Iglesia, las direcciones sindicales, Bush y los gobiernos europeos.
A la "izquierda plural" esta campaña le servía para encubrir su pesada responsabilidad. Y a todos ellos para evitar el desmoronamiento de la Vª República, fácil de imaginar ante la perspectiva de un presidente elegido por una minoría de electores.
El verdadero problema no era derrotar electoralmente a Le Pen pues para ello no hacía alta ningún "frente republicano": la derecha presidencial se las bastaba sola. Lutte Ouvrière (LO) se mantuvo firme en su negativa a apoyar a Chirac. LCR, sin embargo, sucumbió ante la presión.
EL VOTO A LE PEN
Los analistas oficiales nos han vendido gato por liebre. Hablaron de un ascenso de la extrema derecha que en realidad no existió. No fue Le Pen el que subió sino Jospin el que se hundió. Si comparamos los resultados del 21 de abril de Le Pen y Mégret con los de Le Pen, Villiers y Cheminade en el 95, la extrema derecha pierde 630.000 votos. Y si vemos las ciudades obreras con alcaldía tradicional del PC, como St.Denis o Aubervilliers, tampoco hay subida de Le Pen.
No se trata, en absoluto, de restar importancia a la amenaza del fascismo. No fue casualidad que la juventud francesa saliera a la calle el mismo 21 de abril ni las enormes manifestaciones del 1º de Mayo. Le Pen representa la más negra reacción. Su "Frente Nacional" reúne a los católicos integristas, los nostálgicos de la Francia colonialista, los herederos del régimen de Vichy, los monárquicos legitimistas, los herederos de las ligas fascistas y a furibundos neoliberales. Su cruzada contra "la inseguridad" y su racismo rabioso contra los inmigrantes son la punta de lanza de un programa de guerra civil contra la clase trabajadora y la juventud.
Pero el fascismo no se combate apoyando a Chirac o en nombre del parlamentarismo burgués. El surgimiento del fascismo es precisamente consecuencia de la crisis del parlamentarismo, cuando ya no es capaz, ante la gravedad de la crisis, de canalizarla e integrarla. Es inútil vender las maravillas de "la democracia" a los que han perdido su trabajo o se han ido a la ruina. El fascismo se nutre justamente de sectores arruinados de las capas medias y de capas de trabajadores desesperados, desengañados de la "democracia" y de la izquierda institucional.
El fascismo se combate luchando para destruir las condiciones sociales que lo provocan: el desempleo que sirve de caldo de cultivo para la xenofobia; garantizando sueldos y pensiones decentes, viviendas adecuadas, una educación y una sanidad públicas dignas... Todo lo cual conduce al choque con los planes de los gobiernos neoliberales y con sus intentos de avanzar hacia un Estado policial. Lleva a cuestionar las bases mismas del capitalismo y de su régimen político, levantado para el dominio del capital.
SE ABRE UNA EPOCA DE GRANDES ENFRENTAMIENTOS
En el fondo de lo sucedido nos encontramos con un capitalismo aquejado de una crisis estructural tan profunda que, para salir de ella, necesita acabar con las conquistas históricas de los trabajadores, que se remontan al fin de la II guerra mundial. Necesita liquidar el "Estado del Bienestar".
Por eso hay cada vez menos margen para mejoras graduales y políticas reformistas. Por eso se ha hundido Jospin, arrastrando al PCF al abismo. Por eso ha quedado tocada la Vª República y se refuerzan los extremos fascista y revolucionario.
Los acontecimientos franceses inauguran una fase política nueva para Francia y para Europa. Una fase que está en sus inicios, que tendrá muchas curvas, avances y retrocesos y en cuyo curso será necesario levantar una nueva dirección revolucionaria que asegure la victoria socialista. Porque, al final ganará el socialismo o la barbarie fascista. No habrá soluciones intermedias.
DESASTRE HISTORICO DEL PARTIDO COMUNISTA
Recogemos las palabras de la corriente del PCF, "La Gauche Communiste", ante el desastre histórico del PCF, que obtiene su resultado más bajo desde su fundación en 1.920:
"Para nosotros el resultado de Robert Hue no es una sorpresa: los electores del PCF han sancionado la política llevada desde hace 5 años, política de participación activa en el gobierno de la izquierda plural que ha batido records de privatización , flexibilizado el trabajo con la ley Aubry, aplicado el plan Juppé contra la Seguridad Social, atacado el derecho a la instrucción, rechazado regularizar a los sin-papeles y participado en guerras imperialistas. Jean Claude Gayssot, ministro de Transportes, ha privatizado Aéroespatiale, colocado Air France en Bolsa (...) Durante 5 años la mayoría de diputados del PCF ha votado los presupuestos y permitido la adopción de numerosas leyes reaccionarias. Habiendo aplicado la política de Maastrich, la dirección del PCF ha traicionado a sus electores. Ha sido sancionado. Ha merecido esta sanción".