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Amenaza con condicionar su apoyo económico
La UE exigirá a países pobres "férreo control" en sus fronteras
Armando Tejeda
Madrid, 4 de junio. La Unión Europea (UE) está planteándose
incluir entre la batería de medidas que pretende aplicar para luchar
contra la migración "ilegal", una que significará un viraje radical
en sus políticas fronterizas: condicionar los recursos que destina a
financiar el desarrollo de países pobres -únicamente 0.33 por
ciento del PIB- a que éstos apliquen un férreo control en sus
fronteras para evitar que continúe la escalada migratoria a naciones
europeas.
De cara a la próxima cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE
en Sevilla, el presidente de turno de la unión y mandatario español
José María Aznar realiza en estos días una gira de preparación
del encuentro multilateral, en la que repite con insistencia que es momento
de que "se caigan todas las máscaras de hipocresía que hay en
la política europea ante el fenómeno de la inmigración",
por lo que apremió a los mandatarios alemán, holandés,
belga y finlandés a que apoyen las propuestas en esta materia.
Entre las medidas que pretende Aznar que se aprueben está el endurecimiento
de las políticas de asilo, la creación de una policía única
europea destinada a la lucha contra la migración, agilizar el proceso
de expulsión y condicionar los fondos de ayuda al desarrollo al "eficiente"
control fronterizo de los países pobres, sobre todo de los que proceden
los flujos migratorios más numerosos del continente: los del Magreb,
Africa subsahariana, los balcanes, Asia central y América Latina.
El presidente de la Comisión Europea, el italiano Romano Prodi, envió
una carta al presidente en turno para manifestarle su beneplácito para
que en la cumbre de Sevilla, del próximo 21 y 22 de junio, se "desarrollen
vínculos entre política de cooperación con países
terceros y la cooperación que éstos brindan a la UE en materia
de inmigración ilegal", que el propio Aznar pretende discutir con los
mandatarios.
Prodi sostiene que la ayuda que presta la UE debe utilizarse para "afrontar
las raíces de los frujos migratorios desestabilizadores", entre las que
cita "los confli
ctos, la pobreza y el mal gobierno".
Por su parte, Aznar dijo a los mandatarios europeos que Sevilla será
el escenario de una profunda reforma a la política de inmigración
y asilo, por lo que instó a que en las medidas a aprobar "se caigan todas
las máscaras de hipocresía que hay en la política europea,
ya que mirar hacia otro lado provoca más trastornos y perturbaciones
en las sociedades".
El líder derechista reiteró que Europa quiere "una inmigración
basada en flujos ordenados en la legalidad" y que como tal, la UE tiene "todo
el derecho a advertir a esos países que no cumplen realmente con sus
obligaciones que adoptará medidas en consecuencia".
El mandatario holandés, Wim Kok, tras escuchar las propuestas de Aznar
advirtió que Europa tampoco puede convertirse "en una fortaleza", y advirtió
que es necesario continuar con la política de asilo, si bien esta es
una visión minoritaria en el seno de la UE.
La Cámara de Diputados italiana aprobó este martes una nueva ley
de inmigración que restringe la entrada y estadía de inmigrantes,
y que además comprende la toma de huellas dactilares para los ciudadanos
no pertenecientes a la UE y quienes pueden convertirse en "delincuentes" de
reincidir en el ingreso ilegal al país, reportaron agencias de prensa.
La medida, que se hace eco de duras leyes aprobadas previamente por británicos
y daneses, fue aprobada por 270 votos de la mayoría de derecha contra
203 de la coalición opositora El Olivo y de Refundación Comunista.
Un texto que se da por hecho será avalado en definitiva por el Senado,
también dominado por el oficialismo.
La nueva ley Bossi-Fini (por el apellido de los líderes de la derecha
que la redactaron) fue criticada por la oposición de izquierda al calificarla
como un proyecto "injusto, racista, fascista, desagradable y avasallador, que
sólo creará un clima de temor y odio". Los comunistas calificaron
de "indigno" equiparar a los inmigrantes ilegales con criminales.
Se estima que 1.7 millones de extracomunitarios residen en forma ilegal en Italia,
una comunidad que equivale a 2.2 por ciento de la población.